martes, 26 de septiembre de 2017

¿Muertes por silicosis en la multinacional 'Cosentino'?


ALMERÍA.- Tras el revuelo por la información publicada por Interviu y nuevodiario.es, respecto a la silicosis como patología derivada del trabajo de las encimeras de Silestone, este último medio digital entrevista a Raúl Carballedo *, abogado de algunos de los afectados, de la mano de Gabriel Sánchez.

¿Cuantos afectados conoce Ud.?
Llevo la representación de varios afectados por la silicosis y todos ellos han trabajado el producto del Silestone, cuya versión más conocida son las encimeras. Igualmente todos han sido trabajadores de la empresa Cosentino, y coinciden en afirmar que existe un numero aproximado de afectados en la comarca del Almanzora que aseguran, ronda las 40 personas. Igualmente, coinciden en afirmar que han fallecido 8 compañeros. El último afectado falleció este mes de agosto, justo al día siguiente de que terminara la entrevista la periodista de Interviu. Actualmente la fábrica cuenta con 1770 empleados, y la enfermedad tarda en manifestarse varios años. Por tanto, en la actualidad no sabemos que alcance tendrá esta enfermedad en unos años ya que no todos los trabajadores tienen la misma exposición a las microparticulas de sílice en su puesto de trabajo, ni los cuerpos reaccionan de la misma manera.

Parece un numero muy amplio de afectados por la enfermedad. Sin embargo, la fábrica cuenta con alrededor de 1700 empleados. ¿Porqué la gente elegiría trabajar en la fábrica a riesgo de perder su salud?
Aquí tengo una hipótesis que deriva de conocer algo la zona. La comarca del Almanzora a pesar de su potencial ha desarrollado en pocos lugares un tejido productivo suficiente como para mejorar optimamente las condiciones de vida de sus gentes. En realidad, aquí existe una oferta de trabajo menor a la demanda existente, lo que deja a una parte de su gente en una posición de desequilibrio material y laboral al tener que elegir entre trabajar en sectores menos estables como la agricultura, servicios, marmolería, transporte en vez de en una multinacional que garantiza un salario a riesgo de afectarte a la salud. A mi modo de ver, la clave se encuentra en las relaciones de desigualdad existentes donde una persona -con su familia- debe de decidir entre jugarse la salud y tener cierta estabilidad económica o tener salud en tanto su seguridad económica puede ser más precaria. Claro, esto no pasa con todos, hay buenos trabajos y empresas solventes pero a nivel de contexto general creo que esto que le digo es una realidad. Si la gente de la fábrica pudiera elegir seguro que habría cambios de preferencia.

Si como afirma, en la zona la silicosis se encuentra tan relacionada con Cosentino ¿porqué cree que no ha trascendido a la opinión publica?
La empresa lleva a cabo diversas estrategias y tácticas procesales para evitar el pago de indemnizaciones y sanciones (recargos de prestaciones) a extrabajadores. Hace un tiempo uno de mis representados me propuso romper la dinámica del silencio, y dar a conocer su situación, ya que para él resultaba especialmente duro, ver como la empresa trataba de hacer valer cualquier argucia legal, con el fin de evitar el pago de las indemnizaciones a las que por ley está obligada. En definitiva, se trataba de romper la barrera de la invisibilidad que recae sobre sus víctimas debido al poder que Cosentino tiene en la zona y su capacidad para copar los medios con informaciones que les son favorables. Me pareció interesante que las verdaderas víctimas de esta situación, pudieran dar visibilidad a su problema, sobre todo, teniendo en cuenta la beligerancia legal que ha mostrado Cosentino con sus extrabajadores a la hora de negociar las indemnizaciones, negándose en todo momento a asumir la más mínima responsabilidad en los hechos acontecidos. Utilizando por el contrario, una política de imagen pública corporativa supuestamente inmaculada y limpia, muy lejos de la triste realidad.

Hablé con diferentes periodistas de algún periódico de la zona y también nacionales, para exponerles la situación sin que obtuviéramos resultado alguno. Por el contrario a día de hoy, puedo afirmar que la relación con los varios medios de comunicación es muy fluida y positiva, y en próximas fechas seguirán saliendo noticias sobre el tema. Aunque en ocasiones he llegado a pensar que alguna de las noticias o entrevistas que se han realizado, no han visto la luz por que hayan podido ser vetadas.

