
Algún columnista más sevillista que sevillano me tiene a Martín Soler, el cacique del Almanzora, ya semanas a los piés de los caballos por su aparición en el sumario de la 'Operación Poniente' aunque para nada como starring porque su verdadero papel es el de productor de un filme que luego ha salido por donde ha salido porque el casting daba de sí lo que daba y ésto es lo menos que se podía esperar cuando uno se pone en manos de los comunes, en terminología británica.
Pero su responsabilidad sí es política por 'cerebro' de la alianza PSOE-PAL para hacerse con el control político de la provincia de Almería tolerando todo a Enciso y su gente en el feudo de El Ejido, sin pararse a pensar que es la segunda ciudad y muy conflictiva a raiz de los incidentes de hace diez años. Luego, la cuota de poder en la Diputación y ponerse en manos de analfabetos funcionales de escasos principios, no podía terminar sino como ha terminado: derivando las penitencias a los eslabones más débiles desde la correspondiente instancia sevillana. A hipocresía no hay quien gane a los hispalenses cuando, además, se les aportan argumentos para armar una pieza de ataque.
¿Quién ha dicho y dónde, desde las bases del PSOE almeriense, que Soler y su tropa -Asensio y Segura Vizcaíno- tengan que marcharse para que surja un nuevo liderazgo? Yo no lo he oído ni visto escrito pero lo que sí observo es que Griñán intenta seducir a una parte de la militancia con el señuelo de la renovación para que Martín Soler quede amortizado en el acto ante el riesgo de la deriva política del sumario de la 'Operación Poniente', una instrucción que tiene toda la pinta de venir inducida y ser oportuna para alguien, sin menoscabo de la independencia de la valiente Montserrat Peña y del intrépido fiscal Gázquez.
Hay interés en convencer de la necesidad de una gestora por una supuesta metástasis en el PSOE almeriense, que lidera todavía nuestro hombre pese a sus últimas y patéticas apariciones para que se constate que está vivo. La sensación que me da es la de un enrocado pero sin saber muy bien qué hacer porque la indigencia, en este caso política, nubla la mente y suele ser mala consejera. Hoy parecía más rehecho en el acto de justicia con un antepasado suyo, fusilado por las tropas franquistas en junio de 1939. Pero la semana pasada y la anterior su propio aparato y sectores beneficiados destilaron una propaganda de urgencia, que me pareció barata e improvisada.
Ahora tiene a plazo un calvario, una verdadera prueba del algodón para un político honrado, como son las cinco preguntas-dardo del diputado Valderas, de IU-A, en el Parlamento Andaluz, sobre las ayudas a empresas y empresarios almerienses durante su mandato como consejero de Innovación. Ahí creo que es donde realmente se la juega porque la inspiración del citado diputado intuyo que viene desde el palacio de San Telmo para templar los ánimos de revancha de un Martín Soler, que sobradamente ha demostrado un mal perder inmediato, incluso con Griñán.
En Sevilla hay decenas que le llevan muchas millas de ventaja y, como veo, le han puesto trampas para elefantes a este periférico refractario con los rodajes porque comienza a peinar canas y calcula mal el tiempo y el recorrido que pudieran aún quedarle. Las fortalezas ya no se asaltan desde fuera ni desde dentro sino desde el entorno del alcaide. Y hay que saber esperar nuestro momento. Martín Soler se mordía las uñas en el Cabo de Gata y, como dicen en su pueblo, no le cabía un cañamón por el culo viéndose ya de sucesor de Chaves en la Junta. Un ingenuo o un soberbio.
Ahora la situación, mucho más realista y triste, es que parece unido con pegamento al desenlace del sumario de la 'Poniente' y a la consiguiente suerte política del alcalde de El Ejido porque, como se acaba de ver la semana pasada en la Diputación, la 'ligazón' creada es tan fuerte, que resulta casi imposible cortar amarras. Vender un alma al diablo siempre acaba en las calderas de Pedro Botero y, sólamente el sueño de convertirlo en purgatorio, alivia esa desazón a la que conduce una ansiedad sin fín. Así debe ser la existencia actual de este hombre que, aparte, no gana elecciones y ahora con él todo son follones.
Martín Soler ha pecado mucho de obra y omisión porque de palabra no; es muy astuto y se calla lo que piensa. Lo que algunos llaman con razón 'La taifa de Cuevas' (para otros, 'La banda del Minino') y su ilustrado soberano absoluto asistido de dos lugartenientes de bajo perfil, ha hecho estragos en su propia tierra y los enemigos interiores no se deben considerar menores.
Quien te destierra puede ser Sevilla pero quien te puede destripar, siempre políticamente hablando, puede ser un tipo de Turre al que hayas venido ninguneando, por poner un ejemplo. Atender sólo al poderoso de Macael genera un ejército de descontentos capaz de minar cualquier liderazgo en ciernes.
Pero hay episodios anteriores a la 'Poniente' que han ido desbaratando una esperanza ahora en trance casi seguro de frustración. Los desmanes urbanísticos en el Levante - tanto del PP, señor Caicedo, como del Partido Andalucista, señor alcalde de Vera, y de Carboneras, Pulpí o Níjar con el PSOE-A-, han sido posibles porque sus culpables -aún por localizar, detener y juzgar - se creían impunes y amparados en una amistad con el proconsul, creciente según su poder se extendía y se imponía desde Almería a Sevilla, y desde Sevilla a Madrid.
Zapatero llegó a picar y comprar una casa en Vera dentro de la atracción que algunos ensayaron con el presidente del Gobierno pese a Manuel Marín, ex presidente del Congreso de los Diputados. Las cañas se tornaron lanzas y la cercanía tiene el inconveniente de la medida y un mejor conocimiento. Martín Soler tampoco aprobó esa reválida. La dama de La Moncloa no ha vuelto a bucear cerca de El Playazo y su marido se inclinó por una de sus jóvenes militantes para liderar el futuro más cercano del PSOE-A.
Zapatero no desea una extensión del 'modelo almeriense' a Sevilla y otras provincias andaluzas y hasta pienso que abomina de él. Su atrevimiento, pues, hablando de Martín Soler, es de un nivel que no se queda en Sevilla. Como cuando arremetió contra el desaparecido periódico 'El Mundo de Almería'. ¿Es qué ignoraba el pacto entre Zapatero y Pedro J. Ramírez?
Algunos medios de comunicación locales parecen hoy, no obstante, indefectiblemente ligados a la suerte del 'comisario' Martín Soler y el PAL aunque lo más preocupante sería que algunos llamados periodistas sucumbiesen todavía a los cantos de sirena que les prometen puestos de investigadores para todos en la aún precaria Universidad de Almería, de cuya hipotética nueva Facultad de Medicina prefiero no opinar para no frustrar a alguien. ¿Sabrán de que hablan estos políticos de provincias?
El canto que le oyen a este malogrado político es el de un cisne de cuello corto que se resiste a morir -es humano y comprensible- y dejar paso a otras oportunidades para Almería y los almerienses. Con Martín Soler, desgraciadamente, cualquier posibilidad de futuro está cegada.