Lo ocurrido en la asamblea municipal de Almería en relación a la lista presentada por su candidato a la Alcaldía, Juan Carlos Usero, ya le está pasando factura.
Hay que comenzar reconociendo que utilizar este sistema asambleario es mucho más democrático que el dedazo, pero lo cierto es que al final, dedazo, lo que se dice dedazo, siempre hay. Que se lo digan al propio Usero como llegó a secretario general de la Asamblea Municipal, o como ha sido designado candidato él mismo.
El caso es que cuando de unos 1.300 militantes sólo 44 respaldan la lista que has presentado, cuando hay al menos dos motivos razonables para impugnar la asamblea, cuando no contentas ni a unos ni a otros, y cuando haces una lista de condicionales en vez de incondicionales, pues no puedes esperar ser aplaudido en Sevilla.
Es lo ocurrido esta pasada semana en una reunión en la sede del PSOE-A al que acudieron los almerienses. La frialdad en el recibimiento fue sólo el principio. En los comentarios con algunos de los socialistas de Almería, incluso un miembro de la Ejecutiva se atrevió a decir claramente que Usero debía haber dimitido tras lo ocurrido en la asamblea.
No es que vaya a pasar nada en el PSOE de Almería hasta después de las elecciones municipales, no. Aquí no se va a mover nadie hasta después del 22 de mayo, pero la gestión de la elaboración de la lista había sido el primer encargo directo a Usero para que mostrara sus capacidades, pero el resultado ha sido aún más desastroso del que ha trascendido en los medios de comunicación.
El candidato se ha visto obligado a parar la efervescencia crítica prometiendo sueldos en el grupo municipal para los que han quedado fuera de la lista, y para alguna colocada justo en el límite. Eso es lo único que se le ha ocurrido para evitar que se hiciera más ruido.
Con Griñán en la picota -injustamente por cierto, porque no se puede culpar a quien lleva año y pico de una situación que sólo deviene de 30 años de caciquismo indecente- y los cambios que se avecinan en el Federal, los socialistas que se debaten entre el paro y la nómina proporcionada desde el partido, lo tienen complicado ya que no saben al lado de quién ponerse para que no les llueva.
Usero estaba ya convencido de que era el hombre de Pepegriñán en Almería porque así se lo habían dicho quienes lograron colocarle a algunas de las suyas, pero ahora, tras la asamblea y con lo que está diluviando, a ver si puede agarrarse a algún clavo, aunque esté ardiendo.
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