El ataque globalista ha fracasado, pero sigue, por inercia, causando
muerte y sufrimiento. Ese ataque de bioterrorismo, como lo ha definido
bien el texano Dr. Peter McCullough, que está asolando el planeta, está
destruyendo economías, y está cercenando y pisoteando libertades; ese
totalitarismo atroz, contra el que protestan los heroicos camioneros
canadienses, y los sufridos australianos, que hace peligrar todas las
patrias y someter a todas las personas, tiene una impronta
norteamericana; el sueño americano se ha convertido en una pesadilla
criminal, es la nueva ideología americana trufada de postmodernidad,
pero vieja como el mundo: la codicia humana, el ansia de bienes, el
dominio sobre las personas, sin atender a sentimientos ni a lazos de
sangre, ni de padres a hijos, ni entre hermanos, ni entre amigos.
Es una pseudo ideología, la pesadilla distópica de los petulantes, de
los satánicos, de los pederastas, de buena parte de ese 1% que acapara
el 99% de la riqueza, y que en vez de servir al consumidor mediante la
acumulación de riqueza, como nos prometían los liberales como Friedrich
A. Hayek, han decidido aniquilar la especie, esclavizarla hasta los
tuétanos.
¡Y ese ataque, ese designio genocida viene de los Estados
Unidos, otrora fatuamente autodenominada la “patria de la libertad”! Eso
que se llaman las élites se escudan en la nacionalidad norteamericana.
Han infectado al partido demócrata, cloaca inmunda, y se ha ido
adueñando de las universidades como Harvard, Berkeley y Columbia,
produciendo un biotipo materialista de psicópata, que trata de imponer
una pseudo religión satánica, transvalorando todos los principios
morales, en nombre de clichés y tópicos destructivos.
A imitación del partido demócrata, ha infectado como simples lacayos a
la Internacional Socialista y a la Internacional Conservadora,
produciendo una nueva especie de degenerados, nuevos clérigos de esa
pseudo religión infecta: Boris Johnson, Justin Trudeau, Emmanuel Macron,
Mario Draghi, Ursula von der Leyden, Pedro Sánchez, Pablo Casado…que
han vendido su alma al diablo. Pero los dirigentes son norteamericanos.
Los que ilustran este artículo, más los Clinton, los Bush, Obama, con
algunos aditamentos de otras nacionalidades, apátridas por elección,
como Carlos Slim, la familia real inglesa, la familia Orsini de Italia.
Todos los patriotas luchamos contra estos desalmados, que controlan
los medios de comunicación y las farmacéuticas, a través de los fondos
de inversión Black Rock, de Larry Flint y Vanguard, la OMS, con el
lacayo Tedros Adhanom, un pistolero, los CDC y la FDA, a través de
Anthony Fauci. El ataque bioterrorista es chino, pero sus terminales
está en el estado profundo de Estados Unidos, ya no tan profundo, porque
ha aflorado, y se ha diseñado con dinero del contribuyente
norteamericano.
Hemos visto con estupor como las Fuerzas Armadas norteamericanas, y
el otrora glorioso Cuerpo de Marines, Semper fidelis, han sido pinchados
sin ofrecer apenas resistencia, bajo las órdenes de un comandante en
jefe, auténtico sobón, demente, pelele de esa conspiración, el loco Joe
Biden. Y los patriota norteamericanos no han hecho nada ante esta
vergüenza que ha multiplicado las enfermedades entre los soldados.
Ciertamente, en 34 estados de la Unión, entre ellos Texas y Florida,
Utah y los del círculo de la Biblia, donde abundan los conservadores
libertarianos, se han mantenido ajenos a la farsa genocida, pero
tratados con desprecio durante décadas como paletos, han dejado hacer a
un Gobierno que ha perdido completamente la legitimidad de ejercicio y
ni tan siquiera tiene legitimidad de origen, pues es producto de un
fraude monumental, como se ha visto en el condado de Maricopa, en el
estado de Arizona.
(*) Periodista
http://ramblalibre.com/2022/02/21/carta-del-editor-el-ataque-bio-terrorista-es-norteamericano/