martes, 13 de marzo de 2018

La mujer afirma que mató a Gabriel de forma accidental cuando el niño le atacó con un hacha

ALMERÍA.- En realidad, matizan los investigadores, no se derrumbó. Ana Julia Quezadabarruntó durante casi 48 horas una versión lo más exculpatoria posible, casi rayana con lo inverosímil, y hoy a mediodía, cuando tenía madura su historia, se avino a contar su verdad en la Comandancia de la Guardia Civil en Almería sobre la muerte del pequeño Gabriel Cruz. 

Los agentes presentes en la declaración, los mismos que arrancaron la confesión a 'El Chicle' en el caso de Diana Quer, dejaron claro que no se creyeron la mayor parte de su testimonio «plagado de contradicciones y lagunas». Sobre todo, ven inverosímil que fuera un niño de ocho años el que intentara atacarla con un hacha y que en el forcejeo, Ana Julia acabara por golpearle de forma accidental con el arma para luego asfixiarle en un momento de crisis. Casi, casi en defensa propia.
Quezada, hasta ese momento una auténtica roca que no había mostrado el más mínimo signo de emoción durante los registros del lunes, y mucho menos señas de contrición, comenzó a sollozar y anunció con solemnidad que iba a «colaborar». Hasta entonces, no había abierto la boca, pero no paró de hablar durante casi dos horas.
 «Fue un mal golpe», repitió hasta la saciedad para intentar dejar claro que el asesinato del pequeño aquel 27 de febrero no fue premeditado. Con su versión, fue un homicidio involuntario y no un asesinato planificado, como sospechan los investigadores.
Siempre según su relato, aquella tarde, tal y como desde un primer momento suspusieron los agentes, la asesina confesa salió tras los pasos del niño cuando Gabriel, pasadas las 15.30 horas, abandonó la casa de su abuela paterna en Las Hortichuelas para dirigirse a jugar a casa de sus primos. 
Ana Julia reconoció que conminó al pequeño a subirse en su coche para llevárselo a la Cañada de la Soledad, la finca de la familia del padre en la localidad de Rodalquilar, a cinco kilómetros de distancia, y que Quezada y el progenitor del pequeño estaban reformando para habitarla. El niño subió voluntariamente y sin engaños al vehículo, afirmó la detenida.
La mujer, y ahí está la primera gran laguna de su declaración, según los agentes, no supo explicar hoy de forma convincente por qué, si no hubo ningún tipo de premeditación, asaltó al niño a hurtadillas apenas abandonó la casa y se lo llevó a la finca sin el consentimiento de nadie y sin avisar a sus padres, cuando el menor, en realidad, tenía que estar con sus primos.
Ana Julia explicó que, una vez en Rodalquilar, discutió con el niño y Gabriel se le encaró e incluso llegó a intentarla agredir con un hacha que había en la finca. La detenida insistió en la violencia del menor, casi al punto de sostener que actuó en defensa propia. 
Otro punto que, explican los investigadores, no concuerda con el carácter de Gabriel, quien, sin tener una buena relación con la pareja de su padre, en absoluto era un niño agresivo. 
Según Quezada, en el forcejeo para defenderse golpeó al menor con el cotillo del hacha (la parte roma del hacha opuesta al filo) en un lateral de la cabeza de forma accidental. El informe actualizado de la autopsia efectivamente ha confirmado que el niño sufrió una contusión craneoencefálica, pero que no fue la causa de la muerte.
La asesina aseguró que tras dejar inconsciente al niño siguió con su supuesto arrebato, otro punto que en absoluto convence a los investigadores. Tras el golpe, y todavía fruto de su estado de furia, ahogó al niño desmayado taponándole la nariz y la boca. La autopsia ha revelado que la sofocación por el cierre de las vías respiratorias fue la causa final de la muerte, que no se produjo por estrangulamiento, como los propios expertos apuntaron en un primer momento al observar las lesiones en el cuello.
Siempre fruto del supuesto estado de pánico que dijo sufrir al comprobar que había asesinado al pequeño, Ana Julia decidió deshacerse del cadáver. Confesó que lo primero que hizo fue desnudarle, algo que, afirman desde la UCO, tampoco coincide con el perfil de un asesinato accidental y a lo que no encuentran ninguna explicación lógica.
Luego, tiró las ropas en un contenedor alejado de la Cañada de la Soledad, otra maniobra que en absoluto casa con un arrebato y más bien apunta a un engaño calculado para distraer la atención lejos de la finca. Los pantalones, el jersey rojo y otros efectos de Gabriel Cruz fueron recuperados por los operativos en el lugar donde indicó Quezada en su declaración. Estaban a unos 30 kilómetros de distancia del lugar del crimen, en un depósito camino de la Puebla de Vícar, el lugar donde residía la mujer con el padre de Gabriel.
Según Ana Julia, antes de deshacerse de la ropa y todavía en supuesto estado de shock, fue cuando decidió ocultar el cadáver en una fosa cavada en el cauce de una acequia en las cercanías del aljibe de la vivienda. En ese lugar, la asesina fue grabada el pasado domingo por la Guardia Civil desenterrando los restos del menor.
La UCO (Unidad Central Operativa) también pone en entredicho este extremo de la declaración. La finca fue batida de forma minuciosa el primer día de la búsqueda de Gabriel, el 28 de febrero, por lo que los agentes no descartan que el cuerpo pudiera haber estado antes en otra localización.
La detenida aseguró en todo momento que actuó sola, casi el único extremo de su declaración que se cree la UCO. «Ha colaborado» y «ha respondido a todas las preguntas». «Nunca planeó» la muerte del niño y «está arrepentida» se limitó a señalar la abogada Beatriz Gámez, defensora de oficio de la asesina.

