jueves, 29 de noviembre de 2012

La recesión multiplica las deudas de empresas y familias con las CCAA

MADRID.- Lo  ‘normal’ es que las administraciones territoriales -comunidades y ayuntamientos- tarden mucho en pagar a sus proveedores. Pero lo que realmente es novedoso es que sean las familias y las empresas quienes acumulen cuantiosas deudas con la Administración. Y eso es, exactamente, lo que está sucediendo en la actualidad. Sin duda, por el deterioro de la renta disponible de los agentes económicos derivada de la recesión, dice hoy 'El Confidencial'.

Según los datos remitidos por los 17 gobiernos regionales a Hacienda, los derechos pendientes de cobro -lo que el sector privado debe a las haciendas autonómicas- han aumentado durante los primeros nueve meses de este año en 5.875 millones de euros. De esta cantidad, el 45% tiene que ver con retrasos en el pago de impuestos, y el resto procede de conceptos no estrictamente tributarios. 

Esta cifra, sin embargo, hay que minorarla debido a que las haciendas autonómicas han logrado recuperar 1.893 millones procedentes de ejercicios anteriores. En todo caso, las deudas rozan los 3.100 millones de euros. Andalucía es, con diferencia, la comunidad que cuenta con mayores dificultades para cobrar. La deuda de los andaluces con la Junta ha crecido en 1.275 millones de euros en lo que va de año, y a continuación se encuentra País Vasco (966 millones). Tan sólo en Canarias y La Rioja ha bajado algo, pero de forma irrelevante. En los dos casos por debajo de los 25 millones. 

Esta cantidad contrasta con la evolución de lo que adeudan las comunidades autónomas a sus proveedores, que está bajando de forma relevante. En concreto, y según Hacienda, las obligaciones pendientes de pago -lo que debe el sector público al privado- ha descendido en 5.816 millones hasta septiembre. En este caso, la variación tiene que ver con el Plan de pago a proveedores puesto en marcha por el Gobierno, que ha supuesto un antes y un después. 

Las mejores regiones

Los datos aparecen en la ejecución mensual presupuestaria remitida por los gobiernos regionales a Hacienda, y ponen de manifiesto que tres comunidades -Castilla-La Mancha, Cataluña y Madrid- llevan el peso del proceso de puesta al día de sus pagos a proveedores. En los dos primeros casos, por encima de los 1.540 millones de euros, y en el tercero 1.237 millones. Por el contrario, y según Hacienda, las obligaciones pendientes de pago han crecido a lo largo de 2012 en tres regiones: Comunidad Valenciana (620 millones); Castilla y León (203 millones) y Murcia (111 millones), que han visto aumentar sus deudas pese al plan de pago a proveedores.

La información de Hacienda  es relevante porque supone la foto más actual -la información se hace pública de forma trimestral- sobre la liquidez de las comunidades autónomas, y revela que las obligaciones pendientes de pago de los gobiernos regionales asciende a 30 de septiembre a 12.988 millones de euros. La cantidad, como se ha dicho, representa un fuerte descenso respecto  a años anteriores gracias al plan de pago a proveedores.

El gran cambio estructural de la economía mundial / Ángel Tomás *

Ya se va tomado conciencia de que el actual sistema estructural de la economía mundial no tiene futuro. Es de una claridad meridiana que se va desintegrando de manera progresiva y creciente y que surgirá uno nuevo, que en nada se parecerá al que soportamos, destructor de un libre mercado que todos los políticos presumen defender maquillando la realidad y manejando un populismo vergonzoso y adormecedor, concediendo derechos individuales y colectivos que disimulan la pérdida de la libertad humana; cuando la triste realidad es que la única pretensión es conservar en su mano una política económica dirigista, que permita seguir ganando elecciones.

Durante demasiados años, en gran parte de los países más avanzados, se está soportando una mayoría de políticos y tecnócratas mediocres, oscuros y sin visión de futuro, que careciendo de la experiencia y conocimientos necesarios legislan compulsivamente, especialmente en España, haciendo un ordenamiento jurídico desenfrenado y de entramado complejísimo, que incapacita su aplicación y permite manejar la justicia restándole independencia; el peor servicio que puede hacerse a la democracia.

Una gestión política carente de eficacia, obsesionada con mantener sus posiciones personales, junto a unos mercados financieros que solo persiguen el lucro a toda costa, y sin que nadie sepa quién lo dirige o asume la responsabilidad; son los culpables del desastre económico mundial en que nos encontramos. Será necesario mucho tiempo para que una nueva estructura económica supere los desequilibrios provocados por tan pésima dirección y volvamos a un crecimiento discreto sostenido.

