jueves, 2 de septiembre de 2010

El efecto Caparrós / Pepe Fernández *


Las declaraciones a Onda Cero del ex delegado de Obras Públicas en Almería han provocado un auténtico terremoto interno en el PSOE provincial y, por extensión, en la dirección regional del PSOE-A. Todo ello sucede en medio de la oportunidad perdida por algunos medios de comunicación de llevarle a su audiencia el “efecto Caparrós”, la noticia política con mayor calado producida en Almería, tras aquella otra de marzo pasado al conocerse los tejes y manejes de unos políticos y otros con el Clan del Poniente y que tantas portadas y entregas reunió. (Por cierto, la instrucción judicial parece que ha terminado en la parte fundamental de la empresa Elsur.)

Sucede este temblor político ante la visita como hombre de partido a Almería de Pepe Griñán, este miércoles 2 de septiembre, a respaldar al candidato de “consenso” Juan Carlos Usero para la alcaldía de la capital. Un superviviente nato el presidente de la Diputación, que ha sorteado decenas de trastadas del dúo Asensio/Martín, que proponían en su lugar al empresario multimillonario Antonio Cantón y, finalmente, le ha salvado la campana de las primarias, que ahora le quieren colgar a Nono Amate, poco menos que dando a entender que lanzó a pedirlas al decano de los Economistas almerienses, Francisco Giménez Felices.

A todo esto con un detalle que me llena de curiosidad ante la incomprensible actitud mantenida en las ultimas horas por el PP en Almería, tras esta bomba nuclear en casa de su eterno adversario socialista. Ni a Fernando VII se las ponían como Caparrós se las ha puesto a Gabriel Amat y al PP. Nadie se explica como, al margen de unas breves declaraciones de Javier Aureliano en Onda Cero, no ha salido nadie pidiendo cabezas y una explicación formal a Griñán o su partido de lo que se desprende de lo dicho por Caparrós. Ni siquiera ha salido el PP, como caballeros, a agradecer cuanto menos el primer reconocimiento publico de un socialista que dice que los electores de Almería votaron al PP para la Diputación y que es quien debería haberla gobernado, no apoyando jamás a tres tránsfugas. No se explica tanta espera del PP en Almería, máxime cuando Caparrós habla clarito y llega a decir, por ejemplo, que perdió la confianza en el titular de la Consejería de Empleo hace tiempo.

Unas manifestaciones, ciertamente, que tienen bastante de desahogo personal y, efectivamente, pocas revelaciones novedosas como para que nos rompamos las camisas a jirones, porque convendrán conmigo que Luis Caparrós no desvela nada nuevo entorno a una trama de personajes que han controlado su partido en estos años, trama en la que a él le tocó jugar, nada más y nada menos, que el papel de delegado encargado de aplicar las leyes y normas urbanísticas en una provincia con graves problemas en la materia y demasiadas expectativas especulativas. (Por ejemplo los diversos pegous desarrollados y las miles de viviendas ilegales que ciudadanos de la UE han adquirido en el litoral del Levante).

Quien esperase que Luis Caparrós iba a contar a todos, con pelos y señales, los manejos realizados al amparo de una política personalista y caciquil, desarrollada bajo el hiper liderazgo de Martín Soler Márquez desde finales de los años 90, es que no conocían al ex alcalde de Purchena.

Mi impresión personal coincide con la que mantienen muchos socialistas almerienses con los que he podido cambiar impresiones en las últimas horas. Caparrós es víctima de sí mismo y lo es por ser un hombre de partido, comprometido con las siglas hasta las cachas, que ha tragado carros – las carretas parece que van para otra romería ya que, de momento, nadie le ha sacado un papel con una ilegalidad como delegado, que ya veremos a más de otro- y que fue de los primeros en darse cuenta, parece que en silencio y sufriendo, del verdadero objetivo de una política personalista que se iba alejando mucho dia tras dia de los intereses del partido y de la sociedad almeriense, la misma que les fue restando apoyos elección tras elección. Algunos en mi pagina de Facebook han acusado a Caparrós de hablar y denunciar a destiempo, cuando está fuera, pero de sus declaraciones – en la pregunta que yo denomino como la del millón de euros- da la clave de porque no habló; eran otros los que sabían y tenían que haber actuado.

