jueves, 21 de octubre de 2010

Blanco pretende trasvasar al ferrocarril el tráfico de unos 27.000 camiones anuales

MADRID.- El Ministerio de Fomento pretende elevar desde el 4% hasta el 10% la cuota del tren en el mercado del transporte de mercancías en el horizonte de 2020, lo que supondrá que el ferrocarril absorba un tráfico de cargas equivalente a unos 27.000 camiones anuales que actualmente se canaliza por carretera.

   Se trata de uno de los principales retos del Plan Estratégico para el Impulso del Transporte Ferroviario de Mercancías que el titular del Departamento, José Blanco, consensuó con las comunidades autónomas el pasado mes de septiembre y anoche presentó en el Senado.
   El plan busca que el tren cuadruplique el volumen de carga que transporta (desde los 25 millones de toneladas anuales actuales, hasta los 100 millones de toneladas en 2020), reduciendo a la vez los costes de la unidad física transportada entre un 10% y un 40%.
   De esta forma, el ferrocarril español dejará de ser el tercero de la UE con menor cuota de mercado en mercancías y se situará en línea con otros países europeos como Gran Bretaña, donde se sitúa en el 12%, Francia (16%) y Gran Bretaña (22%).
   Entre las medidas que contemplan el plan para lograr este objetivo destacan la introducción del 'low cost' en el tren de mercancías, y la articulación de grandes corredores ferroviarios para tráfico de mercancías.
   En cuanto al bajo coste, Blanco explicó que se introducirá en corredores que permitan su explotación con "multifrecuencias" de trenes, como aquellas líneas que unan importantes puertos con el interior de la Península, y que contribuyan así a reducir los costes del transporte.
   Respecto a los grandes corredores de mercancías, entre los que citó las relaciones Madrid-Sevilla, Madrid-Valencia y Barcelona-frontera francesa, su diseño y explotación se realizará "gracias a la puesta en servicio de nuevas infraestructuras de Alta Velocidad para viajeros".
   El plan de impulso al tren de mercancías de Fomento presentado en septiembre pretende movilizar inversiones de 7.500 millones de euros hasta 2020 para mejorar la infraestructuras además de desarrollar iniciativas de mejora de gestión y operación.
    El objetivo final de Fomento es que España cuente con un sistema logístico y de transporte de mercancías equilibrado, sostenible y competitivo, para "atraer nuevos tráficos" y "relanzar España como un 'hub' del Sur de Europa para tráficos de carga". "España tiene un enorme potencial y no puede dejar de ambicionar a ocupar un lugar en el transporte de mercancías que vaya más allá de nuestras fronteras, a convertirse en un 'hub' para mercancías de Africa, Asia y Latinoamérica".
   Blanco pidió a las empresas de transporte de mercancías por carretera que "no interpreten el plan como una limitación para su sector". "Al revés, supone una oportunidad en la medida en que se desarrollan las condiciones para convertir a España en 'hub' internacional".
   El ministro defendió que su plan constituye "una auténtica reforma estructural de la economía", con la que se "España atraerá grandes tráficos".
"Abrirá al conjunto del país un nuevo abanico de posibilidades económicas y empresariales", destacó.
   "Por ello, el sector del transporte por carretera debe ver el plan como una oportunidad y nunca como una amenaza. Se trata de sumar y no de restar. El ferrocarril debe complementar el transporte por carretera, que tiene y seguirá teniendo un papel relevante por su más que demostrada eficiencia y flexibilidad, proporcionando nuevas oportunidades que mejoren su rendimiento y eficiencia empresarial", garantizó.
   "De esta manera, será el sistema de transportes el que impulse la actividad económica y no la actividad económica la que impulse el sistema de transportes", concluyó.

Añez (PAL) dice que el Caso Poniente "ha pasado factura" y cree que se "intenta destrozar" la figura de Enciso

EL EJIDO.- El portavoz del equipo de gobierno en el Ayuntamiento de El Ejido y secretario general del PAL, José Añez, ha reconocido este jueves que el Caso Poniente por el que se detuvo hace un año al alcalde ejidense, Juan Enciso, "ha pasado factura" al ánimo del primer edil y sus allegados, "al pueblo y también vamos a ser sensatos", al partido municipalista que Enciso fundó en 2005 tras escindirse del PP.