Los grandes errores cometidos han sido: 1. No respetar unos presupuestos equilibrados, gastando sin freno y despilfarrando en obras gigantescas, muchas de ellas no rentables, sin que los impuestos hicieran posible su cobertura; resultado, un endeudamiento insoportable, a un costo inasumible. 2. Una economía basada en sectores fáciles de impulsar, como la construcción, que superó varias veces la demanda despreciando la industrialización y la agricultura. 3. Un descontrol del sistema bancario con la concesión de créditos indiscriminados carentes de garantía, que ha desembocado en balances catastróficos, y soportando una morosidad creciente, que está obligando a inyectarles la tesorería perdida para hacer posible el crédito, si bien la posición de familias y empresas, endeudadas y en crisis también, lo dificulten. 4. La supresión o deterioro de los sistemas de supervisión tradicionales y de excelente resultado: los interventores y contadores de la Hacienda Pública. Se ha pasado al control político del Banco de España, del Tribunal de Cuentas y de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, lo que ha permitido el manejo del Tesoro Público y permitir, en determinados casos, operaciones de dudosa moralidad.

Nos encontramos en España y en otros muchos países, con unas actividades económicas casi paralizadas, unos sistemas de financiación carentes de fondos y con un endeudamiento con la banca exterior, que costará años retornar. La crisis bancaria ha provocado la desaparición de las cuarenta y seis cajas existentes, la crisis de algunos bancos y la nacionalización de Bankia, CatalunyaCaixa, Novagalicia y del Banco Valencia, los mayores participes que financiaron la irresponsable burbuja de la construcción.

Para que se produzca el cambio estructural mundial, que se autoimpondrá, como ha ocurrido históricamente tras las grandes crisis (recordemos la gran depresión de los años treinta), es necesario y urgente liberar a la economía, rehén de los dirigentes políticos. Es sabido que quien proporciona crecimiento y riqueza es la economía real, única capaz de asimilar el cambio por su experiencia, imaginación y trabajo, cualidades de las que generalmente carecen los dirigentes políticos.

Una renovada clase política debería concentrar la atención y los recursos en la reactivación económica, en vigilar el cumplimiento de los presupuestos, en rehabilitar los sistemas de control y supervisión restituyendo su autonomía, en revitalizar la firmeza e independencia de la justicia, y en dotar de recursos a la investigación y a la ciencia para poder ser competitivos y no perder el tren del futuro, de lo contrario seguiremos en regresión y saldremos de las instituciones económicas internacionales a las que tanto esfuerzo nos costó entrar.

El poco capital político de alta calidad con el que contamos, debe hacernos reaccionar buscando líderes auténticos, con sabiduría y experiencia probada, y unirnos todos a ellos para conseguir una economía limpia y en crecimiento sostenido. Solo así podremos asimilar e integrarnos al cambio profundo de estructura que irremediablemente va a producirse y que novará la decadente y dictatorial política económica que nos oprime.

(*) Economista y empresario

La esencia almeriense de Diego Domínguez / Paco Poveda

Conocí a Diego Domínguez en julio de 1972 al aparecer yo con 19 años para hacer prácticas en 'La Voz de Almería'. Formaba parte de un elenco de redactores autodidactas, o casi, y muy almerienses; recuerdo especialmente de entonces a Román, Alberti, Soriano, Falces, Carreño, Iglesias, Cirre... Para mí, todos un grupo de sabios interesados en ayudarme en mis primeras prácticas como futuro periodista universitario. 

En contraposición al viejo redactor-jefe Soriano, demasiado cartesiano aunque con un par de cojones a los 80 años que tenía, como el director falangista Pepe Cirre, Diego me parecía el más intelectual e idealista con alma, además, de artista. Un hombre de paz, que allí encontró su hueco vital y era, sin duda, felíz con su suerte.

La imagen que me quedó siempre era, pues, la de un hombre dulce, sin prisa puntual -algo muy raro en las redacciones de aquella época del sacrosanto cierre- y muy didáctico a su manera. Lo cierto es que se desvivía conmigo, incluso sin pedirle yo ayuda. En aquellas tardes de verano sin aire acondicionado, que suplía la corriente de dos grandes ventanales abiertos a levante por la rambla, mantener una conversación con Diego era placentero por lo sencillo y, a la vez, profundo de su exposición. 

