lunes, 6 de enero de 2020

Conocer el jazz en Andalucía


SEVILLA.- El espacio del jazz se ha convertido en un campo creativo donde convergen influjos musicales provenientes de muchos ámbitos diferentes; los músicos trabajan en un entorno de escucha, reflexión y creación abierto, alimentado por aportaciones y referentes que derivan de muchas fuentes. La música de Parker, Davis, Coltrane y demás patriarcas modernos del jazz comparte influencia y autoridad con otras músicas y experiencias sonoras -globalizadas y relocalizadas a través de las tecnologías y medios de comunicación audiovisuales-. Cuando el músico hace música, lo hace desde una fluida red de referencias e interacciones culturales, se dice en Diario de Sevilla.

En Andalucía existen dos discográficas centradas en la música de jazz: Blue Asteroid Records, en Sevilla, y Rizoma Records, en Algeciras (ambas con un catálogo sorprendente de músicos y música). Otras discográficas también publican discos de jazz que llevan la firma de músicos andaluces, y hay muchos cedés autoeditados y distribuidos por los propios músicos. 
En la antesala de todos los conciertos se pueden conseguir compactos de los músicos que tocan, también en las plataformas digitales, en las páginas de las discográficas o en las webs de los músicos. Estas grabaciones de jazz, publicadas en Andalucía, reflejan la diversidad de actitudes creativas y experiencias sonoras que caracterizan al jazz contemporáneo y la improvisación libre.
Teniendo en cuenta el gran número de grabaciones existentes en la escena andaluza, se puede hacer una mínima y reducida propuesta de grabaciones que muestran la diversidad y la brillante energía creativa que vive y genera el mundo andaluz del jazz. 
Lo sobresaliente de estos músicos es que no se limitan a reproducir modelos foráneos sino que hacen sus lecturas del jazz reinterpretándolo desde su propia vivencia cultural, llevándolo a su terreno personal, y transformándolo en una gran multiplicidad de experiencias sonoras.  
El jazz no es un género musical de contornos definidos y cerrados, al contrario, es un paisaje abierto a navegantes en busca de horizontes y espacios por explorar.
Sin pretender crear escalafones de méritos, empezamos proponiendo aquí Juego de Astros (Rock-CD Records, 2018), de Sur Code. Es un grupo liderado por dos músicos que también trabajan en la música académica, el violinista cubano Igmar Alderete y el pianista cordobés Ángel Andrés Muñoz. Hacen un jazz vigoroso y potente que transita por el rock y la música contemporánea en una hábil y conseguida mezcla de sonoridades.
Otro álbum a señalar es Miscelínea (Omix Records, 2019), de Rafa Redondo, piano, y Antonio del Caño, contrabajo -dos músicos de jazz activos en Priego de Córdoba-. En su primer y estimulante álbum elaboran un jazz inmerso en la musicalidad mediterránea con ecos andaluces y latinos; un disco lleno de momentos emocionantes de gran belleza. 
Igual ocurre con Verdeo (NewSteps, 2014), del guitarrista Luís Balaguer. Supone un brillante encuentro entre el jazz y la guitarra flamenca fuera de los tópicos sonoros y los estereotipos formulistas del jazz-flamenco que es muy de agradecer. A Balaguer lo acompaña un selecto grupo de músicos andaluces de jazz: Arturo Serra (vibráfono), Pedro Cortejosa (saxos), José López (contrabajo) y David León (percusiones).
Otra aproximación sobresaliente entre flamenco y jazz es el álbum Es hora de caminar (Rizoma Records, 2016), del baterista Guillermo McGill, que lleva varios años residiendo en Sevilla. Un disco espléndido con momentos magistrales (Olha Maria, First Song, Colombiana), que combina la sonoridad más urbana del jazz con el flamenco de sabor latino. 
Además, McGill se acompaña de un grupo que añade aún más expectativas a la escucha del álbum: Perico Sambeat (saxo alto y soprano), Javier Colina (contrabajo), el pianista Marco Mezquida y el guitarrista flamenco Juan Diego Mateos.
También es esencial reseñar Pez de Babel (Blue Asteroid Records, 2018), del dúo gaditano Corleone, integrado por el inventivo Pedro Cortejosa (saxos, flautas, sintetizadores, midi y loops) y David León (batería, percusiones y samplers). 
Representa otra dimensión del jazz que se hace en Andalucía: música improvisada, herramientas digitales y acción-experimentación-creación en el momento de la ejecución. El cd resume dos sesiones de improvisación libre en el estudio de grabación y aporta momentos brillantes. Toda una experiencia sonora.
El capitán salió a comer… (Alone Records, 2016), de Marco Serrato, es otra muestra heterodoxa del jazz en Andalucía. Improvisación libre y únicamente el contrabajo de Serrato. 
"Un capricho" en palabras de su autor. Seis canciones cortas que cualquiera puede silbar mientras pasea una mañana de sol. Serrato es un músico audaz y entrañable al que le gusta arriesgarse, a su manera, en terrenos que otros no pisan. Audacia y creatividad, ahí reside su mayor talento y también el valor de este álbum.