   En rueda de prensa, Añez, para quien el Ayuntamiento "nunca ha perdido su normalidad", se ha referido a la operación policial y judicial contra una presunta trama de corrupción como "un proceso muy duro" desde el punto de vista "personas, familiar y político" que, según ha subrayado, "también lo ha sido para los ciudadanos", que son "los únicos que tienen la potestad para decir quién quieren que les gobierne ahora y en un futuro".
   Tras trasladar que cree en la "inocencia" del regidor y presidente del PAL y que, por tanto, "no se ha llevado ni un solo duro" de las arcas municipales, ha aseverado que con la detención el 20 de octubre de 2009 se "intentó destrozar y acabar" con la figura de Enciso, "un objetivo principal de algunos, no de ahora, sino de hace mucho tiempo" al tiempo que "se ha querido aprovechar de una debilidad que ha demostrado no tener para sacar tajada política". "Muchos no esperaban la fortaleza que está mostrando", ha ahondado.
   Al hilo de esto, ha advertido que no existen "atajos" para alcanzar el gobierno en El Ejido derivados, a su juicio, "del odio y el rencor" hacia el PAL, proyecto que "llevaremos hasta el final", y que en Democracia "solo vale lo que dicen los ciudadanos y no buscar meter a nadie en la cárcel para ganar unas elecciones". "Que, después de quedarse en año 2000 sólo con su pueblo sin acatar directrices de partido y luego obtuviese mayoría absoluta en 2003 no se le ha perdonado", ha asegurado en referencia a Enciso.
   En los mismos términos en los que se ha expresado en ocasiones anteriores, Añez se ha referido a la operación 'Poniente' como un "espectáculo" en el que los modos de actuar con "fueron desproporcionados". Ha calificado, asimismo, de "vergonzosas y lamentables" las, a su juicio, "filtraciones de un sumario que está bajo secreto".
   La operación 'Poniente' se saldó con la detención de 23 personas, entre ellos el alcalde y el ex interventor municipal, José Alemán, por presuntos delitos de cohecho, malversación de caudales públicos, tráfico de influencias, blanqueo de capitales y falsedad documental, así como más de una cincuentena de imputados.

El comité de dirección de GIAL decide este viernes si acepta o no la propuesta de integración realizada por PP

ALMERÍA.- El comité de dirección del Grupo Independiente de Almería (GIAL) decide este viernes en asamblea si acepta o no la propuesta de integración realizada por la dirección provincial del PP almeriense, después de que los presidentes de ambos partidos, Juan Megino (GIAL) y Gabriel Amat (PP), hayan mantenido varios encuentros para analizar y negociar la fórmula en la que los independientes pasarían a formar parte del PP, si procede. 
 
   Fuentes del partido han explicado que durante la reunión del comité de dirección que conforman ocho personas, Megino expondrá las negociaciones mantenidas con los 'populares' y las propuestas lanzadas, así como las peticiones realizadas por el partido que pasaría a integrar el PP en caso de aceptar, un asunto que viene introducido por la cláusula que firmaron ambos partidos en el momento en el que se produjo el pacto de gobierno en la capital para la corporación 2007-2011 y que repercute en las listas de las próximas elecciones municipales.
   De esta forma, durante la reunión se votarán las alternativas de manera que, en caso de aceptar la propuesta de integración, hasta el momento "global" según apuntan, la decisión se tendrá que someter de nuevo a consideración, esta vez por parte del comité ejecutivo de GIAL. En caso de deshechar la oferta del PP, las formaciones políticas mantendrían sus condiciones actuales si no se producen nuevos acercamientos.
   No obstante, Megino ya apuntó en una rueda de prensa que la integración con el PP "está más cerca que nunca" después de la última negociación 'bis a bis' mantenida con el presidente del PP de Almería, si bien ha insistió en que este acercamiento "no significa que la integración se vaya a producir porque hay cuestiones desde nuestro punto de vista muy importantes, que seguramente no lo sean para el PP, en las que estamos trabajando".
  El presidente de GIAL y edil de Urbanismo capitalino explicó que a consecuencia de este acuerdo "han ido llegado diversas propuestas --del PP-- que habían sido desatendidas por la dirección de GIAL", aunque la reanudación de las conversaciones han llevado a este "acercamiento" que aún se aleja de la integración a la espera de tratar determinadas cuestiones. "No son flecos, éstos se resuelven enseguida, sino que estamos en una negociación a nivel de presidentes de partido con la modestia nuestra y la grandeza que pueda tener el PP", advirtió.
   Megino reflexionó sobre las consecuencias que tendría para GIAL aceptar la integración con el PP como es la "desaparición" de su formación, un "sacrificio importante", a su juicio, en el que hay que tener en cuenta que el partido cuenta en la provincia con tres alcaldías, participación en varios equipos de gobierno, 31 concejales y 1.000 afiliados, según ha ahondado. "Yo espero que esta circunstancia esté siendo suficientemente sopesada por la dirección del PP", subrayó.
   Por otra parte, el edil capitalino ha ratificado además que en caso de que se produzca esta entrada de GIAL en el PP, él mismo no se incluiría en el partido opositor, lo que, ha aclarado, "eso no quiere decir que no luche por esa integración" a través de determinados términos que declinó precisar.

