viernes, 14 de enero de 2011

El primer ministro tunecino se confirma que ha tomado el poder y Ben Alí abandona el país


TUNICIA.- El primer ministro, Mohamed Ghannouchi, ha anunciado en directo ante la televisión estatal que ha asumido la Presidencia interina de Túnez después de que el anterior presidente, Zine al Abidine Ben Alí, haya sido declarado "temporalmente incapaz" de ejercer el cargo. 


   La televisión estatal ha anunciado que Ghannouchi permanecerá en la Presidencia hasta la celebración de elecciones. El nuevo mandatario aseguró en su mensaje que respetará la Constitución y restaurá la estabilidad.

   Poco antes, las cadenas de televisión Al Yazira y Al Arabiya aseguraron que el presidente del Parlamento, Fuad Mbazaa, había asumido el poder por un periodo mínimo de 60 días. Mbazaa presidirá un comité de gobierno formado por otros altos dirigentes, entre ellos el ministro de Defensa.

   Zine al Abidine Ben Ali abandonó el país hacia las cinco de la tarde de este viernes. Se especula que sus destinos pueden ser Francia o Emiratos Árabes Unidos, aunque Al Arabiya ha indicado que podría haber huido a Malta "con protección de Libia". Cerca de 8.000 personas habían ocupado las calles este mismo día para reclamar la dimisión inmediata del mandatario.

El Ejército de Túnez ha rodeado el aeropuerto internacional, situado en las afueras la capital, y el Gobierno ha ordenado el cierre del espacio aéreo, según informaron las autoridades aeroportuarias y la compañía Air France.

   Air France ha suspendido temporalmente todos sus vuelos a Túnez "debido al estado de excepción y al cierre del espacio aéreo", según declaró una portavoz de la compañía aérea francesa.

Poco antes, el ahora huído presidente de Túnez, Zine al Abidine Ben Ali, había destituido a todo su Gobierno y convocado elecciones legislativas para dentro de seis meses, después de varias semanas de protestas populares contra la corrupción, el paro y los altos precios de los alimentos.


   Las movilizaciones concluyeron este viernes con una manifestación de miles de personas ante la sede del Ministerio del Interior para reclamar la dimisión del presidente. La Policía ha disparado gases lacrimógenos y se han escuchado disparos.

   Según las organizaciones de Derechos Humanos, al menos 60 personas han muerto a lo largo de estas semanas a causa de las protestas registradas en todo el país. Trece de ellas murieron esta pasada noche en la capital, Túnez, y otras cinco fallecieron este viernes en las afueras de la ciudad.

 El Gobierno de Túnez había declarado hoy el estado de excepción en todo el país y había impuesto un toque de queda entre las cinco de la tarde y las siete de la mañana, según informó la televisión estatal. Asimismo, había  prohibido la formación de grupos de más de tres personas y advertido de que "se utilizarán las armas" si no se atiende a las órdenes de las fuerzas de seguridad.


   "El presidente ha ordenado al primer ministro, Mohamed Ghannouchi, la formación de un nuevo Gobierno", informó la televisión. "Tras los actos de violencia, ha decidido introducir el estado de excepción en el país para proteger a los ciudadanos tunecinos", prosiguió.

   "Este estado de excepción supone que que queda prohibida cualquier reunión de más de tres personas, que las fuerzas de seguridad utilizarán las armas en caso de que los sospechosos no se detengan cuando se lo pida la Policía y que se impondrá un toque de queda desde las cinco de la tarde hasta las siete de la mañana por un periodo indefinido", añadió.

   El presidente de Túnez, Zine al Abidine Ben Ali, decidió destituir a todo su Gobierno y convocar elecciones legislativas para dentro de seis meses y a no cambiar la Constitución para poder optar a la reelección.

Pero Zine al Abidine Ben Ali, tuvo que dejar el cargo hoy viernes tras no conseguir contener la peor ola de violencia popular de sus dos décadas en el poder. 

Los problemas de Túnez los comparten otros países de la región. Muchos de los participantes en las protestas dijeron que estaban hartos del desempleo, la falta de libertad y el enriquecimiento de una pequeña élite.


Hoy viernes por la mañana, la policía lanzó gases lacrimógenos y disparó para intentar dispersar a una multitud en el centro de Túnez, que solicitaba la inmediata dimisión del veterano mandatario pese a su promesa de dejar el poder en 2014. Pero las protestas continuaron en la capital y otras ciudades.

Después de que la policía lanzase gases lacrimógenos y utilizase sus porras, una multitud de jóvenes se retiraron un poco del edificio del Ministerio del Interior y comenzaron a lanzar piedras a los agentes, que respondieron con más granadas de gases lacrimógenos. Algunos periodistas escucharon disparos en las inmediaciones.

Para los manifestantes, la promesa de Ben Ali de dimitir y bajar los precios de los alimentos esenciales no era suficiente. "No queremos pan u otra cosa, queremos que se marche", coreaban. "Después comeremos lo que tengamos".

Un fotógrafo de prensa vio saqueos en dos grandes supermercados en el suburbio de Enkhilet, a unos 10 km de la capital. También dijo que habían prendido fuego a una comisaría de policía.
Casi en cada manzana de los suburbios de Túnez, había gente en las calles con bates de beisbol para proteger sus coches y casas de los saqueadores
Varios países, como Reino Unido y Estados Unidos, han aconsejado a sus ciudadanos que no viajen a Túnez, poniendo en peligro el turismo, alma económica del país.

El operador de vacaciones Thomas Cook dijo hoy viernes que estaba evacuando a casi 4.000 turistas alemanes, británicos e irlandeses y la agencia TUI Travel dijo que iba a fletar aviones para los que quisieran volver e iba a cancelar su próximo vuelo el domingo.

Unos 600 españoles residen habitualmente en el país sin contar los cientos de turistas que lo visitan todos los meses.