La fábrica comenzó a producir Silestone desde aproximadamente 1990 ¿el número de afectados, a su juicio, podría ser muy alto?
No existen registros oficiales, y solo podemos barajar cálculos aproximados ya que no se pueden acreditar con exactitud por falta de medios y la poca implicación de las Administraciones. Como le decía, no puedo concretar el número exacto ya que no existe registro de control eficiente por parte de las Administraciones, pero lo que sí puedo asegurar es que hasta el 2002 la fábrica no invirtió lo necesario en prevención para evitar que sus trabajadores cayeran enfermos. Esto no lo digo yo, lo afirma un Inspector de Trabajo en un acta de infracción levantada en el 2002 en la que se señala literalmente que “en la época que el referido trabajador prestaba sus servicios en la empresa Cosentino S.A y hasta el año 2002 la fábrica consistía en una sola nave donde quedaba interconectada la zona de almacenaje de materias primas a granel con el resto de la planta viéndose afectados los trabajadores a grandes concentraciones de polvo de sílice en el ambiente debido a la ausencia de medidas de protección colectiva y falta de uso de equipos de protección individual por parte de los trabajadores al no serles facilitados por la empresa” ” y continua en otra parte del escrito “ La empresa no justifica la realización de reconocimientos médicos ni de entrega de equipos de protección individual a dicho trabajador”.

Como sabe las manifestaciones expresadas en un acta de infracción levantada por un inspector de trabajo, se presumen ciertas y viene a afirmar que todo aquel que trabajó entre 1990 y 2002 estuvo expuesto a densas cantidades de polvo de sílice, depositados en el ambiente sin que se tomaran aparentemente las medidas preventivas necesarias. Los testimonios a este respecto son extraordinarios y escalofriantes, ya que según se nos narra los trabajadores realizaban jornadas de 10 y 12 horas, y en muchas ocasiones comían en su puesto de trabajo para no retrasar la producción.

Según nos cuentan, imagínese, se encontraban en un ambiente donde no se veía al compañero a 4 y 5 metros de distancia debido a la ingente cantidad de polvo existente en el ambiente. Este hecho es contado por la generalidad de los trabajadores con los que he hablado. Tenga en cuenta que este polvo, según nos dicen los especialistas en la materia, son como microcuhillos afilados que se incrustan en los alvéolos pulmonares provocando nódulos que no disuelve el cuerpo. Esta situación puede invalidar de por vida y producir la muerte.

Por contra, la empresa afirma que no ha muerto ningún empleado por la silicosis, sin embargo, en agosto falleció otro extrabajador de Cosentino, en muy malas condiciones, afectado por la enfermedad. Este hombre es uno de los tres mencionados que aparecen en el acta de infracción como trabajador afectado en aquel momento.

Y del 2002 hasta la actualidad, ¿la empresa no ha erradicado con medidas correctoras el riesgo para los trabajadores?
Yo por suerte, no estoy en la fábrica, pero a la vista de lo que me relatan las personas con la que me he entrevistado, han ido progresivamente implementando algunas medidas nuevas de seguridad en las instalaciones de la fábrica, aunque no se puede descartar que continúe existiendo riesgo para la salud de sus trabajadores. En el artículo publicado por Interviu se incluyeron algunas fotografías actuales, y aparentemente el ambiente es nocivo tal como se puede apreciar en las mismas.

En relación a esto me consta que existen más actas de infracción recientes, que vuelven a sancionar a la empresa con el recargo de prestaciones, y que han derivado en el desarrollo de la patología de la silicosis. Esto hace suponer que en Cosentino la inversión en prevención en riesgos laborales, para tratar de proteger la salud de sus trabajadores, no es la que debiera, y no estamos tratando de una actividad que sea inocua sino altamente nociva para la salud.

Tenemos que tener en cuenta que no es precisamente una empresa con pocos recursos, que no pueda asumir sus responsabilidades por falta de liquidez. Estamos tratando de una empresa solvente que en el 2016, según se ha publicado en la prensa, alcanzó una cifra de facturación de 834 millones de euros, y por lo visto se ha puesto como meta facturar 1.000 millones. Si esta es la situación de la empresa ¿porqué no quiere indemnizar a un trabajador que se encuentra gravemente enfermo por hacer que su fábrica produzca millones de euros de beneficios? Sinceramente, no encuentro ni una sola razón que justifique esta conducta.