Lo malo de fumarse un puro / Javier Valenzuela

Lo malo de fumarse un puro esperando ver pasar el cadáver del enemigo es que a poco que éste haga algún movimiento para intentar salvarse se te pone cara de tonto. Es lo que le ha ocurrido a Rajoy tras dos jugadas de manual de Zapatero: un pacto parlamentario con PNV y Coalición Canaria que le garantiza terminar la legislatura y un cambio de Gobierno. El estupor y hasta temor expresados el miércoles por Rajoy y los suyos confirma que sesteaban en una oposición siempre negativa, nunca positiva, una oposición que jamás desvela sus alternativas. Confiaban plenamente en que la acumulación de la crisis con los errores de Zapatero les llevara en volandas a La Moncloa.
Zapatero terminará su segunda legislatura y el PSOE venderá cara su piel, no sabemos con qué candidato, en 2012. Pero es sólo la mediocridad de la dirección conservadora lo que ha convertido en maravillosa virtud lo que era una necesidad a gritos, lo que muchos reclamaban desde hacía meses: un Ejecutivo más compacto y combativo, con mayor peso político y capacidad de comunicación. Incluso la nueva alineación estaba en lo esencial prácticamente cantada.
Forjado en mil batallas, multiusos, de gran inteligencia y capacidad dialéctica, buen conocedor de los medios de comunicación, Rubalcaba era lo seguro, el evidente valor refugio para un partido y un Gobierno deshilachados y desnortados. Ahora ocupa una posición clave en lo que de momento es un final menos espasmódico de la segunda legislatura de Zapatero.
¿Sobrevive Zapatero a costa del zapaterismo? ¿Estamos ante un poszapaterismo con Zapatero? Cabe preguntárselo. El líder socialista aplica desde mayo las recetas de los mercados y organismos financieros, dañando y decepcionando a sus votantes de izquierda. También aceptó resignadamente los recortes del Estatut, enajenándose la simpatía de muchos catalanes. Ahora se ha desprendido de Fernández de la Vega y de Moratinos, dos de sus ministros fetiche, ha reconvertido en secretarías de Estado los ministerios de Vivienda e Igualdad y ha encumbrado a Rubalcaba, un veterano del felipismo. ZP y buena parte del zapaterismo ya son historia. Para lo bueno y para lo malo, Zapatero es ahora eso que los norteamericanos llaman "Just Another Politician".
Aunque este Gobierno sea más organizado, combativo y mejor comunicador que sus predecesores, su margen de maniobra en lo esencial hoy para los españoles, lo económico y social, es muy estrecho. La recuperación económica será débil en 2011, creará poco empleo neto, si es que lo crea, y, sobre todo, la percepción ciudadana, siempre por detrás de los datos, continuará siendo negativa. Y tomada la decisión de seguir adelante (ahí sigue Elena Salgado) con las reformas neoliberales, ¿cómo puede recuperar la confianza de tantos de sus electores de izquierdas? Tras los recortes en pensiones, sueldos de funcionarios e inversiones públicas, tras el abaratamiento del despido, ahora viene el retraso en la edad de jubilación.
