sábado, 18 de septiembre de 2010

La crisis del PSOE inquieta a los alcaldes almerienses / Pepe Fernández *


Los delegados de la Junta en Almería no ocultan su sorpresa cuando en sus contactos recientes con alcaldes socialistas de la provincia, lo primero que les preguntan es “¿Qué pasa con el partido?, ¿Hasta cuándo vamos a estar en ésta parálisis?”. Es el mensaje de la inquietud y el desasosiego de quienes están en los cargos porque han sido elegidos por sus vecinos y no nombrados a dedo. Un SOS que ya han llegado a Sevilla hace semanas. Pepe Griñan, secretario general del partido, tiene muy clara su hoja de ruta para Almería, aseguran quienes están en su entorno. Se vuelve a afirmar que el cambio de formas y estilos es irreversible allí y que Martín Soler, Diego Asensio y Juan Antonio Segura Vizcaíno son el pasado, que su hora pasó y no pertenecen al futuro como dirigentes.

En efecto, en la agenda de la nueva mayoría para Almería, aparecen nombres conocidos, quizás inevitablemente tocados alguna vez por el martinismo, pero no contaminados, una nueva generación de hombres y mujeres parece que condenados a gestionar una travesía del desierto tras las municipales. Esta lista de nombres podría ser una aproximación a los perfiles que cobran valor político en el futuro socialismo almeriense, figuras como Juan Carlos Pérez Navas, Jose Joaquín Martinez, Maribel Requena, Paco Guil, Luis García Collado, José Luis Sánchez Teruel, Juan Carlos Usero, Antonio Bonilla, Antonio Ruano, Sonia Gómez, Juan Miguel Tortosa o Juan Pastor, junto a otros muchos más conforman un amplio perfil de cuadros capaz de salvar los muebles y, en el peor de los casos, con experiencia suficiente como para realizar una oposición a cuatro años desde la regeneración social y política que necesita el partido y la política almeriense.

Pepe Griñán ya debe ser consciente que no acertó de pleno ni en los tiempos ni en los cambios operados en aquella provincia antes del mes de agosto. Si la operación hubiese sido un acierto, hoy no estarían las cosas tan a punto de reventar como están. Y convendrá recordar en este punto que en primavera el presidente parece que le hizo demasiado caso a su consejero de Empleo, Manuel Recio, alguien que sin conocer ni ser conocido en el partido en Almería, quiso situarse lampedusianamente como heredero de Martín Soler colocando en el camino del presidente peones de reforma, que no de ruptura con el pasado. Recio no le mintió a Griñán, parece que interesadamente no le contó toda la verdad.

En esos meses hubo una primera oportunidad para desalojar a la dirección atrincherada y belicosa capitaneada por Diego Asensio. Fue cuando reunidos cuarenta alcaldes socialistas de la provincia solicitaron permiso telefónicamente a Susana Díaz para pedir públicamente la dimisión de la CEP de Almería. La Secretaria de Organización regional, que al igual que Griñán usó inicialmente al consejero Recio como brújula para navegar por Almería, dijo que no. Ya se habrá dando cuenta también que frenar aquel motín de los alcaldes solo consiguió lo que buscaba la actual dirección: ganar tiempo. Algo que juega a su favor en la permanente confrontación con Sevilla, todo ello con un desconcertante mensaje a la militancia de “cuanto peor mejor”.

A todo esto una simple relectura de lo que se conoce del sumario de la OP, nos ha descubierto la cara y la voz de un misteriso “llamante”, que resultó ser el aforado Juan Antonio Segura Vizcaíno, dándole un número de cuenta a Alemán, repartiéndose con el interventor un millón de la Diputación para publicidad o planificando cómo quitarle la alcaldía de Almería al PP en una nueva jugada al trile entre PSOE y PAL. Y para arreglarlo explica que se iba a hacer socio de El Trinquete.

Quedan muchos folios por conocer de la OP y nadie se atreve a vaticinar hasta donde llegará ese tremendo tsunami que previsiblemente arribará a nuestras costas a finales de este mes, con el casi seguro levantamiento de algo más del gran sumario. Por cierto, su levantamiento quizás pueda hipotecar cambios en el PSOE si estos no se realizan antes. De momento la primera ola no ha llegado todavía a Almerimar y el PAL está prácticamente desmantelado, quedándose solos Enciso y Añez.

