miércoles, 16 de noviembre de 2016

Un convenio no meditado / Ángel Tomás *

El pasado 14 de septiembre se votó en el Parlamento Europeo un acuerdo comercial entre la Unión Europea y la Comunidad de Estados de África del Sur, suscrito como consecuencia del voto a favor de la mayoría de los eurodiputados. Concretamente los españoles se pronunciaron de la siguiente forma: nueve a favor, nueve se abstuvieron y cuatro en contra, entre éstos últimos dos de la Región de Murcia.  El acuerdo daba libertad a Sudáfrica para exportar a la Unión Europea cítricos producidos en aquella desde principio de julio hasta el treinta de noviembre sin aranceles.

   El acuerdo de libertad, teniendo en cuenta la gran diferencia de costes, la eliminación de los aranceles y un control fitosanitario laxo de las importaciones de los cítricos sudafricanos en los puertos europeos, es claramente una práctica comercial internacional desleal, es un claro "dumping", cuya práctica está condenada por el derecho internacional, si bien, al ser consentida por el país receptor no le sea de aplicación. 

Sin embargo, firmar este convenio de libre comercio tan lesivo para los citricultores europeos, que además, sufren  una política fiscal mucho más alta, resulta incomprensible e inaceptable, como igualmente inaceptable es que los eurodiputados españoles, en su mayoría, hayan votado a favor de la entrada de naranjas y mandarinas sudafricanas a la UE con un perjuicio importante para nuestro PIB.

   El sector no comprende la postura de los eurodiputados españoles, que antes de la votación de tal disparate le hicieron saber por escrito, (Asaja, Coag, Upa, el Comité de Gestión de Cítricos de Valencia y otras cooperativas), las graves consecuencias para los productores españoles. El Comité de Gestión  de Cítricos de Valencia (CGC) ha denunciado en diversas ocasiones la amenaza de contagio por plagas devastadoras y su falta de control fitosanitario en los puertos.

    Según el contenido del acuerdo entre Sudáfrica y la UE, a los primeros se les faculta para situar sus agrios en los mercados europeos hasta el 30 de noviembre sin aranceles, quedando el plazo hábil desde primero de julio e ininterrumpidamente durante cinco meses. España comienza su campaña de comercialización desde mediados de septiembre hasta mediados de abril. Es fácil de  comprender que antes del 30 de noviembre si se importa más mercancía de la que absorbe el mercado de consumo, el exceso se conserva en cámaras frigoríficas para que una vez dentro de Europa se comercialice hasta Navidad, convirtiendo la campaña de primera temporada europea y española en ruinosa, especialmente para los citricultores españoles.

    Si a lo expuesto añadimos que la fruta que se importa para zumos en Europa es libre y entra por los puertos de Inglaterra y Holanda, como se viene haciendo con absoluta ausencia de control, una vez dentro se comercializan como buenas en toda Europa. Debemos destacar, aún más grave, que los dos países mencionados no son  productores sino comercializadores y en sus puertos los controles fitosanitarios son muy laxos (en España el cuerpo de inspectores cualificados en plagas de cítricos supervisan con absoluta profesionalidad).

  Los dos países mencionados acaparan hoy el 74% de las importaciones procedentes de Sudáfrica, distribuyéndolas posteriormente en toda la UE. La CGA ha advertido de otras entradas "satélites", destinadas casi exclusivamente al mercado español, como es el caso de Portugal, que en 2015 ya alcanzó unas importaciones citrícolas de cincuenta y nueve mil toneladas, que satisfacen en verano la demanda española, y que son susceptibles de expandir enfermedades de cuarentena en sus envíos, como la "Mancha Negra" (CBS), (un hongo que deteriora la piel de la fruta hasta hacer inviable su venta) y la "Criptolebia Leucotreta", (una polilla que destroza el cítrico desde la pulpa), todas desconocidas en el Mediterráneo y que pueden infectar y echar a perder nuestros vergeles, según informes confirmados por la "European Food Safety Authority EFSA" ante su presencia masiva en 2006, o incluso el propio "Citrus Greening" en su versión africana o su insecto vector, que es la enfermedad citrícola más destructiva del planeta. 

La estrategia adoptada por los exportadores sudafricanos al viejo continente es que, con independencia de la competencia desleal y el objetivo de atraer inversores, utilizan los puertos permisivos de Holanda, Reino Unido y Portugal por el endurecimiento de los protocolos sanitarios en los puertos más cercanos, los españoles. Es de la máxima urgencia que Bruselas establezca un estricto control fitosanitario en todos los puertos de acceso al mercado europeo.

   ESTUDIO COMPARATIVO DE COSTOS

   Un estudio comparativo  de costos medios de producción a partir de los indicadores de precios y salarios pagados por los agricultores, en base de los producidos en 2015, y obtenidos tanto en España, "entre empresarios de Andalucía en donde las fincas son de más extensión que las de las C.A. de Valencia y Murcia, por la falta de agua en el Levante y sureste ibérico", como de los facilitados por empresarios sudafricanos, que al amparo de bajos sueldos y políticas fiscales "ligth" o livianas, son altamente competitivos y utilizados, también, por los estados del Cono Sur con el fin de captar inversiones del exterior. Este estudio comparativo ayudará a adoptar decisiones de normalización equilibrada imprescindibles para un convenio bilateral internacional justo.

    Para ello, se ha elegido como producto base solo la mandarina y la naranja. La ínterprofesional del limón y pomelo, Ailimpo, que ha suscrito la denuncia de los citricultores, deja bien claro que  los limones y pomelos no están afectados porque lograron que "quedaran fuera del acuerdo ", puntualizó su director general.

    Considerando los costes directos e indirectos medios, incluidos insumos y mano de obra (€/ha), más los de recolección, un kilo de mandarina española puesto en Rotterdam, es un 26,25% mas caro que uno sudafricano puesto en el mismo puerto, incluso mayores en determinadas coyunturas.

  Como consecuencia de todo lo expuesto se deduce, que la citricultura europea y la española en particular, en el periodo de septiembre a diciembre,  no sólo estará amenazada de enfermedades irreversibles, sino que se acercará a un resultado ruinoso para el agricultor, lesivo para el PIB y el el Patrimonio Nacional, como también socialmente para los trabajos de campo en la CA de Andalucía, en la CA de Murcia y en la CA Valenciana.

    Se impone un estudio económico, político y sanitario imprescindible para que el tratado no sea lesivo, no solo para España sino para toda Comunidad Europea, y que haga posible un convenio  con equilibrio bilateral, no conseguido en la primera redacción.


(*) Economista y empresario