miércoles, 11 de septiembre de 2024

Frenesí profético / Guillermo Herrera *



Todos sabemos que hay ciertos místicos y artistas a quienes se les va la pinza y se vuelven divinamente locos, benditos y entrañables en el buen sentido de la palabra. El caso más famoso es el de Dalí, pero Shiva se puso a bailar cuando descubrió lo que había estado buscando mientras gritaba “que soy yo, que soy yo, que soy yo” llorando de alegría porque había descubierto su divinidad. 

También fue famoso el sufi Al Hallaj cuando gritó “yo soy Dios” y fue acusado de blasfemo. Murió bendiciendo a sus verdugos porque ellos también eran Dios, pero no lo sabían.

También recuerdo a San Simeón el estilita, de quien hizo una película Buñuel, que pasó su vida encima de una columna. O el mártir griego San Carlampio, patrón de los borrachos y los cojos. O el santo volador San José de Cupertino, patrono de los estudiantes, que levitaba cuando rezaba, por lo que tenían que amarrarlo al banco de la iglesia.

 Es el personaje central del filme de Edward Dmytryk “El hombre que no quería ser santo” (The Reluctant Saint) en 1962.

ESPAÑA

En España existe la leyenda de las procesiones de borrachos que se celebran paralelas a las de Semana Santa. Es famoso San Genarín, el santo borracho de León, un canalla amante del orujo, los burdeles y las tertulias. Su procesión ha sido declarada bien de interés cultural, como la de La Macarena en Sevilla.

En cada parada la multitud bebe una copa de orujo mientras avanza bajo el paso de un hombre ebrio aferrado a una botella. Detrás le sigue la muerte y La Moncha, una prostituta que se quedó tan impresionada al verle que dejó el oficio. Fue un milagro de redención, pero se le atribuyen todo tipo de milagros.

A Genarín se le atribuyen todos los vicios posibles. Borracho aficionado al orujo, putero, embaucador y estafador, y con un cuerpo incansable para la fiesta. Y además un hombre capaz de hacer milagros después de muerto, como el ascenso del equipo La Cultural a primera división. Todo un santo pellejero para sus fieles.

TÍBET

Otro loco bendito fue Drukpa Kunley (1455–1529), muy venerado en Bután. Fue un monje budista de la tradición Mahamudra. Conocido como excéntrico y poeta, se le cuenta entre los locos divinos del budismo tibetano.

"La divina locura de Drukpa Kunley" es una obra que narra las andanzas y enseñanzas de un destacado yogui budista que vivió en el Tíbet entre 1455 y 1570. Tras trascender los límites de las escuelas tradicionales, Kunley se convirtió en un místico universal y su figura ha inspirado una extensa red de relatos y leyendas que lo retratan como un loco divino.

Ejemplos de sus costumbres excéntricas incluyen orinar sobre tapices sagrados o thangka, predicar desnudo y ofrecer sus testículos como ofrenda a otro lama. También se decía que no se ofrecía a ayudar a nadie si no le ofrecían antes una botella de vino y una mujer hermosa.

https://es.wikipedia.org/wiki/Drukpa_Kunley

En cierta literatura budista, la frase "sabiduría loca" se asocia con los métodos de enseñanza de Chögyam Trungpa. Una filosofía que combina una visión excepcional y un poder mágico impresionante con un desprecio extravagante por el comportamiento convencional. 

En su libro Crazy Wisdom sobre Padmasambhava, Trungpa describe el fenómeno como un proceso de investigación y abandono de cualquier esperanza de respuesta.

DEFINICIÓN

La locura divina, también conocida como sabiduría loca, se refiere a un comportamiento poco convencional, escandaloso, inesperado o impredecible vinculado a actividades espirituales. Se pueden encontrar ejemplos de locura divina en el budismo, el cristianismo, el helenismo, el hinduismo, el islam, el judaísmo y el chamanismo.