Sin olvidar otros dos asuntos que han cobrado vida propia, de momento al margen de la Justicia, y de los que las administraciones socialistas deberán dar algunas explicaciones. Me refiero a la desaladora de Rambla Morales, calificada por algunos regantes como “un cortijo de Martín Soler” donde, mientras embargan a los modestos regantes, no parecen cuadrar las cuentas entre los créditos, las subvenciones públicas millonarias manejadas en estos años y el precio que finalmente ofrece por ella Aquamed.

O también el caso de la finca desaparecida propiedad del ayuntamiento de Cuevas del Almanzora. Ahora resulta que no ha desparecido solo una finca de 25 hectáreas, son dos las esfumadas ya que a principio de los años 40 se compraron a solicitud del Ministerio del Ejército otra finca de unas 80 hectáreas. Y cobran fuerza los viejos rumores que hablaban de rastros de transferencias de dinero a un significado político del denominado “clan de Cuevas”, como también el levantamiento de cadáveres que algunos creían muertos y enterrados. Dicen, por lo demás, que la Justicia ya anda analizando el extraño asunto.

La tensión interna en el PSOE de Almería sube a cada hora que pasa. Quiénes históricamente han controlado hasta el último quejío de la última agrupación, - la troika Soler, Asensio y Segura-, no dan abasto en estos días intentando controlar la situación. Dicen que estan más apurados últimamente que el fontanero del Titanic. Todo ello ante la desmoralización general y el rechazo que levanta el conocimiento de sus andanzas politicas y hasta dónde han sido capaces de arrojar, tirar al PSOE de Almería. La gente les ha perdido el miedo, a veces el respeto, como al consejero Recio que se ha visto obligado a amenazar a sus críticos “amigos” del facebook con borrarles si le faltan el respeto. En Almería algunos plantan cara y la respuesta, algunas veces, suele llegar en tono amenazante, como la recibida por uno de los alcaldes esta semana por parte de Diego Asensio.

En el seno de la Comisión Ejecutiva provincial un sector importante de sus miembros - esta mañana se hablaba de por lo menos quince- se estarían planteando presentar en bloque su dimisión en la CEP, algo que irremediablemente conduciría a un debilitamiento de Asensio y a una gestora que convocase un congreso extraordinario. Una de las personas que ha decidido dimitir, una mujer, me comentaba ayer tarde escuetamente: “hay cosas por las que no se debe pasar y he llegado al convencimiento de que la actual dirección ha sobrepasado todos los límites éticos y políticos imaginables”.

La dirección regional del partido parece que está informada sobre los últimos movimientos que conducirían a poner punto y final a un deterioro orgánico y de imagen de incalculables consecuencias. Nuevamente Griñán, Velasco y Díaz tienen la oportunidad de reconducir la situación en Almería. Quizás la última ocasión para acabar con el talibanismo político del régimen que ha dirigido el partido durante más de una década, cuyo líder e icono dicen que ya trabaja, inasequible al desaliento y - dicen por la Corte- que con sorprendentes apoyos, para el día después de las municipales en pos de la cabeza del mismísimo Pepe Griñán.

La fiesta de La Rosa prevista para el próximo 17 de octubre posiblemente deba esperar que se abran nuevas flores en el jardín y empiece una nueva primavera en la agrupación socialista de Almería. Mientras tanto, miles de militantes y votantes siguen preguntándose lo mismo que los alcaldes les inquieren a los delegados de la Junta cuando les visitan, ¿qué pasa con el Partido, hasta cuando va a durar todo esto?

(*) Periodista y director regional de Onda Cero en Andalucía

2 comentarios:

  1. Cuanto más dure la indeseable situación en el PSOE de Almería, más dura será la caida para el clan de Cuevas y de sus más estrechos colaboradores.

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  2. Si la justicia estuviese a la altura de un estado de derecho que se precie en vez de mirando para otro lado por muchos de sus miembros (demasiados) o dándose abrazos en público, con algún político venido a menos, otro gallo nos cantaría.

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