La Guardia Civil reconstruye el crimen de Gabriel en busca de un posible móvil

ALMERÍA.- La Guardia Civil trasladó este lunes a Ana Julia Quezada, la mujer detenida por su presunta implicación en la muerte violenta del niño de ocho años Gabriel Cruz, al edificio de Vícar donde se localiza su domicilio y donde fue interceptada el domingo cuando transportaba el cuerpo sin vida del menor en el maletero del vehículo que conducía.

A investigación trata de recrear los pasos que dio la presunta asesina para trazar un retrato del crimen, del que aún quedan muchos cabos sueltos, aunque este lunes se supo el resultado de la autopsia, que reveló que el niño de 8 años falleció por estrangulamiento el primer día de su desaparición, el 27 de febrero.
Ana Julia Quezada, ataviada con una sudadera roja de capucha y con el pelo recogido, llegó escoltada, con las manos esposadas por delante, por media docena de agentes de la UCO hasta el acceso al edificio. 
A la salida, los agentes tuvieron que emplearse a fondo ya que decenas de personas que se daban cita en las inmediaciones se abalanzaron sobre la detenida y protagonizaron momentos de tensión en los que, entre gritos e insultos, la increparon, obligando a la Guardia Civil a intervenir con contundencia.
El registro se enmarca en las diligencias ordenadas por el juez instructor, el magistrado Rafael Soriano, que mantiene decretado el secreto de las actuaciones, para esclarecer las circunstancias de la desaparición y posteriormente muerte del pequeño e intentar establecer una cronología de los hechos a través de los lugares en los que la principal sospechosa por ahora podría haberlo mantenido oculto desde que se perdiera su rastro el 27 de febrero en la pedanía de Las Hortichuelas, en Níjar.
Así, la Guardia Civil trasladaba a primera hora de la tarde a Ana Julia Quezada hasta una finca en la pedanía nijareña de Rodalquilar para efectuar, asimismo, un registro encaminado a la reconstrucción de hechos, según han informado fuentes de la investigación. En este caso se trataría de determinar cuánto tiempo estuvo el cadáver de Gabriel en un aljibe hasta que presuntamente decidió trasladarlo hasta Vícar.

Capilla ardiente

Mientras tanto, más de 5.000 personas han pasado por el Patio de Luces de la Diputación Provincial de Almería donde se ha instalado la capilla ardiente del pequeño Gabriel Cruz.
El pésame institucional ha llegado de la mano de autoridades como el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, o la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, quienes también han estrechado a unos padres "rotos" de dolor, según han contado tras firmar en el libro de condolencias dispuesto en el hall del Palacio.

