El llamado 'caso Bárcenas' ha terminado de desarbolar políticamente al PP almeriense por la aparición central en escena de Javier Arenas (gran protector del, cuestionado por los fiscales, alcalde de Roquetas y presidente de la Diputación, Gabriel Amat) respecto a la contabilidad del imputado, y del diputado por Almería, nacido y residente en Guadalajara, Rafael Hernando, en su calidad de ex tesorero del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso y, por tanto, estrecho ex colaborador del ahora cuestionado ex tesorero nacional del PP. Faltaba Rodrigo Rato, gran protector del ex senador y hoy diputado, Jesús Caicedo, todavía alcalde de Cuevas de Almanzora, con su aparición en la supuesta contabilidad B. Este es el cuadro de enfermedades políticas terminales.
Parece que Javier Arenas, compadre de Bárcenas en otro tiempo y hasta ahora, no ha conseguido domar a la 'fiera' y ésta ha terminado por salirse de madre, hasta poner en marcha el ventilador de las cloacas de Génova 13. Todo apunta a que el viejo político sevillano, con una formidable estructura de intereses en Almería, será una de las grandes víctimas nacionales de esta crisis de credibilidad en el PP, que tendrá que dejar su actividad parlamentaria para abrir bufete y que arrastrará en su derrota al inefable Gabriel Amat, en la lupa de la Fiscalía por varias presuntas fechorías en proceso de pesquisa. Y al diputado por Almería Juan José Matarí, su hombre de confianza en Madrid.
Rafael Hernando, ariete de los implicados por Bárcenas para atacar a aquellos dirigentes no salpicados, caso de Esperanza Aguirre y muchos otros, está tomando partido descarado por los que no tienen salida política aunque él mismo no aparezca en la supuesta contabilidad B del PP nacional. Ha puesto públicamente la mano en el fuego por Rajoy, Arenas y otros, aparte de reconocer su íntima amistad con Bárcenas por haber ocupado el cargo de tesorero del grupo parlamentario, por lo que parece difícil creer que él no sabía nada de nada. No arrastrará a nadie al caer pero no cesará de mentir con su proverbial mal estilo hasta el final, dentro de su papel de cancerbero de la actual dirección nacional de su partido.
Jesús Caicedo, gran protegido de Rodrigo Rato, y al que se achaca una gran fortuna personal, será otra víctima que verá apagar su estrella política tras la esperada marcha de Rajoy y resto de implicados, caso de su padrino político y algo más que amigo, el ex presidente de Bankia. Es un afectado colateral pero propiciatorio por querer estar en salsas que ni le van ni le vienen. Hasta el momento había tenido mucha suerte política pese a sus meteduras de pata municipales como buen ignorante que es. Pero esta vez no la ha tenido y terminará desapareciendo de la escena política almeriense más pronto que tarde, sin antes no tiene un disgusto en los juzgados de lo penal por cuestiones urbanísticas con mucho mal olor.
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