martes, 1 de agosto de 2023

El pasado siempre vuelve, señor Feijóo / Cristina P. Marcote *

 En la madrugada del 5 de agosto de 1999, un Audi A6 se salía de la calzada en el kilómetro 68,5 de la AP-9. Hay un fallecido. ¿Es el hilo conductor de una serie de narcos? No. Es un negro capítulo en la vida de Alberto Núñez Feijóo. Contemplo asombrada como el candidato del PP a presidir el Gobierno, responde a las preguntas sobre su relación con el narco Marcial Dorado con las mismas respuestas que ha ido dando a lo largo de los años. 

Lo terrible es observar que responde siempre lo mismo porque las preguntas son las mismas de entonces. Es cierto que hasta hace un par de días, ningún medio había publicado absolutamente nada de las famosos fotografías de Feijóo en el barco del narco. Algo hemos avanzado cuando ya hasta la prensa internacional se ha hecho eco de esa amistad.

Es sorprendente cómo ante la respuesta del señor Feijóo de que en su época con Dorado no existía Google, para investigar quién era, callemos. Es más sorprendente todavía que con toda la información publicada, nadie le espete: Miente, señor Feijoo. Usted sabía quién era el narco Dorado por varios motivos y uno de ellos, el principal, es por quién se lo presentó: Manolo Cruz. 

El gran protagonista de toda esta trama es Manuel Cruz López. El hombre que sabía demasiado. Socio y testaferro de Dorado, chófer de altos cargos de la Xunta de Galicia como Romay Beccaría, quien impulsó personalmente las carreras de Rajoy y Feijóo. Él, Manolo Cruz, fue el que presentó a Feijóo y al narco Dorado y su trágico final ha estado siempre rodeado de misterio.

Feijóo nunca habla de él más de lo necesario. En una entrevista en el año 2020 a El Diario, menciona que conoce a Dorado por “un amigo” y que siempre estaban juntos cuando lo visitaban. Vuelve a nombrarlo en una rueda de prensa ya como presidente de la Xunta cuando tuvo que decir que no había vuelto a ver a Marcial Dorado desde el entierro en 1999 de Manolo Cruz. 

Miente claramente porque hay grabaciones telefónicas ordenadas por el juez Taín, que instruyó la causa contra Dorado, que van desde el 2001 al 2003, cuando Feijóo era, ni más ni menos que presidente de Correos.

El propio Marcial Dorado reconoce ante Jordi Évole que telefoneó a Feijóo en 2001 para quedar para comer, y que se vieron.  Es por ello por lo que cuando Feijóo dice desconocer las actividades de Marcial Dorado está mintiendo. En Manuel Cruz están todas las claves. Lo de Dorado con Feijóo, no fue una relación puntual fruto de un error de cálculo, fue una relación interesada con viajes pagados y contratos de la Xunta a cambio. Era una amistad añeja con un tipo al que toda Galicia sabía relacionado con el contrabando y el tráfico de drogas.

Voy a obviar los inicios de Manuel Cruz López como “cadenero” en Ferrol. Pero no podemos obviar en qué círculos se movía para poder entender toda la historia.  Manuel Cruz, era amigo de Arsenio Fernández de Mesa, se hizo militante del PP en Ferrol y entra a trabajar como chófer de Romay Beccaría, el mecenas de Rajoy y de Feijóo. 

La Consellería de Romay, con Fraga de presidente de la Xunta, contrataba el suministro de combustible para la calefacción de los hospitales y las ambulancias del Servizo Galego de Saúde (Sergas) con la empresa de gasolineras de Dorado, que también surtían de gasóleo a las planeadoras y camiones con los que el narco transportaba tabaco, hachís y cocaína.

En aquellos años, a principios de los 90, Manuel Cruz comenzó a visitar Vilagarcía y A Illa de Arousa, capital del narcotráfico gallego. Era finales de 1994 y Cruz llevaba una doble vida. Mientras frecuentaba la mansión de Dorado para hablar de “negocios”, atendía sus ocupaciones más públicas como chófer del mentor de Feijóo, Romay Beccaría y militaba en el PP en Ferrol, la ciudad donde vivía.

