sábado, 27 de febrero de 2016

Prevén la llegada en cruceros de más de 30.000 pasajeros a Almería este año

ALMERÍA.- La Autoridad Portuaria de Almería prevé la llegada en cruceros al puerto de la capital almeriense de más de 30.000 pasajeros repartidos en 36 escalas a lo largo de 2016.

"La evolución del tráfico de cruceros en el puerto de Almería está siendo muy positiva en los últimos años y en 2016 está previsto que se incremente el número de escalas de crucero hasta alcanzar las 36, que permitirán la llegada de más de 30.000 turistas a nuestra provincia", ha manifestado la presidenta de la Autoridad Portuaria, Trinidad Cabeo, en un comunicado.
Cabeo incide en que " lo largo de 2016 llegarán al puerto de Almería, y al resto de puertos andaluces "más cruceros y más pasajeros de crucero que en años anteriores".
"Parte de ese logro se debe a que nos estamos dotando de nuevas herramientas comerciales y de gestión turística, como son el recientemente Plan Director de Cruceros de Andalucía consensuado con Turismo Andaluz, y la coordinación que se realiza en cada destino entre puertos, instituciones turísticas locales y empresas turísticas para mejorar la oferta de servicios turísticos puesta a disposición de los pasajeros", ha precisado.
La primera de estas escalas será la del buque "Berlin" de la naviera alemana FTI Cruises, un barco con capacidad para 412 pasajeros que atracará en el muelle de Levante de las instalaciones portuarias de la capital almeriense.

Argelia reitera la responsabilidad de la ONU sobre el Sahara Occidental

ARGEL.- El presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, reiteró hoy su apoyo al reclamo histórico de la República Árabe Saharauí Democrática (RASD) sobre la responsabilidad de la ONU en la solución de ese conflicto. 

El líder argelino, uno de los interlocutores junto al de Mauritania sobre la celebración de un referendo para los saharauíes, destacó que ello se basa en el derecho a la autodeterminación, en alusión a la casi segura votación del pueblo por su independencia de Marruecos, de celebrarse esa consulta pública.

En un mensaje por el aniversario 40 de la proclamación de la RASD enviado a su presidente, Mohamed Abdelaziz, Buteflika reconoce la necesidad del enfoque de la comunidad internacional y de la ONU sobre el diferendo.

El texto del gobernante argelino propugna una solución basada también en la tradicional posición de organismos de la región como la Unión Africana, que considera la descolonización entre sus prioridades, desde su creación en 1963 bajo el nombre de Organización de la Unidad Africana.

Argelia no escatimará esfuerzos para apoyar la propuesta del secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, de reanudar las negociaciones entre Marruecos y el Frente Polisario, vanguardia militar y política saharaui, y lograr una solución justa y duradera que garantice el derecho saharaui la autodeterminación.

Ello abrirá nuevos y más prometedores horizontes para la paz y el desarrollo en la región del Magreb y en África, aseguró Buteflika, mientras decenas de miles de pobladores de los campos de refugiados sarauhíes en territorio argelino celebraban su 40 aniversario.

La RASD fue fundada el 27 de febrero de 1976, apenas unas horas después de la retirada del último soldado de España, potencia colonial en la zona desde 1884, momento que aprovechó Marruecos para invadir su territorio y convertirse en la nueva metrópolis.

La idea de un referendo para que el pueblo saharauí pueda votar por su soberanía fue incluida en un acuerdo suscrito por la ONU que estableció el cese al fuego en 1991 entre Marruecos y el Frente Popular de Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro (FPolisario), fundado el 10 de mayo de 1973.

El secretario general de la ONU, Ba Ki-moon, viajará el norte de África a principios de marzo próximo y entre los días 6 y 7 recorrerá territorios saharauíes ocupados, visita que fue preparada por el enviado especial del Secretario General durante una reciente gira por la región.