Por la información que se maneja hasta el 2009, con la ampliación de las 2ª y 3ª prensa, las mascarillas eran de papel tipo FP2 en toda la cadena de producción incluso en las lineas más contaminantes como la de elaborado y en la zona de corte en seco y lijado de canto. Esto es sencillamente una mascarilla de papel, es decir, se trata de una protección casi nula si de lo que se trata es de proteger al trabajador de microparticulas suspendidas en el aire. Según nos cuentan los testigos, no es hasta 2010 cuando se entregaron las primeras mascarillas de carbono, al mismo tiempo que en las naves se colocaban ventiladoras para sacar el polvo ambiente. Medidas que según los especialistas también son insuficientes, y en modo alguno sirven para proteger a sus trabajadores.

Tenga en cuenta que los trabajadores debieran utilizar mascarillas autoventiladas -estilo buzo- que aíslen del ambiente contaminado en el exterior. Por otro lado, los extractores parecen ser poco eficientes ya que los ventiladores están colocados en el techo a más de 8 metros de altura, es decir, al estar instalados en altura, no evitan que los trabajadores respiren las sustancias cuando están en sus puestos de trabajo. O al menos eso es lo que nos cuentan los testigos y los especialistas que hemos consultado.

Por lo que parece, trabajar en la fábrica podría ser bastante peligroso.
Fíjese que lo expresado por el Inspector de Trabajo se refiere a que, en aquel momento se trataba de una única nave donde quedaban interconectadas las diferentes fases de la producción. Es decir, que las más contaminantes trasladaban su nocividad a las zonas menos contaminadas lo que debía de provocar un ambiente denso y nocivo en toda la fábrica. Ésta estaba dividida en 3 naves, la primera de fabricación; la segunda de terminación de tablas, compuesta por calibrado, pulido, corte; y la tercera de elaborado y almacenamiento de tablas.

Tal y como nos han detallado, en la primera, la de fabricación el sílice llega como materia prima triturada y se descarga con camiones volquetes. Cuenta con seis atroces de una capacidad de 150 toneladas de material cada uno. Este material es movido con una pala para cargar el mismo.

Posteriormente, se realiza el cribado para seleccionarlo antes de acabar en las torbas de fabricación. Imagínese la cantidad de polvo que debe generarse al moverse tantas toneladas de material. Según se nos ha explicado por los extrabajadores de la fábrica, tras esta selección los triturados más finos, esto es, de granumetria de menos de 0,6 milímetros, se almacena en silos dentro de la nave a través de cisternas por aire comprimido.

La carga de los materiales se realiza en cintas de pesaje y transporte a hacia las dos mezcladoras. Una de 1200 kg y otra de 800 kg. Todo el material, con la resina y los colorantes que correspondan se deja caer en la mezcladora produciéndose la mezcla en seco durante un minuto. En el momento de la caída del material, se produce una gran cantidad de polvo micronizado (por debajo de 60 micras). Este proceso en la cadena de producción es repetido según me describen los testigos cada 15 minutos.

En la segunda nave, esto es, la de calibrado, pulido y cortes, las tablas se fabrican con un papel de protección que cubre las dos caras de la tabla para evitar que el material se fije en la maquinaria. Este papel pesa unos 90gr por metro cuadrado. Una vez endurecida la tabla, esta debe de ser alienada y el papel quitado. Este proceso de modular la tabla era realizado en la arenadora donde se impacta granaya de 0,5 milímetros a gran velocidad y fuerza rebajando el producto. Tal y como los relatan los testigos, no es difícil hacerse una idea de la gran cantidad de polvo que crea esta fase de la producción donde el ambiente queda invadido de granaya, polvo de sílice y papel.

Es importarte señalar que los extrabajadores cuentan que esta arenadora tenia una chimenea hacia el techo de la nave para captar el polvo, y sacarlo de la nave, pero que es tal la densidad que los filtros acababan permanentemente siendo ineficientes por obsturación, lo que provocaba la caída de polvo otra vez hacia el ambiente. Según nos cuentan, esta ineficiencia del sistema produce una niebla densa de partículas en suspensión. Esta situación provocaba, que en ocasiones no se viera al compañero a más de 3 metros de distancia, tal y como nos han relatado.