Por otro lado, la Policía investiga desde la detención este domingo de Quezada, de origen dominicano, el fallecimiento el 10 de marzo de 1996 de su primera hija, Ridelca Josefina, nacida el 22 de agosto de 1991, según han informado fuentes conocedoras de la investigación.
La Comisaría Provincial de Burgos de la Policía abrió ese mismo 10 de marzo de 1996 un atestado por el fallecimiento de la niña, que se archivó por un juez. La niña nació en República Dominicana y era hija de Santiago Gil y de Ana Julia Quezada, que residió en Burgos antes de trasladarse a Almería. En esta segunda provincia tuvo un noviazgo antes de conocer hace poco más de un año a Ángel, el padre de Gabriel.
Por su parte, el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, ha declinado ofrecer nuevos datos en relación a la investigación y se ha remitido al secreto de sumario que pesa sobre las actuaciones. "No tengo más información", ha apuntado Zoido, quien ha insistido en que quien debe "tener la información es el juez que instruye".
El ministro ha asegurado que la operación desarrollada por la Guardia Civil ha sido "magnífica" y se ha dado en "un tiempo récord" pese a la "dificultad" que entrañaba. "Han sabido trabajar con una dedicación y al mismo tiempo cualificación profesional", ha destacado Zoido quien, por otro lado, ha lamentado que Gabriel fuera hallado ya "sin vida".
"Les dije que vendrían los mejores y con todos los medios, y ellos se han dado cuenta de que es verdad, que vinieron los mejores, que traían medios y que lo han encontrado, pero desgraciadamente sin vida porque la vida se la quitaron a muy pocas horas de que desapareciera y se pusiera de manifiesto que estaba el niño perdido", ha explicado.

 
Miles de personas despiden a Gabriel

El primer contacto de Almería con Gabriel tuvo lugar en el Patio de Luces de Diputación Provincial, donde estuvo instalada la capilla ardiente del chico desde las 17:00 a las 22:00 horas de hoy. Tiempo suficiente para que unos 15.000 vecinos mostraran su afecto y solidaridad a la familia de Gabriel, que estuvo la mayor parte del tiempo junto al altar que presidía el pequeño ataúd blanco donde ya descansa el hijo de Ángel y Patricia, padres que no pararon de recibir el agasajo cariñoso de una ciudadanía que se ha entregado en cuerpo y alma desde el primer día de la desaparición del pequeño. 
La familia del menor fue la única que entonces podía estar ya en el Patio de Luces. Al fondo una gran foto de Gabriel presidía la estancia. Debajo el féretro y las flores, a la izquierda la familia materna y al otro lado, la paterna. A las 17:00 horas comenzaron a entrar los primeros allegados. Lo hicieron mientras que fuera las colas iban creciendo. Dentro, las primeras imágenes de los padres tras el triste desenlace causaban conmoción. Ángel se mantuvo mucho tiempo agarrado a su madre, la persona que vio al pequeño cruzar la esquina hasta que ya no volvió. Destrozada, la mujer tuvo el consuelo de todos los que por allí pasaron.
     Una de las primeras en hacerlo fue la presidenta de la Junta, Susana Díaz. A su encuentro fue Patricia, con la entereza de la que no ha dejado de hacer gala desde el triste día en el que desapareció su hijo. Después llegó Juan Ignacio Zoido que coincidió en la capilla con la familia de Mari Luz Cortés.
Poco a poco fue pasando todo el mundo hasta poco más allá de las 22:00 horas, se cerró la capilla ardiente, uno de los momentos de la historia luctuosa de Almería que ha quedado escrita con tinta indeleble en la memoria colectiva de un país.

Los padres de Gabriel tuvieron que fingir durante días ante la presunta asesina de su hijo

ALMERÍA.- Los padres del pequeño Gabriel, Patricia y Ángel, tuvieron que fingir durante días ante la presunta asesina de su hijo. Incluso tuvieron que asistir con ella a actos públicos, a pesar de saber que todo ya apuntaba a que la pareja del padre era la principal y única sospechosa de la desaparición del niño. 