Investidura a la vista / Marcello *

Nos acercamos al día ‘D’, día dos de marzo del desembarco de Pedro Sánchez en la sesión de investidura. Esa cabeza de playa por la que se llega a la Moncloa y que llena está de flores y cámaras de la televisión que Patxi López le ha preparado a su compañero para que disfrute en exclusiva de una gloriosa tarde parlamentaria y se luzca al anunciar el que será ¡el nuevo gobierno del cambio!

E incluso alguna notoria novedad como podría ser el nombre de su ministro de Exteriores que podría ser el gran otanista y ‘fabiolillo de Bruselas’, Javier Solana. Quien a su vez será el hombre espía de Felipe González en ese Gabinete soñado por Sánchez y al que, al día de hoy, solo le faltan 45 escaños para lograr la mayoría de la Cámara.

En la vicepresidencia primera se espera a Albert Rivera que ya dijo, en el día ‘histórico’ de la firma del pacto que está dispuesto a entrar en dicho Gabinete de Sánchez. Y naturalmente cabe imaginar que eso no será en condiciones peores o inferiores a las que se suponía que Sánchez le iba a conceder a Pablo Iglesias.

O sea, mucho criticar Rivera el ansia de sillones de Podemos y resulta que al final él también quiere su vicepresidencia y su sillón con el CNI, el BOE, el CIS e imaginamos que la fiscalía anti corrupción y cosas de ese estilo. En todo caso lo que parece claro es que a Luena le va a tocar ser ministro de Agricultura.

Bueno, hemos empezado la casa del gobierno por el tejado del reparto de ministerios y la verdad es que todavía no tenemos investidura. Y lo que es peor por el flanco derecho ya sabemos que Rajoy votará que no porque, y en eso le vamos a dar la razón, no es posible que el PP vote a favor de Sánchez cuando acaba de anunciar que su investidura es para expulsar a Rajoy de la Moncloa. Y claro eso es mucho pedir, aunque el encargado de dicha petición sea Albert Rivera, que ha querido tomarle el pelo a don Mariano.

O sea, 123 escaños del PP que se esfuman a favor del no. Pero Sánchez no descarta embaucar a Pablo Iglesias y al menos lograr la abstención de Podemos y sus 65 diputados, más los de IU y Compromis. Aunque por el momento eso no va a ser así porque Iglesias y sus aliados también le han dicho que no a Sánchez y Rivera.

Pero el líder del PSOE, al que se le empiezan a sublevar barones por causa de su pacto para eliminar las diputaciones, confía en su encanto personal y su dialéctica para que el gran jefe indio Coleta Morada le conceda la abstención.

Difícil lo tiene el tal Sánchez, y basta ver los efectos que su pacto con Podemos está causando en otras latitudes como Castilla La Mancha donde los podemitas del lugar amenazan con retirarle el apoyo a su presidente García Page, que es del PSOE, si Sánchez mantiene su pacto con Ciudadanos.

O sea que si en el ala derecha Sánchez lo tiene crudo con Rajoy, por el flanco zurdo de la política Iglesias también mantiene su oposición y no parece que se vaya a amilanar por el discurso de Sánchez. Más bien al contrario Iglesias sabe que su discurso, muy esperado, será la gran atracción del debate de investidura, como lo fue en pasados debates electorales por televisión.

En cuanto a Rivera, pues poco se puede decir salvo que su empeño en convencer al PP de que se autoexpulse de la Moncloa para colocar en su lugar a Sánchez solo tiene una explicación: que Rivera teme que, si Sánchez fracasa en la segunda votación de investidura del día 4, a partir de ese momento el PSOE intentará otro pacto de gobierno con Podemos, lo que dejaría a Ciudadanos en pésima situación.

Bueno, esto solo son unas pinceladas del gran espectáculo que se nos viene encima a partir del martes. El que sin duda no tiene parangón porque nunca hemos visto en el Congreso un debate ‘a cuatro’ en vez del tradicional debate ‘a dos’. Y mucho tememos que no va a ser un debate de cortesía y guante blanco sino a cara de perro y con mucha tensión.


