Así se ha pronunciado en la inauguración de la Conferencia Anual del Club de Madrid, una organización independiente dedicada al fortalecimiento de los valores democráticos en el mundo compuesta por 70 ex jefes de Estado y de Gobierno que ofrecen de forma gratuita su experiencia.
En la apertura de las dos jornadas que reúnen entre hoy y mañana en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid, Don Juan Carlos subrayó que la democracia es "primordial para la paz, la libertad, el progreso y el respeto de los derechos humanos a escala universal".
El tema central de esta VIII Asamblea General y Conferencia Anual del Club de Madrid está dedicado a 'Las dimensiones políticas de la crisis económica mundial' y el Rey animó a los miembros de esta organización a que aporten soluciones "centradas en corregir desajustes, recuperar el empleo, la plena actividad productiva y dotar de mayor seguridad y confianza a operadores, trabajadores y consumidores, así como el mayor bienestar de los ciudadanos, con un concurso de las fuerzas políticas, económicas y sociales".
Para ello, añadió, "se requieren instituciones y reglas internacionales sólidas y eficaces, dirigidas a lograr el buen funcionamiento económico y social en un entorno globalizado".
Antes que el Rey, intervinieron en la inauguración la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre; el vicepresidente tercero del Gobierno, Manuel Chaves y el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, que expresaron visiones bien distintas sobre las causas y consecuencias de la crisis.
Aguirre sostuvo que la actual crisis no estalló por la ausencia de regulación en el sistema financiero, porque éste es "uno de los sectores económicos más regulados, vigilados e intervenidos de todo el mundo", por lo que se mostró partidaria de "mejorar" estas normas, que no aumentarlas. En su opinión, lo que ha fallado es tanto las regulaciones, como la ética, los bancos centrales, los gobiernos y el mercado.
En primer lugar, agregó, fallaron las regulaciones "porque fueron incapaces de prever las nuevas formas de abuso del crédito", pero también la ética como demuestra el caso Madoff, y los bancos centrales por "no parar a tiempo el exceso de crédito dedicado a inversiones especulativas e insolventes".
Pero "tampoco los gobiernos han estado a la altura en la medida en que muchos de ellos mientras el crédito era abundante han gastado más de lo que se podía e incluso en algunos casos han animado a los particulares a endeudarse más allá de sus posibilidades". A los Ejecutivos, les pidió que tengan "altura de miras" que llegado el caso, "sepan sacrificar una malentendida popularidad a corto plazo en aras de la prosperidad" futura de sus países.
Aguirre consideró que el mercado también ha fallado si se entiende éste como una "maquinaria de precisión" que siempre se dirige "sin altibajos" hacia las "máximas cotas de prosperidad", sí. Pero si se considera que el mercado "no es más que la suma de los planes, las percepciones, los deseos y los voluntades libres de las personas, instituciones y gobiernos", sostuvo que entonces no se puede sentirse más defraudados con el mercado que con nuestros propios planes, percepciones, deseos y actuaciones, y los planes de nuestros Gobiernos.
Por su parte, Chaves se dijo "convencido" de que la actual situación económica sólo es "una vertiente más del colapso de una manera de ver el mundo", de un modelo que defendió la reducción "hasta el extremo" de la política con el argumento de que cuanta menor intervención estatal, "mejor para todos". Y sin embargo, la tesis del Estado como problema "se ha reconvertido" tras el estallido de la crisis en "el Estado como solución".
En este sentido, Chaves hizo una "reivindicación de lo público", pero sin entender esto como un "movimiento hacia el estatismo".
El alcalde de Madrid subrayó que "si algo ha demostrado" esta crisis es la "necesidad de dejar atrás toda distorsión ideológica en la consideración de los asuntos económicos ratificando en su lugar los planteamientos que parten de la observación directa de la realidad y superar de esa forma cualquier apriorismo que sería entorpecedor".
Ruiz Gallardón advirtió de la amenaza del "populismo" que puede surgir como una "peligrosa tentación en algunas partes del mundo" y transformarse en "coartada para sofocar libertades y socavar procesos democráticos".
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