miércoles, 16 de febrero de 2011

El voto oculto es socialista / Rafael M. Martos

La verdad es en el PP no pueden ocultar la euforia, por mucho que intentan contenerla. Se ven ganadores de todo, pero cuando uno habla con los que realmente analizan los datos de las encuestas, con quienes hacen prospección de futuribles, las cosas se ven con mucha menos alegría.
 
Estas personas -que las hay en todos los partidos- suelen manejar ciertas claves que a muchos se nos escapan y que son determinantes a la hora de inclinar la balanza del poder en un sentido o en otro. La principal clave ahora es que existe un voto oculto socialista que no es desdeñable, ni en la capital, ni en la provincia, ni en Andalucía ni en España.
 
Mientras hace diez o doce años ser afiliado del PP o simpatizar con él se llevaba con resignación, y ser votante se llevaba en secreto, hoy día las cosas han cambiado y sólo hablan bien del PSOE, se manifiestan como socialistas simpatizantes o militantes, aquellos que tienen ya el reconocimiento público de que lo son, pero no hay ningún particular que diga abiertamente que votará a Zapatero/Pepegriñán.
 
Pero haberlos haylos, como as meigas. Por eso ha ido cambiando el panorama de entonces a ahora.
Que la Diputación cambie de manos no es algo que esté ni mucho menos logrado. Que el PP le gane en votos al PSOE en Almería es más que posible, pero que eso conlleve un cambio en la actual composición de los escaños de diputados no es fácil. Lograr los diputados de Levante o del interior es harto complejo a pesar de la bandada de gaviotas que recorren esta provincia.
 
En caso de empate a diputados, y contando con que IU se mantenga... habrá que ver si apoya al PSOE aunque el PP tuviera más votos, o se abstendría para propiciar un presidente popular. Sólo la presencia de los andalucistas, que se antoja casi utópica, podría generar un juego distinto.
 
A nivel andaluz es donde más se puede acabar notando el voto oculto. La situación política andaluza es nauseabunda. La corrupción en sus mil formas corroe la Junta de Andalucía a la que se agarra un PSOE enemigo de sí mismo y enfrentado con todos.
 
El peso del clientelismo tendrá en estas elecciones mucho más peso que cualesquiera otras anteriores piensan los analistas del PP. Para ellos es ahora, justo cuando está a punto de pasar a la oposición el PSOE cuando se le pide a todos que estén a la orden, cuando además, aunque no se lo pidan, cada cual sabe que si se acaba el Régimen se acaba la teta... antes, sabían que aunque no votaran ellos, o no lo hicieran sus familias... iban a ganar. Ahora no, ahora todos como un sólo hombre. O mujer, claro.
 
Esa red no le ha dado tiempo a Zapatero a tejerla, y por eso sí es más probable que su batacazo sea sonado, pero sin olvidar un dato importante, y es que la última vez que ganó Felipe González, José María Aznar le llegó a sacar hasta quince puntos en las encuestas, y luego perdió en las urnas.
 
Es obvio que Zapatero no es González, pero también es verdad que González estaba acosado por la corrupción y los crímenes de Estado, y en esas circunstancias ganó dos veces. Y también es verdad que el tiempo que estuvo en el poder no es el mismo que lleva Zapatero, y que a él sí le dio tiempo a tener esa red de socorro mutuo socialista.
 
Si a eso le añadimos el control de los medios públicos  de comunicación y la mayoría de los privados, si le añadimos el uso descarado de la Fiscalía como vimos en las pasadas elecciones municipales, si sumamos el control de los medios financieros que obligan a algunos partidos como el PA o IU a no disponer prácticamente de un euro para campaña mientras al PSOE se le condonan deudas millonarias... pues la verdad, el PP tampoco lo tiene fácil. Además, eso, ya digo, lo saben ellos.

1 comentario:

  1. "El voto oculto del PSOE de Almería tiene su explicación en la falta de democracia interna que, sistemáticamente, practica el clan de Cuevas, a base de mantener un clientelismo servil y control de la militancia crítica, para permitir la perpetuación de la cúpula dirigente. Así se ha llegado a una situación de extremo envilecimiento".
    Cuando los políticos dejan de ser un instrumento, medio, herramienta, para convertirse en un fin, la hemos cagado. Se convierten en imprescindibles.

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