(*) Pseudónimo de un veterano periodista cordobés


Pedro, no sabes dónde estás / Juan Francisco Martín Seco *

Hace dos semanas, después de que Podemos presentase a los medios su documento orientado a los pactos, el portavoz del PSOE en el Congreso, Antonio Hernando, también en rueda de prensa, apesadumbrado, desanimado y sorprendido, lo único que se le ocurrió afirmar es “Pablo, no sabes dónde estás”, que era más bien expresión de su propio desconcierto y de la confusión que embargaba en aquel momento a todo el PSOE. Y es que Pedro Sánchez fija toda su argumentación en lo que considera un hecho cardinal y que él y los suyos no paran de repetir como un eslogan. Él es el elegido. Desvirtúa así el papel que la Constitución otorga al rey, meras funciones de representación, sin capacidad de decisión efectiva.

El nombramiento de candidato a la investidura es el simple reconocimiento por el monarca de una situación preexistente, la derivada del resultado electoral y de la capacidad que cada líder tiene de llegar a pactos, manifestada en las rondas de contactos con los representantes de los grupos parlamentarios. El rey lo único que hace es designar a aquel que considera con posibilidades de obtener los votos necesarios para la investidura. Es por eso por lo que carecía de sentido que Rajoy se presentase a ella desde el mismo momento en el que el PSOE se había negado a cualquier diálogo con el PP y, además, resultaba evidente que esta última formación no podía pactar ni con Podemos ni con los partidos independentistas.

Pedro Sánchez, sin embargo, ha trastocado totalmente el sentido de la designación real para la investidura. Ha ocultado el carácter meramente funcional (designar a aquel que puede conseguirlo) para interpretarlo como un verdadero nombramiento institucional que sitúa al elegido por encima del resto de los representantes políticos. De ahí lo de que es su tiempo y no el de Rajoy ni el de Pablo Iglesias. De ahí también lo de “Pablo, no sabes dónde estás” o esa otra frase de Antonio Hernando, tan deficientemente construida por cierto: “Pablo, ¿en qué momento nos hemos perdido que el jefe del Estado te haya encargado la investidura?”. Solo al elegido le está permitido hacer las propuestas y los planteamientos.

Pedro Sánchez se ofreció a presentarse a la investidura haciendo creer a todos, empezando por el rey, que tenía los apoyos necesarios pero, una vez designado, no se ha dedicado precisamente a esa tarea, sino a otra muy distinta, a desenvolverse como si estuviese investido de una dignidad especial, exhibiéndose como hombre de Estado, y recibiendo con magnificencia y solemnidad a todas las fuerzas políticas, agentes sociales (no se entiende qué pintan en la investidura), e incluso organizaciones sociales. A la hora de negociar se ha centrado especialmente en el partido de Ciudadanos con el que firma un acuerdo aun cuando no tiene ninguna posibilidad de formar gobierno. Es más, se va a Bruselas coincidiendo con la Cumbre en la que se decide la salida o no de Gran Bretaña con la finalidad de hacer ver que su papel es al menos tan relevante como el del presidente del Gobierno en funciones. Parece que su objetivo es más hacer campaña electoral de cara a los próximos comicios que lograr la investidura.

