sábado, 1 de agosto de 2009

El PP advierte que la Junta "obligará" a los ayuntamientos a elaborar planes de VPO que "retrasarán" sus PGOU

ALMERÍA.- El portavoz del PP en Almería, Francisco Góngora, advirtió hoy que el anteproyecto de la Ley del Derecho a la Vivienda de la Junta de Andalucía "obligará" a los consistorios a elaborar planes municipales de viviendas de protección oficial (VPO), en los cuales los ayuntamientos "habrán de prefijar la localización de las futuras viviendas protegidas y sus distintos regímenes, lo cual supondrá una mayor dificultad a la hora de completar la redacción de los Planes Generales de Ordenación Urbanística (PGOU)".

Góngora señaló que este aspecto "dilatará de manera significativa" la elaboración y aprobación de los PGOU, con lo que, según el portavoz del PP, la Consejería de Vivienda y Ordenación del Territorio pretende "responsabilizar" a los ayuntamientos de la obligación de atender las demandas en materia de vivienda protegida de la población, "unas obligaciones que son de la administración autonómica", señaló.

De este modo, también criticó, ante el anuncio de creación de registros de demandantes de vivienda protegida por parte de la Junta, que los ayuntamientos tendrán una "carga" que compete a la Consejería de Vivienda, en la que no se les dota, según él, de medios económicos.

"Los socialistas hablan de esta Ley como si los andaluces pudieran exigir su piso, cuando la realidad es que con esta ley la Junta de Andalucía abandona gran parte de las competencias en materia de vivienda que son exclusivas de la comunidad y las descarga en los ayuntamientos", afirma el portavoz de los populares almerienses.

Desde las filas del PP se insta al Grupo Socialista a llevar a cabo una política en materia de vivienda "que resuelva las carencias en materia de vivienda protegida", ya que, según mantienen, de las 30.000 prometidas para el 2008 en Andalucía solo se han ejecutado un 30 por ciento.

El obispo de Almería asiste a la entronización del obispo de Cartagena, monseñor Lorca Planes


MURCIA.- El obispo de Almería, monseñor Adolfo González Montes, ha asistido esta mañana en la catedral de Murcia al acto de entronización del nuevo obispo de Cartagena, monseñor Lorca Planes, hasta el pasado 18 de julio, obispo de Teruel-Albarracín. Dos cardenales, cuatro arzobispos y veinte obispos se han dado cita pese a ser un caluroso 1 de agosto.

Durante dos horas, de once de la mañana a una de la tarde, el altar mayor de la catedral de Murcia, presidido por la imagen de la Vírgen de la Fuensanta, patrona de la Vega del Segura, ha acogido hoy el acto de entronización de monseñor José Manuel Lorca Planes como nuevo obispo de la Diócesis de Cartagena.

Cientos de personas, hasta llegar al millar, han asistido a esta celebración en el interior del primer templo, incluso se han instalado dos pantallas gigantes de vídeo a fin de facilitar el seguimiento de la solemne ceremonia desde el exterior.

Durante la ceremonia se escucharon piezas gregorianas ("De Angelis), de Häendel, Deiss, Taizé, Listz y Sagastizábal que Alfonso Guillamón tocaba en el órgano construido en 1856 por Joseph Merklin en París.

Antes de que Lorca Planes recibiera el báculo y la mitra que lo convertían oficialmente en nuevo obispo de Cartagena, el Nuncio en funciones, monseñor Manuel Monteiro de Castro, ha destacado las "probadas dotes y virtudes sacerdotales del hijo de esta hermosa tierra" en su etapa al frente del obispado de Teruel-Albarracín.

Con la lectura del texto de la bula de nombramiento firmada por Benedicto XVI el pasado 18 de julio, en la que el Santo Padre invita al nuevo prelado a "conocer y cumplir diligentemente la voluntad de Dios", se iniciaba la nueva etapa de Lorca Planes como obispo de la Diócesis de Cartagena, quien luego pronunció una homilía llena de agradecimientos tras los buenos cinco años pasados en la Diócesis de Teruel.

La celebración ha contado con un total de treinta y seis autoridades eclesiásticas, como el presidente de la Conferencia Episcopal Española, cardenal Antonio Mª Rouco Varela; el prefecto de la Congregación para el Culto Divino y los Sacramentos, cardenal Antonio Cañizares Llovera, antiguo administrador apostólico de la Diócesis de Cartagena, y el nuncio en funciones de Su Santidad en España, Manuel Monteiro de Castro.

Además, han presenciado, por asistencia, el acto, los arzobispos de Burgos, el murciano Francisco Gil Hellín; de Granada y metropolitano de Almería y Cartagena-Murcia, Francisco Javier Martínez Fernández; de Valencia, Carlos Osoro Sierra; y de Zaragoza, Manuel Ureña Pastor.

Les han acompañado 20 obispos (entre ellos, los de las diócesis colindantes de Orihuela-Alicante, Rafael Palmero Ramos; Almería, Adolfo González Montes; y Albacete, Ciriaco Benavente Mateos), y cinco vicarios generales, junto al Nuncio del Vaticano en Eslovenia, Santos Abril Castelló.

Estaban, ademas, los obispos titulares de Cuenca, José Mª Yaguas Sanz; Huesca, Jesús Sánz Montes; Jaén, Ramón del Hoyo López; Málaga, Jesús E. Catalá Ibáñez; Palencia, José Ignacio Munilla Aguirre; Sant Feliú de Llobregat, Agustín Cortés Soriano; Vich, Román Casanova Casanova; Tarrasa, Josep Ángel Saiz Meneses; Segorbe-Castellón, Casimiro López Llorente; Tarazona, Demetrio Fernández González; de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Plá; y los auxiliares de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino y Fidel Herráez Vegas, y Valencia, Esteban Escudero Torres, y Enrique Benavent Vidal, así como los eméritos de Cartagena, Javier Azagra Labiano, y Orihuela-Alicante, Victorio Oliver Domingo.

Los cardenales, metropolitanos, el Administrador Apostólico y el nuevo Obispo se revistieron en la Capilla del Palacio Episcopal; los obispos, en el Salón del Trono; los canónigos, vicarios y el Colegio de Consultores, en la sala paralela al Salón del Trono y el resto de los sacerdotes en la Capilla de San Antonio, de la Santa Iglesia Catedral (S.I.C.).

La procesión de entrada partió desde el Palacio Episcopal, sólo con los que se revistieron en el Palacio, entre ellos monseñor Adolfo González Montes.

Desde Teruel ha viajado hasta Murcia un grupo de medio centenar de fieles, encabezados por el alcalde de la capital, Miguel Ferrer.

(En la foto de Juan Leal, Lorca Planes y el Nuncio se dirigen a la Catedral)

Salvemos lo real: Cajasur / José Francisco Serrano Oceja *

Hay un principio de razón, y de fe, que nos obliga a salvar lo real. ¿Qué ha pasado en Cajasur? ¿Qué se ha salvado? ¿Qué se ha perdido? No es ésta la columna para los análisis técnicos o sobre factores que han condicionado esa fusión. Sí es una columna en la que legítimamente nos podemos preguntar cuál es la repercusión, en el interno de la Iglesia, de este nuevo orden de cosas en la relación entre el cabildo de Córdoba y, por tanto, la Iglesia en Córdoba, con la nueva entidad bancaria. Ningún análisis se puede hacer al margen de la historia. Ninguna institución humana, ni eclesial, lo es sin los nombres que la conforman.

Lo que se ha salvado en Cajasur es, en primer lugar, la naturaleza y misión de la Iglesia, que se expresa en la teología del Vaticano II que establece los principios de la relación con el mundo y la dinámica de las realidades terrenas. Garante de esta preservación ha sido el obispo de Córdoba, -que en términos civiles se diría en funciones, y que cada vez lo parece menos-, monseñor Juan Jose Asenjo. Monseñor Asenjo ha hecho todo lo posible, con la ayuda del Nuncio, y de los responsables de la Conferencia Episcopal, por frenar la intervención de Banco de España, por poner un límite a la voracidad de la política y de los políticos, socialistas desde que el socialismo democrático es socialismo, y democrático, que han tenido siempre esta caja como uno de sus más preciados y preciosos deseos. Cajasur ha cumplido, desde sus inicios fundacionales, dantes y después de transformaciones, y de cambios normativos, con la obligación de lo social. La Iglesia cuando utiliza el concepto de los social, no lo maneja con la frivolidad de esconder una ideología o un instrumento de tortura de la conciencia. Lo social en la Iglesia es lo que ocurre el día a día. Si el buen nombre de la Iglesia ha estado ligado a Cajasur para cumplir esa función social no debe permitirse que, de la noche a la mañana, se desamortice ese patrimonio. Por eso la insistencia en preservar un núcleo de ayuda y de presencia que permita seguir siendo, no en menor medida, el pulmón financiero de no pocas actividades de presencia de lo cristiano en Andalucía y , también, allende Despeñaperros.

Cuentan en la Villa y Corte que no ha sido fácil hacer entender a los gestores de la fusión, que casi parece una fisión, que Cajasur era algo más que una caja. Y que la tradicional instrumentalización que los políticos hacen de las Cajas, ampara por una legislación ad casum, no debía ser el leit motiv del supuesto que nos ocupa. La que parece entendió algunos de estos principios fue la Vicepresidenta del Gobierno, interlocutora siempre privilegiada con la Iglesia.

En los primeros días del mes de diciembre de 1999, cuando se discutía en el parlamento Andaluz la Ley de Cajas, el entonces obispo de Córdoba, monseñor Javier Martínez, escribió un texto que hoy vuelve a ser un valor en alza. Decía entre otras cosas: “Fue este deber cristiano el que dio origen en la Iglesia de Córdoba, ya en el siglo pasado, primero al Monte de Piedad y después a la Caja para sostenerlo y apoyarlo. A pesar de la enorme evolución sufrida por las Cajas en el último tercio de siglo, sobre todo como consecuencia de una injerencia creciente de la Administración del Estado en estas entidades, CajaSur ha tratado de mantener en lo posible su finalidad originaria, para la cual recibió del Cabildo de Córdoba unos fondos dotacionales que son bienes eclesiásticos, y que tienen, por su destino, una finalidad perfectamente concorde con los fines y la misión de la Iglesia. Aunque las Cajas se han asimilado con el tiempo en buena medida a otras instituciones de crédito, CajaSur tiene por su fundación unos fines, unos derechos y unas obligaciones a los que no puede renunciar, sino que debe esforzarse por mantener, e incluso cumplir de una manera cada vez más adecuada al espíritu de la fundación originaria”.

(*) Decano de Periodismo. Universidad CEU San Pablo