Según han revelado fuentes de la investigación, antes del pasado fin de semana la Guardia Civil informó oficialmente a los padres de que la mujer estaba siendo investigada como sospechosa, pero pidió expresamente a los padres que no cambiaran de actitud hacia ella, porque tenían todavía la esperanza de que el niño estuviera vivo y el seguimiento a Quezada les llevara hasta el lugar donde permanecía secuestrado. 
A este respecto, Patricia ha relatado hoy que "tenía la esperanza de ablandarla y de que se viniera abajo. De que en algún momento lo soltara. Por eso apelábamos a su conciencia en nuestras comparecencias".
Desde un principio, los investigadores pusieron el foco en Ana Julia por sus continuas contradicciones en el relato de lo que había sucedido el día de la desaparición de Gabriel. La Guardia Civil la llamó a declarar por segunda vez el pasado viernes. Los agentes querían comprobar un dato, un hecho, una pista que no les cuadraba en el relato de los hechos, como tantos otros. Este detalle no ha trascendido. 
Durante su comparecencia, los agentes le pusieron un cebo. Según publica 'El Periódico de Catalunya', le dijeron que una cámara había grabado un coche familiar en los alrededores de una finca que la familia tiene en una localidad cercana de Rodalquilar. Finca de la que ella posee la llave. En el pozo de esa finca estaba oculto el cadáver del niño. Los investigadores tenían la sospecha de que allí estaba.
También tenían la esperanza de que estuviese aún vivo. Así, hicieron creer a Ana Julia que tenían estrechado el cerco sobre el paradero de Gabriel con la esperanza de que se atreviese a trasladar el cuerpo del niño. A partir de ese momento, los agentes le realizaron un seguimiento sin tregua. 
Y finalmente pudieron comprobar que sus sospechas eran ciertas: los agentes vieron cómo sacaba el cuerpo del niño del pozo y lo metía en el maletero de su coche. La siguieron hasta la localidad de Vícar y allí, antes de que entrase en el garaje de su vivienda, la detuvieron.

La camiseta, el punto de inflexión

Las sospechas sobre Ana Julia comenzaron a engordar el día en que encontró la camiseta del pequeño. Esto sucedió el sábado día 3 de marzo. Paseaba con el padre del niño por una zona escarpada cuando dijo haber caído por un terraplén y encontrado una camiseta interior de niño blanca. Más tarde se confirmaría que la camiseta sí tenía ADN de Gabriel.
Detalles relacionados con este repentino hallazgo, como que la camiseta estaba seca y que la zona ya había sido batida minuciosamente, sembraron las dudas en los investigadores. Dudas que el viernes, tras tomarle declaración y ponerle el citado 'cebo', casi se disiparon. Finalmente, la certeza llegó cuando en la mañana del domingo los agentes de la Guardia Civil la vieron sacar al niño del pozo y meterlo en el maletero de su coche.
Ahora, los forenses practican la autopisa al cuerpo del pequeño que revelará las causas exactas de la muerte. A este respecto, el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, ha recordado que se ha decretado el secreto de sumario sobre el caso y ha pedido que no se interfiera en las investigaciones que lleva a cabo la Guardia Civil, a la que ha felicitado por el trabajo realizado y por el "mimo y cariño" con los que ha tratado a la familia del pequeño. Ha pedido que no se difundan rumores ni bulos y que se deje trabajar a la Guardia Civil para conseguir el "total esclarecimiento" del caso.
El titular de Interior ha vuelto a expresar su consternación por el suceso, que ha supuesto la detención de Ana Julia, y ha trasmitido a los padres de la víctima su solidaridad, apoyo y cariño. Tras reconocer que ayer fue un día "muy duro", Zoido ha insistido en que no se puede explicar la muerte de un niño inocente de 8 años que tenía toda la vida por delante.

Ana Julia estranguló de forma premeditada al pequeño Gabriel el mismo día de su desaparición

ALMERÍA.- Fue, dicen los expertos de la Unidad Central de Operativa, un «crimen perfectamente planeado» con antelación y pensando en la forma de deshacerse del cadáver y en las fórmulas para intentar despistar a los investigadores. Ana Julia Quezada Cruz mató al pequeño Gabriel Cruz, el hijo de su pareja, poco después de secuestrarlo a media tarde del pasado 27 de febrero en la localidad almeriense de Las Hortichuelas.

