martes, 12 de marzo de 2013

El fiasco de Arenas lo sacaría de la foto del poder de Génova / Ricardo Rodríguez

El PP le ha cogido afición a las fotografías de familia. El pasado sábado les tocó a los vicesecretarios arremolinarse en torno a María Dolores de Cospedal en Génova, aunque significativamente Javier Arenas fue el único en no tomar la palabra. Este mismo lunes el programa de mano decía que el acto en el hotel Ritz era una conferencia de la secretaria general, pero allí todo el mundo acudió a ver a Mariano Rajoy colmar de elogios a "una mujer excepcional".

Simultáneamente a la partida de cara a la galería, en la que los populares se juegan el ser o no ser, la devastadora crisis abierta por Luis Bárcenas dilucida equilibrios de fuerzas internas. Conforme pasan las semanas, se hacen más visibles las repercusiones del escándalo en el seno de las siglas. Los tropiezos de Cospedal en la gestión del escándalo han provocado notables revuelos en los ambientes gubernamentales, con nervioso cruce de llamadas urgidas por el deseo de tomar posiciones en la formación cara al futuro. "El problema de la secretaria general", avisa uno de sus próximos, "es que ha tenido las manos atadas".

La conexión de Bárcenas con la trama Gürtel facilitaba a María Dolores de Cospedal hundir la daga, pero Javier Arenas se empeñó en llevar a su manera el trabajo sucio de "mediar entre el hombre que lo sabía todo y los hombres y mujeres que saben que lo sabe todo" y pactar su salida de la tesorería. En el pasivo del vicesecretario de Política Autonómica y Local no forzó la máquina, eludió ir a por todas. La cortedad de miras llevó a Arenas a optar por la componenda con Luis Bárcenas. Así es como pudo disfrutar de las instalaciones de Génova y hasta cobrar un suculento sueldo del PP y ya saldría el sol por Antequera.

El apaño coló hasta que Bárcenas ha buscado arrastrar con él a quien pueda. ¡Un fenómeno, el campeón andaluz! La rueda de la fortuna gira de nuevo y admite apuestas. La combinación de numerosos factores puede propiciar una serie de cambios en el panorama popular que hoy conocemos. Se avecinaría un nuevo reparto del poder. Si no andaban retorcidas las cosas en el Partido Popular, la suerte de Arenas ha invadido los mentideros como síntesis de una entente entre Rajoy y Cospedal y su carrera política ya tendría fecha de caducidad. Al fin y al cabo, suena como cabeza de lista a las elecciones europeas de junio de 2014.

La jugada permitiría matar dos pájaros de un tiro: Javier Arenas sustituiría a Jaime Mayor Oreja. ¿Y qué haría en Bruselas? Poca cosa, pero la Eurocámara pasa lamentablemente por ser una suerte de pensión de jubilación o, incluso, un cementerio de elefantes. Cierto es que Arenas aparenta ser un cadáver. En ello le convirtió la sonora bofetada que recibió el año pasado cuando parecía tocar con la yema de los dedos el triunfo en Andalucía. Ya le sucedió en 2008, le volvió a pasar en 1996 y en 1994. Y ahí sigue, campando a sus anchas. Hasta ahora.

Aunque algunos creen aún en las resurrecciones, una de las dudas de estos días giran entorno a si Mariano Rajoy dejará caer a Javier Arenas. Eso es lo que, mandándolo a Bruselas, quedaría grabado a fuego en la memoria de los cuadros populares. Está abierto en cualquier caso el interrogante sobre qué papel le espera a Arenas en el PP

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