A Pedro Sánchez, después de haberse negado a dialogar y a negociar con el PP, el único camino que le queda de cara a la investidura es el de Podemos. Pero curiosamente es la vía que ha postergado. Piensa que las peticiones de la formación naranja son desproporcionadas. De ahí lo de “Pablo, no sabes dónde estás”. No obstante, quizás el que no sabe dónde está es Pedro Sánchez, porque no es consciente de que tan solo tiene noventa diputados, por lo que a la hora de pactar para formar gobierno necesita otros tantos escaños, y no puede pretender conseguirlos haciendo tan solo unas cuantas concesiones. Es posible que Ciudadanos se conforme con ello, puesto que sabe que sus votos no bastan y pretende tan solo vender su imagen de dialogante, pero no Podemos, que quiere poder real, que no se fía del PSOE y sabe que las transformaciones solo se hacen desde el Gobierno. Es posible que la forma no haya sido la más correcta, pero la petición de participar en el Ejecutivo en proporción a los diputados que aporta parece totalmente lógica. ¿O es que acaso Pedro Sánchez pensaba que le iba a salir gratis ser presidente del Gobierno? Podemos no quiere un pacto de investidura, sino de gobierno y eso es a lo que el líder socialista no está dispuesto a ceder en ningún caso.

Si exceptuamos lo de la plurinacionalidad y la pretensión de sembrar de referéndums toda la geografía peninsular, y a pesar de la campaña en contra de las fuerzas económicas y de los medios de comunicación, no hay nada en el documento de Podemos que sea disparatado o abusivo. Ciertamente hay aspectos discutibles, incluso puede haber errores. Se nota que no conocen la Administración, pero eso también fue una característica del comportamiento tanto del PSOE como del PP la primera vez que llegaron al poder. Desde luego, no es un documento imbuido de doctrina leninista ni bolivariana. Por no llegar, no llega ni a socialdemócrata. Se han distorsionado muchas de sus demandas, queriendo ver planteamientos totalitarios en el nombramiento de ciertos altos cargos cuando el documento proyecta precisamente modificar los procedimientos actuales para hacerlos más democráticos, pero, eso sí, reclama al mismo tiempo, que mientras tanto, en tanto que continúe como hasta ahora nombrándolos el Gobierno, sea por consenso entre las fuerzas que van a componer el Ejecutivo. Se trata de un problema de la distribución de poder dentro de la coalición.

Tampoco en el tema económico cabe rasgarse las vestiduras. Su único punto débil es que puede chocar con la política y las pretensiones de la UE, pero eso es una limitación que se descubre en la práctica tal como le ocurrió a Tsipras. En cualquier caso, el incremento de las prestaciones y servicios sociales estará limitado por la capacidad que se tenga de aumentar la recaudación fiscal, lo que sin duda puede tener mucho recorrido si tenemos en cuenta que la presión fiscal de España presenta una diferencia con la media de la Eurozona de casi ocho puntos del PIB. La única manera de mantener el Estado de bienestar a niveles acordes con los que subsisten en los países de nuestro entorno es incrementar progresivamente en el futuro la presión fiscal.

Las reformas fiscales que plantea Podemos no son en absoluto exorbitantes. En buena medida, intentan solo retornar a lo que era el sistema tributario a principios de los ochenta. Corregir los enormes agujeros que en los diez últimos años se han venido haciendo en el impuesto de sociedades; reconstruir el impuesto de sucesiones y patrimonio; en el IRPF aplicar a las rentas de capital la misma tarifa que a las rentas de trabajo; incrementar los tramos y tipo marginal en este impuesto a partir de 60.000 euros de ingresos desde el 45% actual hasta el 55%, que se aplicaría a partir de los 300.000 euros de rentas anuales. Son medidas sumamente moderadas si recordamos, por ejemplo, que un gobierno de centro como UCD creó el IRPF con un marginal máximo del 65% y para tramos de renta muy inferiores a los de 300.000 euros. Escuchar a los tertulianos afirmar que una renta de 60.000 euros pertenece a la clase media resulta extremadamente risible, si no fuese indignante.

El problema de Pedro Sánchez es que no sabe muy bien qué quiere, si pactar con la derecha o con la izquierda. Bueno, sí, quizás lo que desea es gobernar como si tuviese 180 diputados. Él, según dice, no quiere hablar de sillones sino del “qué”. En realidad, lo que no le importa es el “qué”, por eso le da igual mirar a la derecha que a la izquierda. Lo que le importa son los sillones, es decir, mantenerlos todos sin ceder ninguno. No quiere coaliciones, solo que le respalden en la investidura, pero se olvida de que solo tiene 90 diputados, por eso hay que decirle: Pedro, no sabes dónde estás, no sabes el número de diputados que tienes.


