martes, 12 de noviembre de 2019

Preacuerdo para un gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos


MADRID.- El presidente en funciones, Pedro Sánchez, y el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, han llegado a un preacuerdo para formar juntos un gobierno de coalición que desbloquee la situación política, sin vetos y cuyos términos concretos y composición se irán cerrando en las próximas horas, según avanza La Vanguardia

Ambos líderes, que han convocado a la prensa en el Congreso de los Diputados de forma urgente a las 14.00 horas, mantuvieron una reunión discreta el lunes por la tarde, según fuentes conocedoras del encuentro, en la que decidieron retomar las conversaciones para gobernar conjuntamente en términos similares a como se desarrollaron durante las 48 horas de infarto del pasado mes de julio, negociaciones que no fructificaron entonces.
El objetivo de esta comparecencia, según estas fuentes, es descargar de presión la negociación para que no se dé un escenario similar al del pasado mes de mayo.
Creo que se duerme peor con más de cincuenta diputados de extrema derecha en el Congreso que con ministras de Unidas Podemos en el Gobierno”. La primera frase de Iglesias la noche electoral, inmediatamente antes de tender la mano al presidente para iniciar el diálogo, parece expresar un juicio compartido también en Moncloa, a la vista de la celeridad con la que el lunes se produjo la reunión y se llegó al preacuerdo.
Se trata de conformar, según la declaración pactada de ambas formaciones, de un Gobierno progresista de coalición que sitúe a España como referente de la protección de los derechos sociales en Europa, tal y como los ciudadanos han decidido en las urnas. 
El preacuerdo fija diez líneas de actuación prioritaria para ese ejecutivo, que de momento son un manifiesto de intenciones que debería aterrizarse en los próximos días: Lucha contra el cambio climático y transición energética, políticas feministas de lucha contra la violencia machista y de fomento de la igualdad retributiva real y combate de la trata y la explotación sexual, una ampliación de los derechos sociales que abarca desde la muerte digna hasta la diversidad de identidades y el derecho a la memoria y la dignidad, el combate de la precariedad y el desempleo, a través de una reforma (o contrarreforma) laboral que recupere los derechos de los trabajadores, un eje de políticas económicas y sociales que combine la protección de los servicios públicos y sistema de pensiones, así como el blindaje del derecho a la vivienda, y acciones urbanas como el control de la expansión de las casas de apuestas.
En cuanto al conflicto en Catalunya, el preacuerdo es ambiguo, es decir, muy ancho: con objetivos como garantizar la convivencia en Catalunya y la normalización de la vida política con fórmulas de diálogo para el entendimiento y el encuentro, a la vez que se apuesta por fortalecer el Estado de las autonomías.
En el campo de los derechos laborales, el futuro ejecutivo pretende que este alcance al mundo de la cultura, que vive sumido en la precariedad, a la vez que se pretende garantizar el acceso a la cultura consolidándolo como un derecho. En términos similares, PSOE y Unidas Podemos pretenden desarrollar un programa de reversión de la despoblación de la llamada España vaciada, mediante el impulso de las infraestructuras, servicios y actividad económica.
En cuanto a las políticas de impulso productivo, el nuevo gobierno se centrará en el fomento de la actividad de las pequeñas y medianas empresas y los autónomos, y con particular apoyo, reza la declaración, al impulso de la digitalización.
Y el otro asunto principal será afrontar una probable reforma fiscal que funcione de acuerdo al objetivo redistributivo que la Constitución fija para el sistema impositivo sin comprometer los compromisos de equilibrio presupuestario de España con la UE.
PSOE y Unidas Podemos, trabajan en la estructura y funcionamiento del nuevo gobierno que se regirá por los principios de cohesión, lealtad y solidaridad gubernamental, así como por el de idoneidad en el desempeño de las funciones.
Si el preacuerdo fructifica, aunque juntos no suman mayoría absoluta, es más que probable que la investidura esté garantizada, toda vez el propio presidente del EBB del PNV, Andoni Ortúzar, señalaba este mismo martes su apoyo a una solución de gobierno que pase por el apoyo de las fuerzas que avalaron la moción de censura: “El PSOE va a tener que negociar, mojarse y optar por las opciones que hay sobre la mesa. Es infantil pretender una investidura blanda, como insinúan. Primero tienen que estar con quienes hicimos la moción de censura. Lo contrario sería embarrar el terreno”, decía el líder jeltzale este martes.
Tampoco parece probable que ERC ponga peros a este entendimiento entre PSOE y Unidas, a tenor de lo dicho por sus representantes, empezando por su portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián, desde la noche del lunes. Y en un marco de crecimiento de partidos regionalistas o provinciales, la mención expresa de PSOE y Unidas Podemos a políticas específicas para la España vaciada deberían garantizar el apoyo de estas formaciones.
Resuena uno de los mantras de campaña de los morados: “Las cosas importantes no siempre se consiguen a la primera”.
Desde Podemos, dan por hecho que Iglesias estará dentro de ese Ejecutivo de coalición como vicepresidente aunque insisten en que lo primero es pactar un acuerdo programático y después se hablará de los sillones.
Otro de los nombres que ha sonado como posible ministrable en un Gobierno de coalición con el PSOE es el diputado de Unidas Podemos y exlíder de Equo, Juantxo López de Uralde.

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