Es de los mejores y más formativos recuerdos que me llevé de mis 90 días de paso por aquella redacción. Si alguien hizo de padre conmigo ese verano, ese fué él sin desmerecer, en absoluto, a Román, Falces y, por supuesto, Luisito Sánchez Alberti y Enrique Carreño, ya que todos se desvivieron conmigo, Mullor padre incluido desde la distancia de su estudio fotográfico a pocas calles de la de cardenal Segura.

Pero Domínguez se quedó fijado en mi mente como un séneca a la almeriense y la esencia de ser eso mismo. De Zurgena, nada menos, hacía gala de ello y recordaba lo joven que apareció también él por 'La Voz de Almería' como chico para todo, hasta que alguien descubrió que su talento artístico podía ir más allá en el periodismo y en 1972 era cronista municipal y se enteraba de todo aunque él mismo, por las circunstancias políticas de la época, lo utilizase mucho más para contextualizar que para tirarse al monte por sistema. 

De tonto, ni un pelo según demostraba a diario con la exposición de la actualidad local que detectaba y comentaba con algunos de nosotros, entre ellos Miguel Ángel Urquiza, mi compañero de prácticas y tan joven como yo.

Quien en Periodismo no aprende de maestros como éstos no alcanza nunca la excelencia profesional. Después de aquel, para mí, idealizado verano del 72 he conocido otros maestros en Murcia, Alicante, Valencia y Madrid, a los que debo también lo que profesionalmente he llegado a ser. Pero reconozco que los de mi primera inmersión en el periodismo práctico dejaron una huella más profunda en mi subconsciente profesional y en mi corazón agradecido a su pedagogía impagable; Diego Domínguez de forma muy destacada aunque no iba de nada por su humildad innata. 

Porque lo confieso aquí y ahora: en esa redacción tan amable de aquella 'La Voz de Almería', es en la que más a gusto me he sentido de todas las que he tenido que integrar durante mis 40 años de profesión. Desde aquel año he vuelto a Almería todos los demás de mi vida sin faltar ni uno y, casi siempre, en agosto para recordar con mis hijos (ninguno periodista para mi desgracia, que no la suya) en 'Casa Puga' que, gracias a gentes como aquellas, digo siempre con absoluta sinceridad de otros sitios en los que viví: "Sería perfecto si, además, estuviese lleno de almerienses" . 

Seguramente Diego Domínguez tenga mucho que ver con eso por su esencia del ser almeriense. Y en mi opción de pertenecer ahora a la Asociación de la Prensa de Almería, después de haber sido directivo en otras hermanas, a pocos años de mi jubilación y para terminar voluntariamente por donde comencé en el oficio que elegí para vivir, exactamente igual que él.

Gracias, muchas gracias, amigo, maestro y hasta siempre allá donde estés.

Diego Dominguez / José Manuel Bretones

Nada más arrancar esta tarde el correo electrónico, saltó la triste noticia de la muerte del histórico periodista almeriense Diego Domínguez Herrero, a los 91 años. Por cuestiones de edad no tuve la fortuna de trabajar junto a él en la misma redacción; Diego se jubiló en noviembre de 1983, cuando yo apenas llevaba un año en esta bendita profesión. 

No obstante, sí compartí con él muchos ratos de conversación, avalados al principio por la amistad que tenía con mi padre y, más tarde, por la complicidad de una misma vocación. Hablamos mucho, sobre todo en los meses previos a la publicación de mi libro sobre el 70º aniversario de la fundación de la Asociación de la Prensa, allá en el año 2001. 

Diego era un pozo de sabiduría local; conocía el carácter y los personajes de la provincia desde todos sus matices, por la versatilidad de su arte en escribir y en pintar. Él observó con perspicacia gran parte del siglo XX almeriense y lo plasmó en sus textos y en sus lienzos. Porque gracias al dibujo lo fichó “Yugo”, con apenas veinte años, de auxiliar de redacción y ganando 500 pesetas mensuales, del año 1942. 

Él, cuando evocaba aquellos años para contar anécdotas e historias para el libro, los refería como unos tiempos duros en lo laboral y social pero plenos en lo profesional. Domínguez, como todo periodista que se precie, evocaba las grandes fechas históricas de la provincia mediante su vinculación a otras de tipo personal, como la inmensa alegría por el nacimiento de sus dos primeros hijos Diego –DEP- y Manuel y la tremenda tristeza de la sociedad almeriense por la muerte de Celia Viñas, en 1954; o cómo su jubilación tuvo lugar el mismo día de la inauguración del Hospital Torrecárdenas, por el ministro Ernest Lluch.