Finalizada esta fase se inicia la de calibrado que es donde se rebaja más finamente la tabla. Para ello, se usa 5 rodillos que quitan aproximadamente 5 mm de espesor a cada tabla. Este proceso se realiza con agua, sin embargo, las altas temperaturas que alcanza el ambiente en la fábrica y el agua en suspensión que arrastra las partículas deja por evaporación las micropartículas, que según nos narran, son las más peligrosas suspendidas en el ambiente. En esta fase me relatan que no existe ningún sistema de captación de polvo.

Seguidamente se inicia la zona de pulido que constaba de dos máquinas con 18 cabezales cada una para rebajar 2 mm, más de tabla dejándolas con el aspecto con que se conocen las encimeras de Silestone. Este polvo es el más peligroso, por ser el más fino y dañino. También me aseguran que esta zona carece de captación de polvo.

Como he comentado parte del proceso se realiza con agua de refrigeración, que recircula en un circuito cerrado atravesando una decantadora. Este sistema cuenta con unos 700.000 litros de agua en movimiento que a lo largo del día sufre una perdida por el calor y movimiento del 10%. Parece ser que la producción es tan ingente que las tuberías de conducción de agua hacia las maquinas se obstruyen continuamente y minora su eficiencia hasta provocar polvo seco. Dicho esto, me afirman que solo se limpiaba el circuito una vez al año.

Tal como nos comentan los especialistas a los que hemos consultado por medio de un cálculo sencillo se puede sacar una idea del polvo que debe de generarse en la producción. Cada tabla desde que sale del molde hasta que llega a la zona de almacenaje para ser comercializada sufre una perdida de al menos de 5mm. Esto supone aproximadamente 50 kg de perdida de materia por cada una. El cálculo de fabricación de tablas por día -también aproximado- asciende a 300. Haga números y se sorprenderá, esto supone, un estimado de 15.000 kg de polvo generado a diario en la fábrica.

Le voy a dar otra pincelada para que se haga una idea de la situación. Me comentaban dos mujeres de extrabajadores que cuando sus maridos llegaban por la noche de la jornada de trabajo sabían que estaban cerca por el olor que desprendía desde la calle, ya que llegaban absolutamente blancos inundados de polvo y la ropa no quedaba limpia con un solo lavado. Si esto era así en lo externo, que no habrá quedado internamente los cuerpos de estos extrabajadores.

¿Y cual es la actitud de Cosentino frente a las personas que padecen silicosis derivada de la actividad en su empresa?
Le voy a ser claro. Me consta que la empresa procura llegar a acuerdos con trabajadores protegiéndose con claúsulas de confidencialidad y siempre individualmente. Estos acuerdos se dan cuando existe disposición del trabajador a guardar silencio, y entre otras materias negociables se encuentra seguir trabajando en la fábrica en puestos con exposición mínima. Por la información que tengo en la mayoría de los casos prescindiendo de asesoramiento legal adecuado, lo que empeora notablemente el alcance de la negociación.

Por otro lado, su estrategia procedimental y procesal es la de dilatar los procedimientos con dilaciones y tácticas procesales, recurrir todos los actos administrativos de reconocimiento del recargo de prestaciones, que es una indemnización al trabajador y una sanción a la empresa. En definitiva, se niega a asumir las indemnizaciones que nunca compensara ni devolverá la salud de sus victimas.

Uno de los casos más sangrantes es el que afecta a uno de mis representados. La empresa es sancionada por no implementar ni una sola medida de protección para el trabajador, y este se tira 10 años expuesto al polvo en los lugares de más contaminación de la fábrica, es decir, una victima segura. Cuando llega a mi llevaba varios años cobrando la mitad de su pensión, la regularizamos y procedimos a reclamar el recargo de prestaciones, la Seguridad social sanciona a la empresa y esta recurre sin negar los hechos, es decir, reconociéndolos tacitamente pero agarrándose a una supuesta prescripción. Es decir, que reconoce la patología que le ha provocado a su extrabajador y acto seguido se niega a reparar económicamente el daño que nunca llegara a reparar en su salud. Es un hecho que a pesar de mi experiencia profesional no he visto nunca practicas de esta naturaleza No se si el Sr. D. Francisco Cosentino fundador y propietario de la marca desconoce o dirige las estrategias de sus servicios jurídicos, pero desde luego lo considero personalmente responsable moral de sus decisiones ya sea por acción u omisión.

