jueves, 23 de abril de 2020

Cruz Roja ha repartido casi 27.500 kilos de alimentos entre los pobladores de asentamientos de Almería

ALMERÍA.- La esperanza de los miles de residentes en asentamientos chabolistas de la provincia de Almería en estos momentos de pandemia, en los que ya han sido repartidos un total de 27.412 kilos de alimentos y atendidas 2.670 personas, muchas de ellas trabajadoras en el mar de plástico agrícola. 

«Se hacen salidas de lunes a viernes por la mañana y dos tardes a la semana. Se hacen tanto en la zona de Levante como en la de Poniente y lo que se hace es proveer de lo básico, tanto agua, como alimentación, productos de higiene. En esas salidas también lo que se hace es un seguimiento de cada zona para ver las necesidades, para paliar un poco más esa situación en la que están», explica Alicia Guirado, mediadora en el Departamento de Inmigración. 
Tanto es así que, según datos de Cruz Roja Almería, en el año 2019 se atendieron en la provincia a 4.397 personas, de las que el 25 % eran mujeres y el 20 % menores de edad.
La mayoría de ellos, habitan cortijos rehabilitados o casas levantadas con palés, plásticos y restos agrícolas para encontrarse lo más cerca posible de los invernaderos en los que trabajan, pero también por la inexistencia de vivienda normalizada o la dificultad para acceder a ella por bajos recursos o por prejuicios, o por miedo debido a su situación irregular. 
Sin embargo, también viven aquí personas que llevan varios años en España y cuentan con permiso de trabajo. Lo que no evita que la mayoría tengan dificultad para obtener un contrato de trabajo, lo que conlleva su incorporación irregular a labores con largas jornadas en las épocas de gran producción y menos horas o nada en las épocas de siembra o blanqueo.
Alejandro Mérida, técnico del Departamento de Infancia y Cruz Roja Juventud en Almería, destaca los cambios a la hora de atender a los pequeños en asentamientos. 
«En una situación habitual hacemos sesiones de apoyo educativo de actividades lúdicas en un aula con los materiales que tenemos a mano en el aula. Aquí cuando venimos a hacer una actividad lúdico-educativa o un taller tenemos que trasladar el aula al completo», precisa.
«El ocio es vital para cualquier persona, para los niños, tanto dentro de una situación normalizada como en una situación de estar viviendo en infravivienda o asentamiento, para ellos, como para todos niños, es algo espectacular (...) aunque vivan en un asentamiento, también es un momento mágico, igual que un juguete nuevo o cualquier material que le podamos traer», dice.
Entre los participantes en el reparto se encuentra también el voluntario Patricio Pérez, que lleva más de dos años trabajando con inmigrantes. 
«Me conocen, los conozco a ellos, es como saludar a un conocido, a un amigo. Preguntas por el trabajo, por cómo está la familia. Te reciben ellos igual, Muchas veces nos ofrecen si queremos té, que si queremos un rato de charla», apunta.
Considera que lo mejor es poder irse con la «satisfacción de haber hecho algo bueno por alguien». 
«Cuando consigues ayudarles en un tema personal, problemas que tengan de papeles, personales, y consigues solucionarles esos problemas, te llevas la satisfacción a casa de saber que has hecho un poco mejor el día de estas personas que sufren en estas condiciones».
Técnicos y voluntarios visitan a diario los poblados de chabolas de la provincia ubicados, sobre todo, en los municipios agrícolas. 
Entregan a los moradores de estos asentamientos productos de primera necesidad destinados a la higiene y limpieza de hogares pero también juegos educativos y de ocio para los niños. No en vano, en estos asentamientos, según las cuentas de Cruz Roja, viviría alrededor de medio millar de menores.

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