Caparrós no ha revelado nada nuevo, cierto, pero ha hecho algo verdaderamente importante como es ratificar, una por una, todas aquellas actuaciones políticas que desde hace una década vienen denunciando los pocos críticos al martinismo que en el PSOE de Almería han sobrevivido blindados por su honestidad personal o por oficios y carreras profesionales al margen de la política. Y el alto valor de este testimonio de Caparrós es que ha estado sentado en primera fila durante toda la función de la alegre muchachada, que lo sabe casi todo y que, seguramente, sabe cosas que nunca contará. Ni por un millón de euros.

Criticas provinentes de socialistas malditos y a unas formas de ejercer la política, -no está de más recordarlo-, de las que Onda Cero Almería se ha hecho eco en estos años junto a muy pocos medios y periodistas más. Una posición editorial que, sistemáticamente, ha sido combatida por el martinismo con la única forma que conocen, ausencia de inversión publicitaria institucional de la Junta que a cada medio – ojo, a sus oyentes- correspondía en justicia en aquella provincia o en la comunidad. Porque el control de la información, entendida como arma destructora del adversario, es una de las claves que no conviene olvidar a la hora de analizar una determinada praxis política que algún ilustre catedrático almeriense ha situado en el XIX y que el nuevo líder del PSOE-A, Pepe Griñán, ha decidido guardar en el trastero de la historia del PSOE-A.

Creo que Caparrós ha tenido dos motivaciones fundamentales para hacer lo que ha hecho con su confesión, una personal y la otra política. La primera es la que todos comprenden desde el punto de vista humano, verse apeado del puesto de delegado, sin una explicación, un mes después de que conozcamos parte de los entresijos de la Operación Poniente, incluso hablando con Juan Enciso. (Aspecto este que no recordé cuando le entrevisté el pasado viernes, sino le hubiese preguntado por lo que Enciso le anunciaba por telefono que le iba a enviar). Un contexto, decía, en el que pudo pensarse que su cese tenia que ver con manejos ilegales del urbanismo. Para colmo, Caparrós, se entera que no ha sido impulsado su cese desde Sevilla, sino desde Almería, aprovechando el aterrizaje de Rosa Aguilar en Obras Públicas que no le conocía tan bien como Concha Gutiérrez o Juan Espadas. Es al consejero de Empleo Manuel Recio a quien se refiere Caparrós sin nombrarle cuando afirma que a José Luis Sánchez Teruel le ha traicionado la misma persona que a él en Sevilla, al quitarlo de la Delegación del Gobierno de la Junta en favor de Maribel Requena.

El segundo aspecto de la declaración de Caparrós tiene un fuerte componente político en clave interna para el partido socialista. No le falta razón cuando afirma que la actual dirección y el rumbo del PSOE en Almería no sirven, no valen; lo sabe hasta el último militante, concejal o alcalde de la provincia, entre otras cosas gracias a Internet. Como también lo saben el propio Griñán y Nono Amate, dirigente con el que Caparrós no estuvo de acuerdo en muchas cosas y ahora sí lo está en la recuperación, limpieza y regeneración del partido, renovando la dirección y la linea de actuación.

Llega Griñan a Almería cuando el calendario estratégico se le ha quedado chico, escaso más bien. Ha dudado mucho desde que Martín Soler le chuleó públicamente, contando que habia rechazado no una, sino dos consejerías. O quizás le ha confundido quien le pasaban información supuestamente buena de Almería, cuando en realidad o no era toda la verdad o estaba contaminada por intereses no confesados. He ahí el gran cruce de caminos al que ha conducido al presidente de la Junta el polvorín almeriense. Seguro que no olvida que en este viaje que inicia, el campo está más minado que nunca, como seguramente conoce también que bajo inspiración almeriense muy pronto algunos le van a situar en el candelero, atento, como enfrentadísimo a Chaves y a Rodríguez Zapatero. Lo que no saben quienes le colocan esos artefactos en el camino es que Griñan las detecta en menos de 20 minutos.

(*) Periodista y director regional de Onda Cero en Andalucía

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