Hoy el periodismo sufre una crisis de identidad y de precariedad, pero en la época de Domínguez en el “Yugo” los sueldos también eran escasos, las horas de redacción larguísimas y las necesidades primarias apremiaban, más que ahora. Todos desempeñaban su trabajo en una redacción minúscula que, al mismo tiempo, era la que integraba la diminuta pero activa Asociación de la Prensa de Almería. 

Cerca de cuarenta referencias a Diego Domínguez incluí en aquel volumen histórico sobre el periodismo en Almería, pero habría hecho falta otro libro –además del suyo "Pinceladas de una historia", editado en 2008- para recoger todo aquello que vio y vivió Diego Domínguez en la Almería de los años cuarenta, cincuenta, sesenta setenta, ochenta, noventa… 

A aquella generación de periodistas vocacionales de postguerra que integraron, junto con Diego Domínguez, Manuel Falces, José Antonio Caparrós, Manuel Soriano, José Valles, Manolo Román o Juan Martínez Martín la provincia les debe un recuerdo más cálido y entrañable. Gracias a ellos, miles de ciudadanos tuvieron acceso a un periódico provincial que, limitado por la escasez de recursos y la tijera de la censura, permitía a Almería estar conectada al mundo y a su propia realidad.

Hoy Diego Domínguez Herrero ha muerto y con él se marcha un trozo de la historia de Almería y del periodismo provincial. Descansa en paz.
 

Muere Diego Domínguez Herrero, el maestro de periodistas almeriense

ALMERÍA.- Diego Dominguez Herrero, socio vitalicio y uno de los decanos de la Asociación de Periodistas – Asociación de la Prensa de Almería (AP-APAL), ha fallecido la pasada tarde en Almería a la edad de 91 años. La AP-APAL pierde así a su socio nº. 2 y a uno de los profesionales de la información que han dignificado el periodismo en esta provincia, profesión que ejerció durante cuatro décadas como redactor de "La Voz de Almería".

El periodista nació en Zurgena (Almería) el 16 de agosto de 1921. Se incorporó a la plantilla de la redacción del periódico "Yugo" el 1 de marzo de 1942, con la categoría profesional de auxiliar de primera, ejerciendo las funciones de dibujante y responsable del archivo gráfico del diario. Alcanzó la categoría de redactor literario en 1961. Además de redactor de "La Voz de Almería" lo fue de "La Hoja del Lunes de Almería", que editó la Asociación de la Prensa, en sus dos épocas, la última en los años 70.

Domínguez Herrero, tras cuatro décadas consagradas al periodismo como dibujante y redactor literario, fundamentalmente en temas municipales, militares, de sucesos y de arte, pudo dedicarse a su otra gran pasión, la pintura. Como pintor desarrolló también una intensa actividad, sobre todo una vez alcanzada la jubilación, a principio de los años 80. Sus obras, muchas de ellas extraordinarios retratos, pueden verse en instituciones almerienses. Precisamente en 2008 expuso en la sala de la Caja General de Granada, en una muestra homenaje a su hijo fallecido, Diego Domínguez Velázquez.

En junio de 2008, nos sorprendió con la publicación de un libro conteniendo sus memorias, con el título "Pinceladas de una historia". En aquella ocasión, muy cerca de cumplir 87 años, nuestro compañero Diego Domínguez recogió el reto que le lanzó una de sus hijas y se puso manos a la obra. El resultado fueron 320 páginas llenas de sentimiento y emotividad.

"Pinceladas de una historia" es un relato de recuerdos, vivencias y acontecimientos en la vida de Domínguez. Desde su niñez y su juventud en Zurgena, hasta su venida a la capital donde definitivamente montó su residencia, sin dejar nunca su condición de zurgenero. Abunda en todas las etapas de sus ya sopresados años, teniendo un emocionado recuerdo para su hijo primogenito, Diego, fallecido en 1982.

El propio Domínguez en el epílogo del libro escribía: "Sé que esta dedicación a recordar vivencias y sensaciones experimentadas a lo largo de más de ochenta años, no concreta un relato extraordinario, de ameno o interesante contenido, pero podéis estar plenamente convencidos de que, para mí, ha sido como volver a momentos de profunda emotividad, eje sobre el que han girado vicisitudes imborrables. Seguro estoy de que ésta mi historia no pasará el umbral del Olimpo, pero estará en el corazón de mis hijos y nietos, el más hermoso de los lugares, vibrante estante que a toda obra le encantaría ocupar".

Los restos del periodista fallecido recibirán sepultura hoy en su localidad natal, Zurgena, en cuya iglesia parroquial, por la tarde, se dedicará una misa por su alma.