CÓRDOBA.- Un equipo de investigación del Departamento de Mejora Genética Vegetal
del Instituto de Agricultura Sostenible de Córdoba (IAS-CSIC), en
colaboración con el Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas
de Extremadura (CICYTEX), ha demostrado que la cantidad de vitamina E y
grasas saludables de la quinoa depende de la genética de la planta, lo
que permite la selección de variedades adaptadas al clima del sur y
suroeste de España.
Según una nota emitida por la Junta de
Andalucía, el estudio ha analizado más de un centenar de líneas de este
pseudocereal cultivadas durante dos años en secano en campos
experimentales de Córdoba y Guadajira (Badajoz).
Los
resultados han sido publicados en la revista 'Frontiers in Plant
Science', y han revelado que algunos genotipos contienen niveles muy
altos de tocoferoles, un tipo de vitamina E con acción antioxidante, y
de ácidos grasos insaturados, especialmente beneficiosos para la salud
cardiovascular.
Así, los hallazgos "confirman el potencial de
la quinoa como alimento funcional, es decir, aquel que no solo nutre,
sino que contribuye a la prevención de enfermedades, al igual que el
yogur con probióticos o el pescado azul" y "favorecen la consolidación
de un cultivo emergente en España y estratégico en contextos de cambio
climático, por su alta resistencia a la sequía".
La
investigadora del Instituto de Agricultura Sostenible (IAS) y autora
principal del estudio, Sara Fondevilla, ha explicado a la 'Fundación
Descubre', organismo dependiente de la Consejería de Universidad,
Investigación e Innovación de la Junta, que el objetivo del análisis ha
sido "comprobar hasta qué punto las cualidades nutricionales dependen
del ambiente o de la genética, conocer el margen real de mejora".
El trabajo comenzó con una colección de más de 300 accesiones,
muestras de distintos países y diversidad genética conservadas en bancos
de germoplasma. Tras un primer filtrado, seleccionaron 216 aptas para
sembrar durante dos años en los dos centros de ensayo, aunque solo 126
produjeron semilla suficiente y mostraron un comportamiento estable en
los cuatro ambientes para su análisis en profundidad.
En
concreto, el equipo examinó aspectos agronómicos, como el rendimiento o
la adaptación al clima; nutricionales, como el perfil de ácidos grasos y
el contenido en vitamina E, y de resistencia a enfermedades.
Los resultados han mostrado que las plantas analizadas eran muy
diferentes entre sí. En algunas predominaba el a-tocoferol, que es la
forma más activa de la vitamina E, mientras que en otras había más
gamma-tocoferol, que destaca por sus propiedades antiinflamatorias.
También detectaron que el contenido en aceite y la cantidad de
tocoferoles están positivamente correlacionados; es decir, las líneas
más ricas en grasa tienden a tener más antioxidantes, por lo que se
podrían mejorar ambos rasgos beneficiosos a la vez sin que uno
comprometa al otro.
Con esta base, el equipo podrá seleccionar
"las líneas más estables que garanticen la producción en secano y
buenas características nutricionales, y avanzar en la identificación de
marcadores genéticos asociados a los compuestos más beneficiosos".
El
objetivo final es lograr una quinoa que sea "rentable para el agricultor
y atractiva para el mercado".
Los trabajos de investigación
han sido financiados por la Consejería de Universidad, Investigación e
Innovación de la Junta de Andalucía, el Ministerio de Ciencia,
Innovación y Universidades y Fondos FEDER.
Por su parte, la
Junta ha aclarado que la quinoa es un producto otiginario de Perú y
Bolivia especialmente y ha "ganado protagonismo internacional en los
últimos tiempos por su valor nutricional y su resistencia a condiciones
extremas".
En España comenzó a introducirse hace una década, especialmente en Andalucía, convirtiéndose en 2023 en el sexto exportador mundial según la base de datos de comercio global Comtrade de las Naciones Unidas.
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