Sólo 44 militantes del PSOE de la capital apoyan explícitamente la candidatura presentada por Juan Carlos Usero a las próximas elecciones municipales. Eso, desde luego, no es empezar precisamente con buen pié.
Usero ha sido víctima, una vez más de sí mismo, más Zapatero que nunca. Usero ha ido dejando pasar el tiempo, sonriendo a todos, dando palmaditas a todos, prometiendo a todos, y al final, todos le han traicionado en la misma media que él ha traicionado a todos.
Zapatero fue fruto de un compromiso cocido a alto nivel en el PSOE, entre los barones, entre los que realmente controlan el cotarro desde hace muchos años. Zapatero no supo o no quiso darse cuenta de que no eran él y su mirada cándida, ni era su talante envolviendo un mensaje de rojerío trasnochado lo que le había aupado a la secretaría general. El 11-M le convirtió en presidente por accidente y ahí comenzó el problema del PSOE y España (y de Europa).
Quien debía haber sido sólo un secretario general de transición tal cual fue concebido, se sintió tocado por el dedo divino de San Karlos Marx y la bendición de San Pablo Iglesias, y fue depurando a aquellos que le habían puesto donde estaba, y que no eran otros que los artífices de las aplastantes victorias socialistas del pasado.
Con Usero ha ocurrido algo similar. Fue puesto al frente de la Diputación por Martín Soler con la idea de ir preparándolo como candidato a la Alcaldía de la capital cuando llegara el momento, desplazando así no ya a Nono Amate, de quien sabían que llegaría al final de mandato en edad de jubilación, pero sí a cualquier otro posible candidato que incluso el propio Amate o aquel sector crítico quisiera mover.
Las cosas cambiaron cuando Soler subió a su carro a Antonio Cantón, y le gustó más. Usero se quedó en una marioneta con la que seguir controlando la Diputación, como había hecho desde el primer día, pero ahora el presidente ya no podía aspirar a más, sólo a eso, a quedarse en evidencia una y otra vez con los temas relacionados con el PAL por ejemplo, o con los asesores...
De repente aparece en el estrellato socialista andaluz el madrileño José Antonio Griñán ("llamadme Pepe"). Cae en desgracia el pacto con el PAL, con él cae también Soler y los suyos, aquellos que podían ser removidos, pero no él, que es cargo electo. El caso es que ya conocemos qué pasó con Cantón, con Juan Carlos Pérez Navas... hasta el punto de igualmente un pacto, coloca a Usero como candidato a la alcaldía.
Pero todo parece indicar que Usero ha creído más que era el Elegido por el Mesías Pepegriñán, que la solución de compromiso entre facciones.
El denominado sector crítico de Almería, que en realidad es crítico con la Ejecutiva provincial y es oficialista de la andaluza, se pusieron a su disposición, felices de que bueno, el candidato no era quien quería Martín... y Usero... en fin... seguro que se adaptaría a la nueva situación. Pero Roma no paga traidores, Martín pagaba dinero a espuertas a ciertos medios de comunicación y repartía cargos a diestro y siniestros (como Diego López), pero tampoco paga traidores.
Usero ha hecho al final una lista que no es suya, como el Gobierno de Zapatero no es el de Zapatero.
Usero ha ido a dejar colocados a dos o tres amigos para que no se queden en la calle cuando pierda la Diputación (él, otra cosa es que la gane el PP, pero que él la ha perdido es un hecho), y ha colocado a otros tanto no del sector crítico, sino del entorno de Nono Amate, compañero de pupitre en el salón de plenos, y el que le ha estado calentando la cabeza con que él y sólo él es el profeta de Pepegriñán en Almería, el Designado, el Futuro líder de las masas socialistas provinciales.
Cuando ha querido darse cuenta es tarde. Soler le tenía que meter al número tres y al cinco, Nono quería el dos y el cuatro, y Usero... que allá se las apañe, encabezando un grupo que le tendrá amarrado.
Con lo fácil que hubiera sido hacer su lista y dejar que la Ejecutiva provincial se la bloqueara, dejando así en evidencia a Soler y Asensio frente a Griñán. Pero no.
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