martes, 28 de julio de 2009

Los vecinos culpan a Medio Ambiente de los incendios por no dejarles limpiar Sierra Cabrera

VERA.- Los vecinos de las zonas calcinadas por los incendios de Sierra Cabrera aseguran que para ellos la Consejería de Medio Ambiente que dirige Cinta Castillo, es responsable de los siniestros por dos motivos. El primero es que ni limpian el monte ni les dejan limpiarlo (o al menos les ponen muchísimas trabas burocráticas hasta el punto de hacerlos desistir), y lo segundo es que en el incendio que tuvo lugar en Turre -una semana antes del de Mojácar- y asoló 4.000 hectáreas, los medios de extinción aparecieron sobre la una del mediodía cuando desde las diez de la mañana se veían llamas, según recoge 'Noticias de Almería'.

“Se pudo haber evitado”, según tres testigos que presenciaron las primeras llamas del gran incendio –el más importante de los ocurridos en España en lo que llevamos de verano- que a lo largo de dos días y medio -14,15 y 16 de julio- arrasó más de 4.000 Has. en Sierra Cabrera y obligó a evacuar a los vecinos de tres importantes núcleos turreros: La Carrasca, Cabrera y Cortijo Grande.

El testimonio de estas personas es rotundo: “Vimos las primeras llamas sobre las 10 de la mañana. Estaban cerca del cortijo Los Menchones, en el barranco de Faina –muy próximo a la pedanía turrera de El Royo Morera, junto al término de Sorbas- y ninguno de nosotros habíamos visto ni oído a ese momento aparato eléctrico. Sí, es verdad que había algunas nubes, pero las que más tarde trajeron algo de agua y descargaron algunos rayos se veían mucho más abajo, por Tabernas”, explican.

Esta versión contrastaría con la que se baraja oficialmente como causa de suceso: "Todos los indicios apuntan a que se desencadenó como consecuencia de una tormenta seca de rayos", avanzó la consejera de Medio Ambiente, Cinta Castillo, durante su visita a Turre a media tarde del miércoles, día 15.

“Yo no me creo lo de los rayos, el primero que cayó fue sobre las once y media o doce del mediodía, y para esa hora el fuego estaba ya muy crecido”, narran los testigos, quienes añaden: “Si hubieran actuado con más prisa habrían controlado la situación, porque las llamas no avanzaron hasta que empezó a moverse el viento, y eso fue dos horas después de que nosotros viésemos las primeras lenguas de fuego en el cortijo Los Menchones”.

La versión oficial sostiene que el aviso se recibió pasadas las 12 del mediodía, lo que supone que los primeros equipos humanos y materiales no llegaron hasta, al menos tres cuartos de hora después, es decir, sobre la 1 de la tarde. Transcurrieron, por tanto, de acuerdo a la versión de los testigos, sobre tres horas; tiempo suficiente para que el fuego se desarrollara y adquiriera una gran dimensión.

En la comparecencia ante los informadores, la consejera de Medio Ambiente se congratuló que entre las pérdidas no se contaran vidas humanas, apenas alguna casa y "afortunadamente" se salvaron Los Murtales –única masa arbórea de Sierra Cabrera- y el parque natural de Cabo de Gata.

Pero de nuevo los vecinos, esta vez residentes en Turre, muestran su enojo porque “desde el primer momento que llegaron los helicópteros y las avionetas, éstos se centraron en echar agua a Los Murtales, olvidando las zonas residenciales y el frente de las llamas ¿Es que son más importantes los árboles que las personas?”.

Tampoco han tenido a nivel de calle mucho predicamento los mensajes oficiales alabando la eficacia de los grupos de extinción de incendios y el gran número de ellos que se desplazaron hasta la sierra comarcal. Se habla de 25 medios aéreos y unos 600 efectivos de la Junta de Andalucía, el ejército, bomberos, Protección Civil, Guardia Civil y Policía Local. “Es posible, que viniera toda esa gente, pero creemos que fueron muchos menos. ¡Vamos! lo que es seguro es que no habían tantos helicópteros como dicen, a lo sumo 8”.

El malestar se palpa a poco que se hable con el vecindario turrero. “La culpa de este incendio la tiene Medio Ambiente, que no nos deja a los propietarios limpiar nuestras fincas. En cuanto te mueves te multan, y si buscas los permisos para hacerlo te pasas media vida para conseguirlos. Entonces lo que hace la gente es dejar que crezca la retama y las hierbas, que son un combustible ideal, si salta la chispa, para que todo se queme como se ha quemado”.

Dicen que la prueba de que el fuego habría podido tener menores consecuencias está en el mismo monte, a la vista de todos: “Si te das un vuelta por la zona quemada verás que las áreas con viviendas o los cortijos que tienen el entorno cuidado ni siquiera han resultado afectadas. El fuego pasó alrededor pero sin tocar la propiedad ¿Qué mayor prueba quieren?”.

En este sentido, los tres testigos que vieron cómo se originaba el siniestro en el barranco de Faina sostienen que “todo aquello está arrasado menos la propiedad de un señor que la tiene toda labrada y bien cuidada. Ahí no se ha producido ni el menor desperfecto, las llamas rodearon la finca y siguieron su camino sin tocarla ¡Que sepan todos que el monte hay que limpiarlo y que hacer nuevos caminos no es tan malo porque sirven de cortafuegos!”.

Las denuncias se vuelven también hacia algunos extranjeros residentes en cortijos que “a la más mínima actividad de limpieza del monte, llaman de inmediato al guardia para que te multe”.

A pesar de la aparatosidad del incendio, que por momentos parecía incontrolable con frentes de varios kilómetros, fuerte viento y temperaturas que rozaban los 40 grados, las llamas no alcanzaron los núcleos residenciales. En el peor de los casos afectaron algunas fachadas de Cortijo Grande, Cabrera y viviendas diseminadas, pero el peor de los temores, que era que llegaran a Turre y saltaran hacia Mojácar, no se produjo.

Sí hay que lamentar en cambio otros varios aspectos. Más de 400 personas fueron desalojadas de sus hogares, los sistemas de abastecimiento eléctrico de la sierra se han visto seriamente afectados en un 50% y dos viviendas resultaron dañadas. Destaca el inmueble Finca Listonero, que fue pasto de las llamas y ha de ser reconstruido en su práctica totalidad.

Sobre el mediodía del miércoles 15, los evacuados regresaron a sus hogares poco a poco e iniciaron la reparación de desperfectos. La mitad de las viviendas de Cortijo Grande carecían de suministro eléctrico. Mientras, esa misma jornada, los grupos de extinción trataban de controlar los últimos focos activos, que trataban de saltar la sierra hacia su vertiente marítima en los altos entre Sopalmo y la playa de El Algarrobico. Las labores principales se dieron por concluidas en la mañana del día 16, si bien varios retenes permanecían alerta y recorriendo todo el lugar para evitar cualquier conato de reactivación.

En los últimos 15 años, Sierra Cabrera ha sufrido tres grandes incendios, el peor a mediados de los 90, cuando el fuego rebasó Turre por su parte alta y pudo ser detenido a las puertas del pueblo de Mojácar.

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