(*)  Interventor y Auditor del Estado. Inspector del Banco de España.


Dos meses después, seguimos en el limbo político / José Oneto *

Este fin de semana se inicia la cuenta atrás de la investidura del socialista Pedro Sánchez, con la consulta a los militantes de lo que parece más un plebiscito que una consulta propiamente dicha sobre qué tipo de alianzas cuenta con más apoyos, tras la cual se pronunciará el Comité Federal del partido que, en su momento, le marcó al candidato, una serie de líneas rojas que han desembocado en el “Pacto del Abrazo”, firmado el miércoles en el Salón Constitucional del Congreso de los Diputados, presidido por el simbólico cuadro de Genovés, “El Abrazo”, uno de los iconos de la Transición y de la reconciliación entre los españoles. 

La pregunta que será votada por 150.000 militantes socialistas es tan vaga que supone, de hecho, un apoyo incondicional al secretario general. “El PSOE ha alcanzado y propuesto acuerdos con distintas fuerzas políticas para apoyar la investidura de Pedro Sánchez a la Presidencia del Gobierno ¿Respaldas estos acuerdos para conformar un Gobierno progresista y reformista?” Hasta ahora, el único pacto que se ha alcanzado es el firmado por Ciudadanos el miércoles.

Un pacto que ha desencadenado una guerra de todos contra todos, a pesar de ser calificado por Pedro Sánchez como un acuerdo “histórico”, que trasciende a la propia investidura de la semana que viene. Recibido con hostilidad por el Partido Popular que lo intenta utilizar con fines electorales, transmitiendo el mensaje de que Rivera ha traicionado a sus electores pactando con los socialistas y, con indignación por Podemos (las caras de los negociadores al mando de Iñigo Errejón, eran todo un poema), que se sienten engañados y que siguen insistiendo en el Gobierno de Coalición, los acuerdos Sánchez-Rivera han provocado una verdadera guerra de declaraciones, contradeclaraciones, acusaciones, descalificaciones y un verdadero “navajeo político”.

Durante todo el jueves han seguido las ruedas de prensa, la guerra de tuits, las declaraciones, y las acusaciones de engaño, en las que también han entrado “En Marea”, Izquierda Unida y Compromís, mientras desde las filas socialistas se intenta transmitir un falso optimismo ante una investidura que, de cara a la semana que viene, se presenta como un auténtico fracaso. Desde el PSOE se le quiere hacer ver a Podemos que muchas de las propuestas que ellos defienden están recogidas en el “Pacto del Abrazo”, especialmente las medidas de regeneración política y las que se refieren a ayudas a los más desfavorecidos y marginados por la crisis económica, y atacan, con el argumento de que en estos momentos Iglesias puede convertirse el día de la investidura en el mejor aliado de Mariano Rajoy.

El secretario general del PSOE Pedro Sánchez ha endurecido el discurro hacia Podemos y no ha tenido reparos en manifestar que, frente al pacto para el cambio entre PSOE y Ciudadanos, se ha producido un “acuerdo de bloqueo entre Podemos y el Partido Popular”, aunque ha dejado la puerta abierta al partido de Iglesias, siempre que abandone esa idea de la Vicepresidencia, la del referéndum para Cataluña y ese gasto de 96.000 millones de euros, que supera a todas las previsiones que puedan hacerse y que colocaría al país en un déficit imposible de afrontar por el espectacular aumento de la Deuda Pública, que digan lo que digan, hay que pagar.