Las conclusiones preliminares de la autopsia realizada hoy en el Instituto de Medicina Legal de Almería apuntan a que el niño presentaba lesiones en su cuello compatibles con un estrangulamiento y que el pequeño murió por asfixia. La autopsia ha descartado que esas lesiones fueran post mortem o que se deban a una caída accidental. 
Los informes remitidos por el instituto al juez instructor del caso, Rafael Soriano, recalcan que esas lesiones tienen un carácter criminal y que datan de hace casi dos semanas. El cuerpo del pequeño tenía restos de tierra.
A falta de una confesión pormenorizada -que los agentes están seguros que llegará cuando la presunta asesina vea las imágenes grabadas por la Guardia Civil en la que se le ve sacar el cuerpo del entorno de un aljibe o acequia de Rodalquilar- la UCO no tiene indicios de que Quezada tuvieran un cómplice en el crimen o que alguien le haya encubierto. No obstante, los especialistas no han descartado por completo esa vía.
Los esfuerzos de la Guardia Civil se centran ahora en la finca de Rodalquilar, propiedad de la familia de Ángel Cruz, el padre del niño, donde la supuesta asesina recogió el domingo el cadáver del menor para meterlo en el maletero de su coche con el objetivo de llevarlo a su casa de Vícar. 
Fuentes de la investigación han revelado que esa finca, distante unos seis kilómetros de Las Hortichuelas, ya fue registrada de forma pormenorizada en el primer gran despliegue de búsqueda, que tuvo lugar al día siguiente de la desaparición, el 28 de febrero, y que contó con decenas de voluntarios porque esa jornada fue festiva al ser el Día de Andalucía.
Los agentes no descartan que a los voluntarios se les pudiera pasar por alto las señales que apuntaban a que el cadáver estaba allí, aunque también plantean la posibilidad de que Ana Julia, en primera instancia, ocultara el cadáver en otro lugar y que, al conocer que la finca de su pareja ya había sido revisada, trasladara sus restos allí en las primeros días de la desaparición, cuando todavía todos los focos policiales no apuntaban a ella. En cualquier caso, la presunta asesina no ha aclarado aún esas dudas. 
Este lunes, cuando fue conducida a esa finca en presencia del juez Rafael Soriano, se negó a colaborar con los agentes.

Al acecho

La zona donde se ubica la finca familiar de Rodalquilar era muy conocida para la presunta asesina, ya que solía frecuentarla incluso antes de establecer una relación sentimental con Ángel Cruz porque acudía allí a pasear habitualmente con su anterior pareja. Quizás por ello, apuntan desde la UCO, la eligió como lugar para intentar, al menos momentáneamente, ocultar el cadáver.
La principal tesis de los investigadores es que lo llevó a algún punto de esa finca (sabedora de que hacía dos meses que la propiedad no estaba alquilada) inmediatamente antes o después de estrangular a Gabriel después de interceptarle entre las 15.30 y las 15.45 horas del 27 de febrero en los cien metros que separan la casa de su abuela paterna, Carmen, y la vivienda de sus primos en Las Hortichuelas. 
El martes 6 de marzo, la Guardia Civil obtuvo la prueba clave, cuado la anciana, ayudada por los agentes, recordó que Ana Julia había abandonado su casa solo instantes después de que se marchara el pequeño.
La UCO, no obstante, tenía desde el primer día en su punto de mira a Quezada por sus vaguedades. Cuando el 3 de marzo dijo haber encontrado la camiseta de Gabriel en la zona de la depuradora de Las Negras, justo en la dirección contraria de la finca de Rodalquilar, todas las luces de alarma se encendieron. La ropa estaba totalmente seca a pesar de la intensa lluvia caída esos días.
El pasado jueves, la UCO empezó a estrechar aún más el cerco después de comprobar que la triangulación de su móvil el día del crimen la situaba en Rodalquilar. Pidió a la dominicana su terminal y alegó que se le había perdido. Pero sus allegados encontraron el aparato poco después en unos matorrales. 
El viernes, cuando debía entregar el móvil, dijo haberlo perdido otra vez. En esta ocasión de forma definitiva. Fue entonces cuando la Guardia Civil decidió tenderle una trampa para forzarle a mover ficha: los agentes le hicieron llegar que tenían imágenes de un coche sospechoso y que iban a centrar la búsqueda en Rodalquilar.

Intentan agredir a Ana Quezada tras el registro en su vivienda de Vícar

ALMERÍA.- Ana Julia Quezada Cruz, la mujer detenida este domingo en Vícar como presunta autora de la muerte del niño Gabriel Cruz, ha sufrido un intento de agresión por parte de numerosos vecinos tras un registro en la vivienda en la que reside en este municipio almeriense.