En esa época, cuando conoció al contrabandista, Feijóo tenía 34 años, vivía en Santiago y era el número dos de la Consellería de Sanidade que dirigía Romay. El entonces prometedor alto cargo empezó a acompañar a Cruz en sus asiduas visitas a la espléndida mansión de Dorado en A Illa de Arousa (Pontevedra), donde se celebraban comidas y reuniones a las que asistía personal de confianza del contrabandista, incluso algunos mandos uniformados. La amistad entre el político y el contrabandista se fue estrechando. 

Entre 1995 y 1998, Feijóo acudió durante todos los veranos a otra casa que Dorado tenía en Baiona, cerca de Vigo. En estas escapadas no faltaba el paseo a bordo del yate que el narco tenía atracado en el Club Náutico de esta localidad turística. La afición de Dorado por los barcos de recreo llevó a Feijóo a pasear a bordo de uno de los yates insignia del contrabandista, el Oratus, que tenía fondeado en Ibiza. Esta embarcación sería intervenida años después en una operación contra el blanqueo de dinero, tras la detención de Dorado en relación con un cargamento de seis toneladas de cocaína, en octubre de 2003.

Manolo Cruz era el hombre de los contactos y un aventajado intermediario gracias a sus relaciones personales y de confianza con la élite política del momento. Una de las primeras operaciones que gestionó fue la compra de los Astilleros Hércules, SL. Los Astilleros Hércules, SL, filial de Astafersa, una empresa vinculada al que fuera consejero de la Xunta con Manuel Fraga, Juan Fernández, para el que además también trabajó de chófer. 

Fabricaban narcolanchas y también tenían contratos con la Xunta de Galicia. El amigo de Feijóo se implicó de lleno en varias de las empresas de Marcial Dorado en el suministro de petróleos a hospitales del sistema sanitario gallego, como es el caso de Petrogalicia, SL o Xatevín, SL, que gestionaba una gasolinera en Caldas de Reis y otra en A Illa de Arousa, en el puerto deportivo. Tenía una concesión de la Xunta y también suministraba combustible a narcolanchas.

El testaferro del contrabandista y amigo de Feijóo, llegó incluso a colocar a varios familiares en este extenso entramado de 40 sociedades que creó Marcial Dorado. Cruz inyectó en esa sociedad 5 millones de pesetas (30.000 euros) y adquirió a través de ella otra firma, JF Oil, una sociedad que gestionaba gasolineras en la provincia de Pontevedra.

Quien le vendió a Cruz, JF Oil, era también alguien vinculado al PP: Evaristo Juncal Carreira, ingeniero de la Xunta de Galicia que desde los años noventa que fue socio de al menos una decena de empresas de explotación de gasolineras, minicentrales, piscifactorías, viñedos y negocios inmobiliarios.  El Plural publicó este titular: “Feijóo protegió a un alto cargo de la Xunta que vendió varias empresas a narcos”.

 ¿Y el señor Feijóo quiere ser presidente del Gobierno con este currículo? 

 El vehículo de Manuel Cruz se salió misteriosamente de la calzada en 1999 cuando iba sólo. La prensa de la época lo calificó como “extraño accidente”. Se llegó a decir que el mismo Feijóo impidió que se le practicara una autopsia. Hubo, de hecho, una pregunta en el Parlamento de Galicia sobre ese tema. 

Manolo Cruz tendría que declarar posteriormente como imputado ante el juez en la Audiencia Nacional pero ya no pudo comparecer ante el magistrado. Feijóo nunca quiere hablar de Manuel Cruz. Tal vez no se le ha preguntado con suficiente insistencia.

¿Tiene algo que ocultar, señor Feijóo?

 

(*) Columnista  y escritora


Libro de la autora sobre el tema para poder descargar:

https://publuu.com/flip-book/184510/451847 

 

https://enfoques.gal/firmas/cristinapmarcote/el-pasado-siempre-vuelve-senor-feijoo/

No hay comentarios:

Publicar un comentario