Se inicia pues la cuenta atrás hacia un fracaso anunciado y a la espera que, pasado el 5 de Marzo, fecha de la segunda votación para la frustrada investidura, se abra un largo periodo de consultas entre los partidos para intentar buscar una salida en la que volverá a tener protagonismo Pedro Sánchez-Rivera (131 diputados contando con Coalición Canaria) frente a Partido Popular (123 diputados), con escasa capacidad de maniobra y de pacto, entre otras razones por hacer declinado en su momento la oferta de investidura y haber perdido varias semanas en ponerle letra y música a esa “Gran Coalición” que se le ha escapado de las manos. Es en ese tiempo de descuento, como ocurrió en Cataluña, cuando los socialistas piensan que se pueda producir un acuerdo con Podemos (difícil) o con el PP, algo a lo que se resiste Rajoy y su guardia pretoriana.

Es decir, que aunque se haya producido ese primer pacto con el que se ha querido salir de la parálisis política en la que se encuentra el país hace más de dos meses, seguimos en el limbo político y a la espera de si se abre un nuevo periodo de consultas reales, en las que Iglesias no descarta proponerse como Presidente (con pocas posibilidades) o sigue intentándolo Sánchez, o por el contrario, se abre un amplio periodo de reflexión, durante el cual no hay que descartar una reanudación de las negociaciones.


(*) Periodista


Sin empujar / Ramón Cotarelo *

El rasgo común a todas las formas de timo y estafa es la prisa, la urgencia. El que cambia moneda en el mercado negro, como el que vende farlopa en una esquina, el que quiere colocar un género falso o un pepla, todos tienen prisa; todos quieren que la otra parte espabile, tome rápido la decisión, que no pueda mirar la denominación de la moneda o los dientes al caballo. Todos quieren terminar la operación cuanto antes y desaparecer.

Hay algo sospechoso en las urgencias del PSOE porque Podemos y sus secuelas firmen el acuerdo con C's, lo suscriban o, cuando menos, no voten en contra. Prisas por conseguir la investidura de Sánchez en primera vuelta por mayoría absoluta, pues es posible, y, desde luego, en segunda por mayoría simple. Para conseguirlo, los socialistas despliegan una batería de argumentos sobre las bondades del acuerdo. Y es cierto que son numerosas y suenan bien. Pero son promesas hechas por quien disfruta de un crédito moderado y sin muchas garantías, pues se pide el voto favorable sin condiciones. 
Otros sectores del PSOE, quizá más duros, denuncian la pinza entre PP y Podemos. Es una denuncia curiosa: se considera lamentable la coincidencia de voto entre Podemos y PP, pero solo si el voto es negativo; si el voto de ambos fuera positivo, la coincidencia sería hasta celebrada. Obviamente, los contenidos del acuerdo son motivo de interpretación. Para Rajoy significa derogar toda su obra de gobierno. Para Rivera no contiene nada que el PP no pueda suscribir y, desde el punto de vista de Podemos es una concesión, una entrega a la derecha y al IBEX35.

De ahí la prisa, la urgencia. El contenido, siendo mejorable, es bueno, y votar en contra significa dejar paso a Rajoy. Como se aleccionaba en la era victoriana a las jóvenes doncellas antes del himeneo: "cierra los ojos y piensa en Inglaterra". Aquí igual, "cierra los ojos y piensa en España". Sánchez lo ha dicho literalmente: el pacto es por el bien de España. El bien de España requiere negarse en redondo a cualquier referéndum de autodeterminación de cualquier lugar del país. Pues eso: cerrad lo ojos y pensad en la Patria. Y la Patria es como decimos nosotros que es. Este punto es el más duro; es brutal; es sellar un pacto anticatalán. Y eso no es de recibo.

Se añaden las otras cuestiones, todas ellas opinables. La reforma laboral se deroga de facto. Si se deroga de facto, ¿por qué no de iure? La respuesta a esta pregunta, supongo, es la que se da también a la de por qué no se deroga de inmediato la Ley Mordaza, esto es, que no se quiere caer en un limbo jurídico. Sorprendente. ¿Estábamos en un limbo jurídico cuando estos psicópatas pusieron en vigor esa norma represiva, autoritaria y franquista? ¿Por qué no restablecer la ley anterior? Lo mismo con la LOMCE o Ley Wert de la que se dice que "se paralizará". ¿Y eso no crea limbo juridico? ¿Por qué no derogarla sin más y volver a la anterior? El resto de las cuestiones de contenido son de este jaez o aun más problemático.