Fuentes policiales han informado de que a la salida del edificio en el que se encuentra la vivienda de la detenida, en el Bulevar Ciudad de Vícar de la Puebla de Vícar, aguardaban centenares de personas, algunas de las cuales han proferido insultos y han intentado agredir a la mujer al subirse en el coche en el que ha sido conducida al lugar por la Guardia Civil. Han señalado además que el registro en el domicilio, que ha durado unas dos horas, ha concluido aproximadamente sobre las 19:10 horas, momento aproximado en el que han ocurrido los hechos.
La única detenida por la muerte del pequeño Gabriel había estado antes en la finca situada en el Valle del Rodalquilar, en Níjar, donde está el pozo en el que fue ocultado el cuerpo del niño. Ana Julia, la novia del padre de Gabriel, Ángel Cruz, había sido conducida hasta el lugar en un furgón de la Guardia Civil sobre las 15.30 horas. Hasta la finca se desplazó también una comitiva judicial encabezada por el juez instructor de la causa, Rafael Soriano, que ha decretado el secreto de las actuaciones.
La Guardia Civil registró desde esta mañana los terrenos, custodiados desde el domingo por los cuerpos de seguridad, que han acordonado la zona. Los registros en la finca, propiedad de la familia paterna de Gabriel, comenzaban poco antes de las 13.00 horas con la llegada de la Policía Científica, que rastrea palmo a palmo el terreno junto a los investigadores y efectivos de la Policía Judicial y el apoyo de canes del Servicio Cinológico de la Guardia Civil.
La intención de los investigadores es llevar a cabo una reconstrucción de los hechos junto a la detenida para arrojar luz sobre lo sucedido durante los doce días en los que el pequeño Gabriel estuvo desaparecido. 
Ana Julia, que fue detenida este domingo cuando trasladaba en el maletero de su coche el cadáver del niño, ha permanecido desde entonces en la Comandancia de la Guardia Civil de Almería, donde ha pasado la noche en sus calabozos.
La finca que se registra está ubicada a pocos kilómetros al sur de Las Hortichuelas, en el sentido opuesto hacia donde se centraron las batidas de búsqueda de Gabriel. Se trata de una terreno con varios pozos que, según han desvelado fuentes de la investigación, ya fueron revisados el primer día del operativo de búsqueda, el pasado 28 de febrero, por lo que creen que la detenida pudo ocultar el cadáver en otro punto de la finca -algunas evidencias sugieren que estuvo enterrado- y trasladar después el cuerpo hasta el pozo.
Se da la circunstancia de que la zona donde estaba oculto el cadáver está situada en un punto cardinal diametralmente opuesto al lugar donde la detenida aseguró haber encontrado la camiseta de Gabriel días antes. 
Según los investigadores, Ana Julia podría haber efectuado la operación de traslado del cuerpo por miedo a que fuera encontrado en alguna de las constantes batidas que se han estado haciendo en un radio de hasta 12 kilómetros del punto en el que se pierde la pista del niño y en las que han participado hasta 400 personas por jornada.
El arresto de Ana Julia se produjo en Puebla de Vícar, un pueblo almeriense a unos 80 kilómetros al oeste de Las Hortichuelas donde residía con Ángel, el padre de Gabriel. Los agentes la seguían desde hace días como principal sospechosa y, finalmente, captaron el momento en el que la mujer sacó el cadáver de Gabriel del pozo donde estaba oculto, lo metió en el maletero de su coche envuelto en mantas y condujo el vehículo hasta dicho bloque de viviendas.
 Cuando se disponía entrar en el garaje, los agentes le cortaron el paso y, tras comprobar que el cadáver de Gabriel estaba en el coche, procedieron a su detención.

La familia dominicana de la sospechosa

SANTO DOMINGO .-"Lo encuentro extraño, nosotros somos muy humildes, nos ganamos el pan con el sudor de la frente. No creo que ella, que viene de abajo con sacrificio y esfuerzo, le venga un pensamiento y le arranque la vida a un inocente", dijo un hermano de la detenida, Juan José Quezada, en declaraciones a un informativo local de televisión en la República Dominicana.

Tras conocer por los medios de comunicación la detención de su hermana, Juan José Quezada manifestó que debe tratarse de algún tipo de montaje contra ella, "eso es un biberón que le están montando", dijo a "Noticias SIN" en la comunicadad La Cabuya, en la provincia de La Vega, donde reside la familia de la detenida.
La madre de Ana Quezada, Juana Cruz, también expresó su sorpresa y dijo que sus hijos nunca se han visto envueltos en conflictos con la ley, por lo que entiende que si es culpable fue "el demonio que la indujo a cometer el hecho", al tiempo que pidió que se haga una profunda investigación, según publicó en su página web "Listín Diario".