El secretario general del Grupo Caja Rural, Raúl Lorenzo, se desplazó hoy a Mallorca para mantener durante esta semana diversas reuniones con miembros de la junta de Caixa Rural de Balears previas a la celebración de la asamblea. La aprobación de la citada fusión necesita de las dos terceras partes de los socios y representados en la asamblea.
Desde Grupo Caja Rural aseguran que los miembros del Consejo Rector de Caixa Rural no cuentan si quiera con información para poder valorar la operación y por encima de todo intentan la permanencia de la caja balear en el grupo.
Lorenzo recuerda que Caixa Rural de Balears aprobó en sus dos últimas asambleas su participación en un SIP con otras 20 cajas del Grupo Caja Rural, sin descartar la incorporación de las restantes cajas del Grupo, apostando públicamente por este modelo.
Por ello, "no tiene mucho sentido que semanas más tarde la entidad pretenda abandonar el proyecto", apunta.
En su opinión, el argumento que esgrime la caja balear para explicar la necesidad de integración "no es válido", puesto que la entidad balear no atraviesa dificultades económicas ni la fusión conllevará privilegios para los accionistas.
Para el Grupo Caja Rural, la fusión de la entidad balear con la almeriense supondrá la pérdida de "casi 40 años de libertad y modélica gestión cooperativa y local".
Según asevera su secretario general, la entidad balear es un "pilar fundamental" del Grupo Caja Rural y los intereses de los socios de las cooperativas baleares están "mucho mejor defendidos" en el modelo actual.
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