El problema del PSOE no es el atractivo de Rajoy (siempre escaso) ni el ascenso electoral del PP (que vendrá a obtener en 2012 los diez millones de papeletas de sus incondicionales). Su problema es que, a tenor de las encuestas publicadas antes del cambio de Gobierno, a dos, tres, tal vez cuatro millones de españoles de los 11 millones que les votaron en 2008 no les apetece votar a los socialistas en general y a Zapatero en particular. Les dolió el que Zapatero negara la crisis cuando ellos ya la sufrían en carne propia y, luego, el que en mayo bebiera el cáliz hasta las heces y asumiera lo que ellos consideran que son contrarreformas sociales.
Los éxitos electorales de la derecha en Europa (y los que pueden obtener en las legislativas norteamericanas del mes próximo) se corresponden a su triunfo ideológico. De la reforma del capitalismo del otoño de 2008 se ha pasado vertiginosamente a la urgente aplicación del programa máximo del capitalismo financiero internacional. La impotencia de la socialdemocracia para proteger a los suyos es patética. No es de extrañar que muchos de sus votantes se abstengan y que los otros prefieran el original de la derecha neoliberal a la mala copia del centroizquierda.
Sí, el nuevo Gabinete cuenta con dos guiños a la izquierda: Valeriano Gómez, que se manifestó contra la reforma laboral, y Rosa Aguilar, ex alcaldesa de Córdoba por IU. ¿Logrará el primero que los costes de la crisis no los paguen sólo las clases populares y medias? ¿Conseguirá reformar la reforma laboral para que no sea tan sólo un abaratamiento del despido? ¿Podrá cambiar el rumbo ya adoptado por la reforma de las pensiones? Es difícil imaginarlo cuando la misma Moncloa presentaba el miércoles este Gabinete como el que seguirá aplicando la política adoptada en mayo.
Los socialistas creen que pueden quedarles otros dos cartuchos. Uno es que ETA renuncie de veras al terrorismo. Veremos. Lo seguro es que, con Rubalcaba y Jáuregui en La Moncloa, el Gobierno será muy prudente. Sabe, además, que no podrá contar con el apoyo leal del PP, proclive más bien a presentar cualquier final feliz como una "rendición" de los socialistas. Otro cartucho imaginado es la removilización del electorado progresista en 2012 por miedo al regreso de la derecha a La Moncloa. Pero será difícil que este recurso, ya utilizado en 2008 con el resultado para el PSOE de cientos de miles de votos adicionales de ciudadanos de izquierda, funcione de nuevo.
Zapatero tiene garantizado que agotara la legislatura. Esto desdramatiza el debate sobre quién será el cabeza de cartel socialista en 2012. Nadie ha echado al presidente antes de tiempo y si no se presenta una tercera vez será por decisión propia. El año y medio de estabilidad parlamentaria le permite plantearse el asunto con cierta calma.
Ahora bien, 2012 no debería ser sólo para los socialistas una cuestión de nombre: si Zapatero u otro; si este otro es hombre o mujer, un valor refugio o una apuesta de futuro, alguien de la vieja guardia felipista o alguien surgido del zapaterismo. Debería ser también, y sobre todo, una cuestión de un nuevo programa, de una propuesta que de sentido a la idea de que la socialdemocracia aún es capaz de ofrecer alguna seguridad en la selva de la globalización a los que no son ricos y poderosos.

La conspiración de Ponferrada / Javier Casqueiro

¿Cómo se hace una crisis de gobierno tan potente y con tanta gente implicada como la de ayer sin que se filtre antes y se estropee? ¿Con quién se consulta? ¿Tiene colaboradores de confianza alrededor el presidente del Gobierno como para preparar algo tan delicado? Una crisis similar, muy similar, estuvo a punto de ejecutarse antes del verano y se estropeó. Los dos nombres principales de entonces, Alfredo Pérez Rubalcaba y José Blanco, han sido ahora también básicos. Pero con resultados diferentes.
Entonces se especuló con que el nuevo vicepresidente primero podría ser el ahora ministro de Fomento, que desbrozaría en su cargo el camino del titular de Interior para un futurible relevo de José Luis Rodríguez Zapatero como próximo candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno en 2012. Aquella operación no salió. Entonces se achacó aquel fracaso a la excesiva ambición pública de algunos de los protagonistas. Pero de aquel amago no salió bien parada, tampoco, la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín , que le servía al presidente de contrapeso. Aún le sirve en ese cometido. Y en otros.
Hay muchos dirigentes del Gobierno y del PSOE que cuestionan en privado la labor de la hasta ahora secretaria de Organización. Pero Pajín se ha mantenido en su cargo y ahora será ministra porque ha querido Zapatero. El presidente gusta de fomentar varios círculos de opinión e influencia a su alrededor. El primer núcleo, el central, en cualquier caso, lo forman sobre todo dos personas: José Blanco y Alfredo Pérez Rubalcaba . Era así antes y ahora lo será seguramente más. Pero el líder socialista busca también otras voces.
Para cerrar esta crisis abierta desde antes del verano, el presidente ha consensuado ideas obviamente con Blanco, con Rubalcaba, pero también con Leire Pajín. Porque, además, la remodelación ha traído consecuencias también para la estructura interna del PSOE. Y muy relevantes de cara a un futuro congreso del partido que pudiera decidir sobre el futuro sucesor de Zapatero. Si es que Zapatero no se presenta otra vez.
Cuando el presidente picoteó algún tentempié el domingo, sobre las dos de la tarde, con un grupo muy selecto de periodistas en el pabellón de deportes El Toralín de Ponferrada aún tenía muchas dudas sobre lo que venía tramando desde hacía meses. Los periodistas, enviados desde los medios nacionales, le preguntaron hasta tres veces por la crisis. El presidente negó tres veces y aseguró que solo relevaría a Celestino Corbacho en el Ministerio de Trabajo. Aunque el propio Corbacho algo se olía. En los últimos días justificaba el retraso en su cese porque "a lo mejor hay algo más".
Las dudas del presidente del domingo se despejaron algo cuando comprobó que tenía apoyos parlamentarios suficientes para agotar la legislatura con el PNV y Coalición Canaria. El lunes iba a recibir a Paulino Rivero (CC) con ese objetivo.
Zapatero dejó las conspiraciones de Ponferrada en marcha y volvió a Madrid, se encerró en La Moncloa y habló esa tarde del domingo en privado con María Teresa Fernández de la Vega . Presumía que prescindir de la vicepresidenta en la que se ha apoyado tanto estos seis años iba a ser difícil. Pero resultó más fácil de lo previsto. Estuvo muy comprensiva.
Entonces Zapatero se animó a ejecutar una crisis amplia, con mucha experiencia y pesos pesados, la que le venían reclamando barones y secretarios generales de varias federaciones. La que demandaban desde Cataluña, que tiene dentro de un mes unas elecciones lastradas por la abstención de los socialistas, y la que iba a ser tan bien acogida este sábado en el Comité Federal. Se convenció. Era el momento. Antes de que en enero empiece a notarse la recuperación económica. Y Zapatero empezó a tirar de móvil. Tenía el lunes y el martes para cerrar todo el paquete de cambios. Y debía ser discreto para que no se vinieran otra vez abajo.
Charló con Blanco, Rubalcaba y Pajín. Cuadró el círculo de esos intereses tan variados. Y empezó a planificar citas. El martes había pleno en el Congreso de los Diputados sobre los Presupuestos Generales del Estado. Otro buen lugar para las conspiraciones. La zona de Gobierno preparada en la Cámara baja puede llegar a estar muy concurrida, pero también puede ser muy reservada. Propicia para confidencias. El martes por la tarde, entre las siete y las diez de la noche, se ejecutó todo.
Inició entonces Zapatero un periplo de entrevistas y llamadas. A la primera que telefoneó fue a Trinidad Jiménez . El último fue Ramón Jáuregui , al que llamó y pilló mientras estaba cenando en Estrasburgo. Con algunos de los ministros salientes tuvo deferencias. Aprovechó que Miguel Ángel Moratinos estaba el martes en el pleno y se lo llevó a su despacho. Charlaron 20 minutos. El ministro lo encajó como pudo. Tenía inminentes viajes de trabajo en marcha.
Ya de noche avanzada, cuando la crisis revoloteaba por las redacciones, el presidente volvió a llamar a Blanco, Rubalcaba y Pajín. Y a otros. Y les contó que el plan había salido bien. Y que estaba "de vuelta".