RABAT.- El rey Mohamed VI de Marruecos ha dado pruebas de su astucia. Al poner en libertad a 96 presos políticos, entre ellos algunos islamistas, y reducir las penas a otros 94, el rey intenta desactivar las protestas y mejorar su posición en la ONU en relación con la situación del Sáhara Occidental.
Entre los excarcelados ayer están seis islamistas con fama de moderados, como Mustafá Moatasim, jefe del partido Al Badil al Hadari (Alternativa Civilizadora) disuelto en febrero del 2008. Estas personas fueron condenadas en el marco del caso del belga-marroquí Abdelkader Belliraj, acusado de haber dirigido una supuesta red yihadista de 35 miembros y condenado a cadena perpetua en julio del 2010.
Entre los liberados figura también Chakib al Jiyari, condenado a tres años de prisión en el 2009 por ofensa al Estado al denunciar el tráfico de drogas en el norte de Marruecos.
Las medidas de gracia afectan a 190 presos, de los cuales 96 recibieron el indulto total por el resto de su condena, 53 una remisión de su pena, a 37 se les conmuta la cadena perpetua por penas menores, y a otros cinco, la sentencia a muerte por prisión, en el mayor indulto de este tipo en el reinado de Mohamed VI y que se presenta como un gesto de apaciguamiento tras las reivindicaciones de grupos pro derechos humanos y jóvenes contestatarios que piden reformas políticas profundas.
En este sentido, los presos políticos Alisalem Tamek, Brahim Dahan y Ahmed Naciri, fueron decretados en libertad provisional por un juez de instrucción del tribunal de primera instancia de Casablanca, tras un año y medio de prisión preventiva en espera de un juicio justo. Estos componentes del "Grupo de los Siete" fueron arrestados en el aeropuerto de Casablanca el 08 de octubre de 2009 tras una visita a los campos de refugiados saharauis. Asimismo, Tamek, Dahan y Nasiri habían anunciado su intención de comenzar una huelga de hambre para pedir su excarcelación o el inicio de un "proceso justo" de inmediato. Los activistas saharauis iban a ser procesados por un tribunal militar, que se declaró incompetente para procesarlos en septiembre del año pasado, y el caso pasó a la justicia civil.
Entre los puestos en libertad ayer, hay tres conocidos independentistas saharauis, pero con un matiz importante: los marroquíes han quedado libres del todo, mientras que los saharauis han salido en libertad condicional. No obstante, con esta excarcelación Mohamed VI pretende influir en el debate sobre el Sáhara Occidental que está habiendo estos días en la ONU.
El Consejo de Seguridad debe pronunciarse a final de mes sobre la renovación del mandado de la Minurso, la misión de la ONU en el Sáhara. Varios países han pedido que se amplíe esa misión y que pueda vigilar también el respeto de los derechos humanos en el Sáhara.
Algo a lo que Marruecos se opone y que ha conseguido impedir gracias a que Francia, miembro permanente del Consejo de Seguridad y principal aliado de Marruecos, ha frenado siempre esa reivindicación.
El indulto real «crea un clima positivo en el marco del debate que busca dejar atrás el pasado. Esperamos que todas las partes sean conscientes de la pertinencia de la decisión real», declaró el ministro de Comunicaciones, Jalid Naciri. La decisión se inscribe en un clima de apertura frente a grupos de jóvenes como el Movimiento del 20 de Febrero, y después del discurso de marzo, en el que el rey anunció importantes reformas políticas.
El mismo día, un tribunal de Casablanca liberó a tres militantes saharauis acusados de atentar contra la seguridad de Marruecos. Los tres saharauis (Alí Salem Tamek, Ibrahim Dahhane y Ahmed Naciri), así como otros cuatro (entre ellos una mujer) liberados, fueron detenidos en octubre del 2009 en el aeropuerto de Casablanca, cuando regresaban de Tinduf, en el sur argelino, bastión del Frente Polisario.
Mohamed VI ha sido uno de los dirigentes árabes que más rápidamente ha reaccionado ante las revueltas que sacuden a los países árabes. Hace un mes anunció una reforma constitucional por la cual cederá una pequeña parte de su poder y habrá un poco más de democracia en Marruecos.
Mediante estas medidas y otras adoptadas anteriormente, el rey ha conseguido controlar el descontento popular, aunque no lo ha desactivado del todo: para el día 24 hay convocada otra jornada de manifestaciones en Marruecos.
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