domingo, 3 de enero de 2016

El presidente Bouteflika prepara la Transición / Antonio Sánchez-Gijón *

El presidente de Argelia, Abdelaziz Bouteflika, emitió el pasado día 28 un comunicado queanunciaba un anteproyecto de Constitución que permitiría la formación de una democracia pluralista y la aparición de una oposición política fuerte. El anteproyecto se propone preparar la sucesión a un periodo de cuatro mandatos sucesivos de Bouteflika, de cinco años cada uno. El presidente llevaba muchos meses sin mostrarse en público debido a una larga enfermedad, aunque la última prueba de su actividad pública es la foto del consejo presidencial que anunciaba las reformas.

El por­tavoz ofi­cioso del equipo pre­si­den­cial y se­cre­tario ge­neral del FLN, Amar Saadani, acaba de ase­gu­rar, según el diario “Liberté” (30 de di­ciem­bre), que “la opo­si­ción será la pri­mera en sor­pren­derse por las dis­po­si­ciones de la nueva Constitución… y en­con­trará en ella me­didas en su fa­vor, mucho más pro­fundas e im­por­tantes que las que había de­man­dado. Sus pre­rro­ga­tivas se verán au­men­ta­das”.

Se abre, pues, un pe­riodo de cam­bios po­lí­ticos im­por­tan­tes, sin que se sepa, de­bido a la poca trans­pa­rencia del ré­gi­men, si obe­decen a una aper­tura de­mo­cra­ti­za­dora o bien a una nueva ‘química’ en la com­po­si­ción de las fuerzas po­lí­ti­cas, que ase­gure la es­ta­bi­lidad des­pués de la su­ce­sión. En todo caso, el an­te­pro­yecto no men­ciona la ne­ce­sidad de que la Cons­ti­tu­ción sea apro­bada en re­fe­réndum po­pu­lar, lo que es cri­ti­cado por la opo­si­ción.

Otra in­cer­ti­dumbre es si la re­forma su­pondrá una co­rrec­ción del ca­rácter fuer­te­mente pre­si­den­cia­lista del ré­gi­men, el cual, de todas for­mas, ha ga­ran­ti­zado la per­ma­nencia en el po­der, desde la in­de­pen­dencia en 1962, de las élites del Frente de Liberación Nacional (FLN) y sus mo­dernos aso­cia­dos.

Hay ru­mores de que las riendas del poder están en manos de Saïd Bouteflika, her­mano del pre­si­dente, con el apoyo de per­so­najes y sec­tores im­por­tantes del ré­gi­men. Las nuevas me­didas han sido pre­sen­tadas por los por­ta­voces de la pre­si­dencia como medio de ase­gurar una tran­si­ción pa­cí­fica para el mo­mento en que el pre­si­dente cese en su man­dato, lo que no su­ce­derá hasta 2019. Bouteflika tiene 78 años.

El pro­grama de re­formas había sido anun­ciado en 2011, aunque Bouteflika no quiso o no pudo lle­varlo muy le­jos, y desde en­tonces Argelia ha vi­vido una so­te­rrada ‘guerra pa­cí­fica’ entre las di­versas fac­ciones del ré­gi­men, y de éstos contra los grupos que desean la de­mo­cra­ti­za­ción.

La pre­pa­ra­ción de las re­formas fue en­co­men­dada en junio de 2014 a un an­tiguo primer mi­nis­tro, Ahmed Ouyahia, que en­tonces asumió la se­cre­taría ge­neral del par­tido Unión Nacional por la Democracia, una de las dos fuerzas en que se apoya el ré­gi­men. El otro so­porte, el his­tó­rico Frente de Liberación Nacional, ha dado al­gunas mues­tras de in­sa­tis­fac­ción con el modo de go­bernar del en­torno del pre­si­dente. Sin em­bargo, la es­ta­bi­lidad po­lí­tica pa­rece estar ase­gu­rada, al menos en lo re­fe­rente a las re­la­ciones entre esos dos par­tidos ofi­cia­lis­tas.

El ejér­cito, clave para ase­gurar la es­ta­bi­lidad y la paz so­cial, fue puesto en junio pa­sado bajo el mando del ge­neral Gaid Salah. Un alto cargo que podía su­poner una in­cóg­nita sobre los planes de su­ce­sión era el jefe del Departamento de Inteligencia y Seguridad. Esta ins­ti­tu­ción se halla bajo el con­trol de los mi­li­ta­res, y hasta hace poco la di­rigía el ‘invisible’ ge­neral Mohamed Mediene (25 años al man­do), co­no­cido como Toufik. Mediene fue des­ti­tuido el pa­sado no­viem­bre, junto con tres ge­ne­rales de este ser­vicio que fueron en­car­ce­la­dos, y una ex­tensa lista de altos jefes que fueron des­pe­didos del ser­vi­cio. En el lugar de Mediene ha sido de­sig­nado Athmane Tartag, quien ha que­rido in­dicar ‘cambio’ con su apa­ri­ción en pú­blico.

