ALMERÍA.- La gota fría o DANA que afectó el viernes 13 de septiembre a Almería,
y cuyos efectos aún perduran, ha dejado imágenes escalofriantes. La
fiereza de la lluvia, las violentas tormentas, nos recordaron lo frágiles que somos cuando la naturaleza decide manifestarse de forma salvaje.
Casi
un mes después de aquello, recordar aquellas dos madrugadas en las que
se inundó esta tierra seca tiene algo de inquietante belleza. Así puede
verse en los siete vídeos en los que José Miguel
García, fotógrafo y miembro del colectivo Cazatormentas, ha recogido
aquellas horas en las que fue al encuentro de la gota fría.
"El
jueves 12 salí de mi casa sobre las tres de la tarde en dirección a
Murcia y no regresé hasta las diez de la mañana del día siguiente: 19
horas aproximadamente y unos 520 kilómetros después. Volví agotado pero con galaxias en los ojos", relata a La Voz de Almería.
La madrugada del viernes 13 dejó en algunos lugares de la provincia y de Murcia "tanta agua o más como la que había caído en todo el año que llevamos, de sequía histórica", detalla.
En sus grabaciones, en las que durante la mayoría de minutos parece ser el único habitante sobre la faz de la Tierra,
muestra cómo vivió la entrada e inicio de las lluvias torrenciales en
Murcia (entre Lorca y Puerto Lumbreras), así como las tormentas "severas
y torrenciales" que afectaron primero a Huércal-Overa.
"Después
le tocaría al desierto de Almería con un tren convectivo que dejaría
más de 110 mm en Castro de Filabres y cantidades entre 60-140 entre el
campo de Nacimiento y Tabernas. Y aún faltaba el tren convectivo que de
madrugada la iba a liar muy gorda en el Cabo de Gata, Níjar, la
Universidad y al final, sobre las cuatro y media y cinco de la
madrugada, en la capital, inundada y colapsada", explica.
José
Miguel García muestra en su trabajo cómo ya en la madrugada del sábado
14 las tormentas eléctricas secas que paseaban por la Bahía de Almería
"evolucionaron hasta gestar un sistema convectivo de tormentas asociadas
severas que sorprendió a todos", que acabó desplazándose desde Cabo de
Gata hasta el levante almeriense y la provincia de Murcia.
"Aquella noche también fue extenuante desde el atardecer hasta pasadas las seis de la mañana".
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