Un disco a sumar a esta selección es Trío Garum (Blue Asteroid Records, 2017), del grupo homónimo, formado por tres músicos que se conocen bien a través de años de colaboración en diferentes formaciones: Javier Galiana al piano, Joan Massana en el contrabajo y David León a la batería. Es un jazz de raíz andaluza, elegancia y sensibilidad; una música que se aleja de los espacios comunes para sonar diferente a la vez que próxima.
Los músicos andaluces trabajan en comunicación y colaboran entre ellos en los múltiples proyectos que desarrollan. El jazz en Andalucía es producto de diferentes individualidades que interactúan entre sí, suman y cooperan, conformando una escena musical viva y en desarrollo que reúne a varias generaciones de intérpretes y compositores. 
Es posible encontrar a unos y a otros en los diferentes proyectos que emprenden, con nombres recurrentes como los del saxofonista Pedro Cortejosa, el contrabajista Javier Delgado, el batería Nacho Megina o el pianista Javier Galiana, por citar algunos. 
Así, en otro álbum a sumar a esta lista, Enki (Rizoma Records, 2017), del saxofonista onubense Javier Ortí, aparecen Julián Sánchez (trompeta), Álvaro Vieito (guitarra), Javier Galiana (piano), Javier Delgado (contrabajo) y Nacho Megina (batería). 
Un grupo de amigos músicos que, bajo la dirección de Javier Ortí, registran un álbum dedicado al dios de la música en el antiguo Oriente. Eclecticismo sonoro de variedad de registros y texturas.
Igual sucede con el disco firmado por Javier Delgado y Arturo Serra, Visions Tales (Rizoma Records, 2017), donde ambos aparecen acompañados de Álvaro Vieito (guitarra), Juan Galiardo (teclados) y Martin Andersen (batería). 
 Son nombres bien conocidos de la escena andaluza que convergen en un álbum de sonido reposado y atmosférico donde sobresalen el tranquilo diálogo entre el vibráfono de Serra y la guitarra de Vieito y los temas firmados por Javier Delgado, que a su calidad de instrumentista añade la de compositor.
Hay varios ejes en torno a los cuales pivotan estos encuentros y que a la vez colaboran en la construcción de la escena jazz andaluza. Uno de ellos es la Andalucía Big Band, una banda que integra a varios de los más destacados músicos de jazz andaluces y sirve de punto de encuentro, espacio de interacción de ideas y práctica musical que facilita el contacto personal. 
Cuenta con un primer disco publicado, Suite Trafalgar (Rizoma Records, 2017), un álbum de obligada referencia en cualquier propuesta discográfica que quiera reflejar el jazz actual en el sur de la Península Ibérica.  
Suite Trafalgar es una composición de Javier Galiana que ofrece una música colorista, sugerente y evocadora, de gran belleza, donde el mar y la costa gaditana son las constantes temáticas. Manuel de Falla, Stravinsky, jazz y flamenco revisitados desde la complejidad estructural y sonora de una big band. En directo, impresiona.
Tres compactos completan esta selección. Vuelta a casa (Habibi Records, 2018), el segundo álbum del sevillano Chemón Cortés (Ud y Cümbüs), es un álbum lleno de sensibilidad, belleza y buenas ideas a partir de la combinación de jazz, música arábigo-andalusí y flamenco. 
Una formación de cuarteto completada por músicos sevillanos: Nacho Botonero (vientos), Javier Delgado (contrabajo) y Antonio Montiel (percusión).
Para los que buscan clásicos del jazz sin muchas interferencias resulta imprescindible Plays Standards (Blue Asteroid Records, 2016) del malagueño Ernesto Aurignac en formación de trío junto al contrabajista Pedro Campos y el batería Santi Colomer. 
Como escribe Aurignac, se trata de un disco sencillo, fácil de escuchar y dinámico, de temas cortos, solos de breve duración y un sonido directo, humilde y sincero. Todo desde la brillante fluidez con la que Aurignac aborda el saxofón.
También con el saxo como instrumento solista y protagonista destaca el álbum Skylark (Rizoma Records, 2016) de Paul Stocker, un músico californiano afincado en Almería y muy vinculado a varias generaciones andaluzas de jazz. 
El disco recopila grabaciones del saxofonista dando cuenta de toda una vida consagrada a esta música. Canciones populares africanas y portuguesas, arreglos de clásicos del jazz y temas propios componen una colección que se puede calificar de excelente.
Hay mucha más música grabada por músicos andaluces de jazz, circula en Internet, en plataformas digitales, en las páginas de las discográficas y en las webs de los propios músicos. 
Se puede adquirir con facilidad, la lista es larga y el nivel de calidad alto. Lo hasta aquí referenciado es sólo una muestra. El jazz que se hace en Andalucía es mucho más profuso y proyecta una dimensión muy poco visibilizada de la cultura y la música andaluza contemporánea.
Es un mundo humano y sonoro que conforma una inquieta escena musical, emergente y viva, que reclama una mayor atención pública e institucional. Una música sorprendente conformada por brillantes experiencias sonoras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario