SEGOVIA.- “El volumen anual de lluvia caída en España es suficiente para cubrir las necesidades hídricas del país”, dice en una entrevista en 'El Adelanto'
el doctor ingeniero hidráulico y ambiental segoviano Juan Carlos
Domingo Pinillos, con experiencia de investigación sobre la problemática
en el Campo de Cartagena y su influencia en el Mar Menor.
—Cataluña va a recibir agua de las desalinizadoras de
Levante, ¿Cuál es el problema en este país por la gestión del agua? ¿Son
las desalinizadoras la mejor opción?
—El cambio
climático está produciendo un descenso paulatino y continuado de las
precipitaciones anuales en España. Pero por suerte, con la cantidad de
agua que precipita actualmente de las nubes, tenemos suficiente agua
para las necesidades hídricas del país, pero no somos capaces de
gestionar y retener esa agua que acaba en el mar.
España es el
segundo país de Europa que más aportaciones de agua recibe al año con
una cantidad aproximada de 350.000 hm3, por detrás de Francia con unos
500.000 hm3. Los valores relativos sobre el agua de lluvia recibida por
habitante o por hectárea útil para la agricultura, siguen dejando a
España en los puestos de cabeza en Europa.
La parte del agua de
lluvia anual que recogen los ríos está en torno a los 110.000 hm3 y los
consumos anuales son unos 21.500 hm3, por lo tanto, quedarían unos
89.500 hm3 para caudales ecológicos que son unos 41.000 hm3. Por lo
tanto, en teoría se vierte al mar unos 48.500 hm3 anuales.
Hagamos
una reflexión: Si vertemos al mar además del caudal ecológico 41.000
hm3, otros 48.500 hm3 de posible agua dulce “excedentaria” , y resulta
que tenemos que desalar después ese mismo agua vertido al mar y ahora
salada, ¿no sería más sencillo retenerla, almacenarla, usarla antes de
que se “pierda” en el mar?
El río Ebro vierte al mar un caudal medio
anual aproximado de 464 m3/s en su desembocadura. Dejando el 50 % del
total vertido al mar para caudal ecológico, llenaríamos el total del
embalse del Pontón Alto en 9 horas.
Ahora hay que llevar agua a
Cataluña en barcos desde Valencia y desde otras desaladoras de agua de
mar, que es esa misma agua que se ha vertido unos kilómetros más arriba
desde el río Ebro al mar.
Las desaladoras es una opción cuando no
tienes recursos hídricos suficientes. Entre sus desventajas están que es
un agua que necesita un consumo de energía elevado, lo que encarece el
precio del agua potable que se manda al consumidor.
Además, tiene otro
problema añadido de tipo medioambiental, pues la osmosis inversa que se
emplea en estos procesos produce salmuera o el rechazo de sales, que
generalmente vuelve al mar, lo que a su vez produce un aumento de la
salinización de las aguas costeras, lo que hace que gradualmente también
cueste más eliminar ese exceso de sales.
Lo más sencillo y barato a
largo plazo, sería intentar retener parte de esa agua dulce de los ríos
que termina en el mar. Si lloviera exactamente igual a las necesidades
hídricas de cada región en España y durante todo el año, no haría falta
embalses ni obras de almacenamiento, pero como eso hoy en día es una
utopía, bajo mi punto de vista, no queda más remedio que almacenar esa
agua dulce de los ríos que nos hará falta meses más adelante.
—¿Qué políticas son necesarias para una eficiente gestión de los recursos hídricos?
—Lo
primero es volver a aclarar que la Ley de Aguas define claramente que
el agua en España es un dominio público, o sea, que es de todos los
españoles y lo gestiona el Estado español. Porque el hecho de que pase
el río por mi pueblo, no quiere decir que esa agua sea ya de propiedad
municipal.
Gestionar un recurso tan vital para la subsistencia de
cualquier país, región o provincia siempre es una tarea muy complicada
para cualquiera. Pero no queda más remedio que intentar ser lo más
eficaz posible, y para ello creo que las conexiones intercuencas son una
gran baza a desarrollar a nivel nacional.
Otros países punteros en
hidrología, como puede ser Estados Unidos, llevan muchos años usando las
conexiones intercuencas en sus políticas hídricas con buenos
resultados. El estado de California es un claro ejemplo de trasvases y
conexiones intercuencas, con un éxito más que probado.
España tiene
una diferencia de precipitaciones a nivel comunidad autónoma importante,
sobre todo entre el Norte y el Sur. El Sureste español era una región
deprimida y muy pobre después de la guerra civil española y durante
algunas décadas de la postguerra. La actividad minera de Cartagena y la
Unión hizo que fueran proliferando los aprovechamientos de aguas
subterráneas, provocando sobreexplotación de acuíferos.
Pero con la
puesta en marcha del trasvase Tajo-Segura en el año 1979, se produjeron
dos efectos importantes: el primero es que supuso el impulso definitivo
para que unas tierras que eran un erial improductivo pudieran ser
terrenos de regadío y generaran prosperidad a toda aquella región. El
segundo, es que se pudieron revertir los efectos dañinos que se estaban
produciendo a nivel hidrogeológico en las aguas subterráneas de la
región.
Si se pudiera disponer de unos 30.000 hm3 a mayores para la
agricultura y otros usos esenciales, se podría acabar con las pugnas
entre las comunidades autónomas en España. Se ha publicado recientemente
un artículo muy trabajado de Luis del Rivero, que avala todas estas
cifras que estoy comentando.
El Pacto Nacional para el Agua, creo
que es una buena iniciativa y fomenta precisamente erradicar esa
desigualdad hídrica entre regiones. Recoge propuestas técnicas para
hacer un uso más eficaz, solidario e integrado de los recursos
existentes.
—¿Por qué se están destruyendo pequeñas presas y embalses en toda la geografía nacional?
—Pues
sobre esta cuestión hay un poco de todo. Desde el Estado se está
promoviendo la eliminación de todo obstáculo inservible que esté en los
cauces de los ríos. Dicho así, estoy totalmente de acuerdo. Pero esta
afirmación tiene muchos matices. El primer matiz es qué entendemos por
inservible, y aquí ya empieza el lío.
Es cierto que hoy en día hay
muchas obras hidráulicas que están obsoletas y fuera de uso, que están
sobrando en los cauces. Pero también es cierto, que algunas de ellas son
infraestructuras que siguen dando un servicio a la comunidad, aunque no
sea el inicialmente previsto cuando se construyeron. La Ley permite
rehabilitar estas infraestructuras y darle otro uso compatible con el
cauce. Y aquí está la clave de la cuestión. Si se quiere o puede dar esa
posibilidad de reutilización del azud.
Yo entiendo que cuando se
pueda dar un uso compatible como balsas para recarga ante incendios, u
otros usos compatibles con el entorno, se debería hacer un esfuerzo por
conservarlas. Si además, hay un Ayuntamiento que se hace cargo de la
titularidad y mantenimiento del azud, por motivos socio-económicos del
municipio y además tiene fundamento, pues que debería darse esa
posibilidad.