Sin embargo, de cara al público Cosentino tiene muestras de desarrollar políticas de responsabilidad social corporativa y da incluso formación de prevención de riesgos laborales para los clientes que trabajan las encimeras de Silestone.
Es cierto. De hecho debe de estar invirtiendo una gran cantidad de miles de euros, sino más, en sus campañas de publicidad para darse una imagen limpia hacia el exterior. Además es una empresa que ha recibido millones de euros en subvenciones, es una de las más subvencionadas de la Junta de Andalucía y simultáneamente la inspección de trabajo acude a su fábrica y le sanciona por no implementar las medidas correctoras que le exige la normativa. Me pregunto que control debe tener la Junta para continuar otorgando subvenciones a quien no cumple con las medidas necesarias para evitar que sus trabajadores puedan enfermar y finalmente morir.

Tengo el convencimiento de que es más costoso la inversión en publicidad para lavarse la imagen que hacerse responsable de sus negligencias productivas haciéndose cargo de las indemnizaciones económicas de sus victimas.


Gabriel Sánchez




(*) Abogado colegiado en el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid. * Máster en el ejercicio de la Abogacía. Universidad de Salamanca.(2002) * Máster en Cooperación Internacional y Relaciones Exteriores. IECS (2012) * Cursando estudios de Máster Universitario en Derechos Humanos. EEES de la UNED(2014/2015) Siempre ha trabajado y colaborado en proyectos sociales, en concreto, con colectivos en riesgo de exclusión social y pobreza, en España y en Mozambique.

Y desde diferentes perspectivas, ya fuera como educador, consultor, jurista o abogado. Hay varios factores que le unieron a este proyecto, la idea de una sociedad incluyente y solidaria, combatir la desigualdad social y apoyar la implementación de políticas que ayuden a eliminar la precariedad laboral que tanto se está padeciendo.

miércoles, 13 de septiembre de 2017

'Interviú' abre la caja de los truenos de la silicosis en la fábrica de 'Cosentino'

ALMERÍA.- Con una entrevista a la viuda de José Araque, un extrabajador de Cosentino, la revista Interviú ha publicado esta semana el cuarto de los reportajes dedicados a las muertes provocadas por la silicosis, la enfermedad derivada de la manipulación del polvo de sícile con el que se fabrican las encimeras de Silestone, Compac y otras marcas, aunque en el caso publicado por la revista de tirada nacional se centran en la multinacional con sede en la comarca del mármol de Almería, como recuerda Teleprensa

El enlace al reportaje se ha convertido en un hecho viral entre los usuarios almerienses de redes sociales como Facebook o Whatsapp, entre otras, generando una considerable alarma social por lo que era hasta hoy un secreto a voces.
Según la información de Interviú Cosentino ha negado que ningún trabajador suyo haya muerto de silicosis, pero en el reportaje publicado con los relatos de afectados y ex colaboradores de la compañía relatan los acuerdos millonarios que se habrían hecho firmar a aquellos que diagnosticados de la enfermedad de las encimeras aceptaron cláusulas de confidencialidad, a cambio de importantes sumas de dinero con las que hacer frente a su retiro de la actividad profesional. Sobre este aspecto, y según lo publicado por Interviú, Cosentino circunscribre el contenido de esos acuerdos a la esfera privada de la empresa con los trabajadores.
La silicosis, una enfermedad que se daba principalmente entre los trabajadores de las minas irrumpió nuevamente entre los empleados de talleres que manipulaban tablas fabricadas con cuarzo compactado, el popular Silestone que posteriormente derivó en otros productos, aunque también zonas en las que se trabaja con pizarra se han detectado un importante número de casos. 
La escasa información pública que hay al respecto, ya que no está aún catalogada como una enfermedad laboral, ha convertido el introvertido asunto de la silicosis en un tema tabú, pero no por ello desconocido, de la comarca del mármol de Almería si bien la mayor parte de los casos se circunscriben a un entorno concreto de fabricación.
La proliferación de los casos se produjo, según los escasos estudios que hay hasta la fecha, debido a la utilización de materiales de protección que no estaban preparados para retener las micropartículas que se desprendía al manipular estos materiales, polvo de sílice que llegaba a los pulmones de los afectados. 
A día de hoy los enfermos empiezan a organizarse en entidades sin ánimo de lucro como la Asociación Nacional de Afectados y Enfermos de Silicosis (Anaes).