Mediene, sin em­bargo, se lleva en su his­to­rial de ser­vicio el hecho de haber con­du­cido la guerra contra la in­sur­gencia yiha­dista, que en Argelia co­menzó a prin­ci­pios de los años 90 del siglo pa­sado. Otro ser­vicio de Mediene al ré­gimen fue, iró­ni­ca­mente, dar apoyo a la cuarta re­elec­ción de Bouteflika.

La tran­si­ción se abre en el mo­mento menos pro­picio para man­tener la paz so­cial, fuer­te­mente de­pen­diente de los in­gresos del Es­tado. La prin­cipal ac­ti­vidad eco­nó­mica gira en torno a las ma­te­rias primas de la ener­gía, entre las que el pe­tróleo sufre desde hace más de un año una fuerte caída de pre­cios.

Sin em­bargo, todos los planes de su­ce­sión pa­cí­fica penden de un hilo en tanto la eco­nomía siga pen­diente de la co­ti­za­ción de los hi­dro­car­bu­ros. El pa­sado día 10, la pre­si­denta del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, ad­virtió en Doha, Qatar, a los países pe­tro­leros que de­bían dar nuevos fun­da­mentos a sus eco­no­mías, pues la baja del precio del pe­tróleo va a durar bas­tante.

¿Está el país pre­pa­rado para un des­censo drás­tico de los in­gresos pe­tro­le­ros? Este des­censo se es­tima, para los diez pri­meros meses de 2015, en $11.000 mi­llo­nes, o un 40% menos que en el mismo pe­riodo de 2014, cuando hubo un ex­ce­dente de la ba­lanza ex­te­rior ar­ge­lina de $4.000 mi­llo­nes. Lagarde tam­bién men­cionó que el precio del pe­tró­leo, ne­ce­sario para que Argelia equi­li­brase el pre­su­puesto, es­taba por en­cima de $110/barril.

Parece claro, pues, que la eco­nomía ar­ge­lina ne­ce­sita una rá­pida re­es­truc­tu­ra­ción y di­ver­si­fi­ca­ción. A ello se oponen in­efi­ca­cias ad­mi­nis­tra­tivas y la re­sis­tencia de los in­tereses crea­dos, pero sobre todo una po­lí­tica so­cial tí­pi­ca­mente so­cia­lista “a la ve­ne­zo­la­na”, con el precio de la ga­so­lina a €0,22 litro y un pro­grama ma­sivo de vi­viendas so­ciales (300.000 ac­tual­mente en cons­truc­ción). La vi­vienda sub­ven­cio­nada ha sido una de las claves para la es­ta­bi­lidad del ré­gi­men. Al prin­cipio del siglo XXI el dé­ficit de vi­viendas se es­ti­maba en tres mi­llo­nes, y hoy pa­rece se ha re­du­cido a 450.000.

Un éxito sin duda con­si­de­rable ha sido la pa­ci­fi­ca­ción del país, y la in­tro­duc­ción de los par­tidos is­la­mistas en el juego po­lí­ti­co.. El pa­sado 8 de di­ciembre el jefe del brazo mi­litar del lla­mado Frente Islámico de Salvación (FIS), Madani Mezrag, de­claró que ya era hora de que los is­la­mistas re­gre­saran a la vida po­lí­tica. A ello ha­bían sido in­vi­tados por el pre­si­dente Bouteflika nada menos que en 2005, con un pacto por la Paz y la Reconciliación.

Argelia es, junto con Marruecos y Túnez, un bas­tión de es­ta­bi­lidad entre el Mediterráneo y el Sáhara. Se halla ame­na­zada desde dos flan­cos: el yiha­dismo ins­ta­lado en Libia y los mo­vi­mientos de is­la­mismo ex­tre­mista ins­ta­lados en Mali, Níger, etc., desde los que opera oca­sio­nal­mente contra in­tereses ar­ge­linos me­diante actos de te­rro­rismo.

Argel tiene una po­lí­tica ex­te­rior con­traria a cual­quier in­ter­ven­ción de una po­tencia ex­terna (europea, en con­creto) que no cuente con su ‘venia’, si quiere operar cerca de los con­fines te­rri­to­riales del país. Esta po­lí­tica no ha im­pe­dido la in­ter­ven­ción eu­ropea en ese en­torno, como ates­ti­guan, por lo me­nos, los casos de Mali y Níger.

Argelia, junto con la des­es­ta­bi­li­zada Libia y el ame­na­zado Túnez, es una de las claves para en­tender la se­gu­ridad eu­ropea y la del norte de África, por sólo men­cionar el en­torno que di­rec­ta­mente toca a in­tereses es­paño­les. Más allá, claro está, del Reino de Marruecos.

(*) Periodista