¿Por qué las prisas, los arrechuchos, los empujones? Porque si Pedro Sánchez no es investido, gobernará Rajoy.

Pero eso es falso. Si Sánchez no es investido, se abre un plazo de dos meses antes de la convocatoria automática de elecciones y en esos dos meses puede pasar cualquier cosa. Incluso que vuelva a ser designado y hasta investido Pedro Sánchez. ¿Por qué no si cambian sus apoyos como dice Rajoy?Habrá que ir definiendo el modus operandi sobre la marcha. No sé si el Rey ha de tener alguna función en la fiesta o si corresponde más bien al presidente del Parlamento y al Parlamento mismo. ¿El qué? Sencillo: componer un gobierno que cuente con la mayoría, absoluta o simple, pero con el expreso y justificado acuerdo de las partes. Venir con un papel ya redactado y conminar a una tercera parte a firmar algo que no ha elaborado y sin cambiar nada, es un trágala. Y los trágalas funcionan cuando quien los hace puede; si no puede quizá se los trague él.

Tranquilos; no pasa nada. Hay dos meses para buscar una solución con acuerdo expreso de las partes. Fórmulas, muchas. Una gran coalición a dos (PP y PSOE), una gran coalición a tres (PP, PSOE, Cis), un gobierno de izquierdas (PSOE, Podemos y adheridos con abstención de C's), todo depende de cómo se negocie. Son dos meses para hacerlo y hacerlo bien. ¿Qué inconveniente hay para negociar una aceptación de Podemos, tan poco interesado en un gobierno de Rajoy o nuevas elecciones como todos los demás? Ninguno, es de suponer. A lo mejor hasta se podía encontrar una fórmula grata a todos, incluidos los independentistas. ¡Quién sabe! En todo caso, festina lente, sin precipitaciones, sin sofocos, vamos a ver qué estamos haciendo y qué queremos hacer.

¡No hay tiempo! aducen los cuadros favorables a Sánchez que, habiendo escenificado una consulta a la membresía con una peregrina pregunta, se encuentra con un partido poco animado, más bien desmoralizado, en parte en pie de guerra a causa de las diputaciones y que continúa desangrándose por las cohortes más jóvenes. ¿Por qué no hay tiempo? ¡Porque gobierna Rajoy!

Tampoco es cierto. Rajoy está en funciones, en pocas funciones, pues se encuentra pendiente de relevo. En cambio, el Parlamento está a pleno rendimiento, es el que ha relevado al anterior legislativo y puede ir tomando sus medidas. Dicho en otros términos, si Rajoy, el de los sobresueldos, gobernaba no ya con proyectos de ley sino con decretos, este nuevo legislativo puede hacerlo con proposiciones de ley que el gobierno en minoría parlamentaria tendrá que tramitar, pues para eso está en funciones. O sea, no gobierna Rajoy; lo hace el Parlamento. Pues que lo haga.

¿Ventajas de esta situación en la que el Parlamento funciona mientras el ejecutivo está en dique seco? Notablemente, dos: la primera es que el sistema político se va a democratizar de verdad porque las decisiones solo podrán tomarse mediante deliberación en la cámara y no por los decretos del gobierno de turno; la segunda (y más importante), esas decisiones servirán de banco de prueba para que los partidos que estén negociando una coalición vayan poniéndose de acuerdo, coordinando sus políticas y sentando las bases para la colaboración posterior de gobierno.

Así que, lo dicho: sin empujar.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED

Toda la información económica global recogida a diario en las noticias clave de 'Economía Avanzada'