jueves, 20 de enero de 2011

La Cumbre Árabe en Egipto pide escuchar la "frustración popular" en la región

EL CAIRO.- El secretario general de la Liga Árabe, Amr Musa, instó este miércoles en una cumbre de países de la región en Egipto a responder a "la cólera y frustración sin precedentes" de sus poblaciones, responsables de la revuelta en Túnez. 

"La revolución en Túnez no está alejada de lo que discutimos aquí", declaró Musa en la cumbre dedicada a cuestiones económicas y celebrada en la estación balnearia de Sharm El Sheij, en el Mar Rojo.
"El alma árabe está quebrada por la pobreza, el desempleo y el retroceso de los índices de desarrollo", agregó Musa, subrayando la necesidad de lograr "éxitos reales" en esas áreas.
Esta cumbre constituía la primera reunión de jefes de Estado árabes desde la partida el viernes bajo presión popular del presidente Ben Alí, tras 23 años en el poder.
Sin embargo, los líderes se limitaron en una declaración final que no menciona Túnez a "avanzar en materia de desarrollo humano, tecnológico y económico". La declaración agrega que "los desafíos a los cuales hace frente la región en el área del desarrollo no son menos importantes que los desafíos políticos".
La única medida concreta fue la confirmación de una iniciativa adoptada en la anterior cumbre económica árabe de 2009 en Kuwait para crear un fondo de 2.000 millones de dólares para financiar las pequeñas y medianas empresas y así impulsar el empleo.
Los gobiernos árabes multiplicaron en los últimos días los llamamientos a la unión y la vuelta de la estabilidad en Túnez, ante la inquietud de que la revuelta en ese país se desparrame como una mancha de aceite.
"Seguimos los esfuerzos de nuestros hermanos en Túnez para unirse y superar esta fase difícil", con el objetivo de alcanzar "la paz y la seguridad", declaró el emir kuwaití jeque Sabá al Ahmad al Sabá.
La revuelta tunecina había comenzado cuando un joven vendedor ambulante de 26 años, Mohamad Buazizi, el 17 de diciembre, murió tras haberse prendido fuego. Su gesto fue imitado en los últimos días por nueve personas en países árabes: cinco en Argelia, tres en Egipto y una en Mauritania.
La 'Revolución de los jazmines' tunecina es citada cono ejemplo por la oposición o los sindicatos de muchos países árabes, dominados por regímenes autoritarios y también víctimas de un profundo malestar social.
En la cumbre estuvieron presentes diez jefes de Estados de los 22 miembros de la Liga Árabe. El resto eran primeros ministros o titulares de Exteriores.
El ministro tunecino de Relaciones Exteriores, Kamel Morjane, que debía representar a su país en la cumbre, abandonó Egipto antes del inicio de la misma. Ante su ausencia, la banca de Túnez fue ocupada por su embajador en El Cairo.
El presidente sudanés, Omar el Bechir, cuyo país sería dividido en dos tras al referendo independentista de Sudán del Sur, asistió a la reunión. Bechir es objeto de una orden de detención de la Corte Penal Internacional (CPI) por crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y genocidio en Darfur, región del oeste de Sudán escenario de una compleja guerra civil.

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