La locura divina está presente en diversas culturas y tradiciones espirituales. Platón la describió como superior a la cordura de origen humano. El cristianismo la interpretó como un rapto divino o liberación del alma. También aparece en mitologías y vidas de santos y maestros en el hinduismo. El budismo la relaciona con la superación del materialismo espiritual.

Es un estado de éxtasis religioso o absorción total en lo divino, no una enfermedad mental común, que se manifiesta como conductas que pueden parecer locas o irracionales para la sociedad, pero tienen un propósito espiritual. Pueden incluir comportamientos escandalosos, impredecibles o que desafían las normas sociales.

Según Mircea Eliade, la locura divina forma parte del chamanismo, un estado que un psicólogo diagnosticaría como una enfermedad mental. Sin embargo, afirma Eliade, esto sería un diagnóstico erróneo porque el chamán tiene "el control del estado místico, en lugar de que el estado psicótico lo controle a él"

Un chamán entra en estado de trance, con rituales como música y danza, y luego sale de él cuando quiere. Una enfermedad mental carece de estas características.

EJEMPLOS

El poeta zen Hanshan (siglo IX) manifestaba locura divina, y cuando la gente le preguntaba sobre el zen, él sólo se reía histéricamente. El maestro zen Ikkyu (siglo XV) solía correr por su ciudad con un esqueleto humano difundiendo el mensaje de la impermanencia de la vida.

Formas parecidas de comportamiento social anormal y santa locura se encuentran en la historia de la santa cristiana Isadora y del famoso sufi Mulá Nasruddin que montó su burro al revés. Me he reído mucho con sus relatos porque tiene un sentido del humor extraordinario.

Sócrates sostiene que la locura no es necesariamente un mal, afirmando que "la mayor de las bendiciones nos llegan a través de la locura, cuando es enviada como un regalo de los dioses"

Sócrates describe cuatro tipos de locura divina: El frenesí profético del Oráculo de Delfos y las sacerdotisas de Dodona que son el regalo de Apolo, las revelaciones e iniciaciones místicas, que proporcionan una vía de liberación para los necesitados, que son el regalo de Dioniso, la inspiración poética que es el don de las musas, y la locura de los amantes que es el regalo de Eros y Afrodita.

CRISTIANISMO

San Simeón, del siglo VI, simuló la locura cuando encontró un perro muerto, ató una cuerda a la pata del cadáver y lo arrastró por el pueblo, indignando a la gente. Para Simeón, el perro muerto representaba una especie de equipaje que la gente lleva en su vida espiritual. Entraba en la iglesia local y lanzaba nueces a la congregación durante la liturgia para denunciar la hipocresía en los actos y oraciones mundanas.

Los primeros cristianos apreciaban la locura y los no cristianos los llamaran ‘locos’. Para ellos era la glosolalia o la lengua de los ángeles. Las enseñanzas cristianas eran una locura blasfema en su época. La locura religiosa de tipo éxtasis fue interpretada como buena por los primeros cristianos, en el sentido platónico.

En la época del Renacimiento, la locura carismática recobró el interés en el imaginario popular. Se interpretó como un éxtasis divino, un escape de las restricciones de la sociedad, un frenesí por la libertad del alma.

En el siglo XX, el pentecostalismo ha fomentado la práctica de la locura divina entre sus seguidores como manifestación del Espíritu Santo, un fenómeno llamado carisma o dones espirituales. Sus seguidores creen que existe una tradición en la espiritualidad cristiana, donde santos como Agustín tuvieron experiencias parecidas de alucinaciones y locura.

ISLAM

En algunas zonas de Pakistán, el comportamiento de los faquires excéntricos dedicados al devocionalismo místico se considera una "santidad loca". En Somalia, el comportamiento y los métodos excéntricos de Moḥammed Abdulle Hassan llevaron a algunos escritores de la época colonial a llamarlo el "sacerdote loco de Alá".

En la versión del sufismo de África occidental, los ejemplos de santos locos forman parte del morabitismo, donde el comportamiento loco e idiota de un morabito se comparaba con una enfermedad mental y se considera una forma de locura divina y de santidad.

 

(*) Periodista

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