EL CAIRO.- Los egipcios celebraron el martes una de sus mayores manifestaciones hasta ahora pidiendo la marcha del presidente Hosni Mubarak, sin que su cólera haya disminuido por el anuncio del vicepresidente de un plan de traspaso de poder.
Los manifestantes, muchos de ellos emocionados por el e motivo relato de un directivo de Google detenido durante días por las fuerzas de seguridad, inundaron la plaza de Tahrir de El Cairo, un lugar que puede acoger a alrededor de un cuarto de millón de personas.
Mientras el Gobierno se niega a ceder ante las principales demandas de los manifestantes, el vicepresidente Omar Suleiman prometió que no habrá represalias contra los manifestantes, después de tres semanas de protestas que pretenden acabar con los 30 años de mandato de Mubarak.
Pero sus palabras fueron rechazadas por los ciudadanos, que acusan al Gobierno de estar tratando de ganar tiempo, y juraron no dar marcha atrás hasta que se complete la que llamaron "revolución a medias".
Al conseguir convocar a prácticamente la misma gente que en la última manifestación el viernes pasado, los opositores demostraron que el movimiento no ha perdido fuerza. La próxima prueba será en la concentración convocada para el viernes que viene.
El vicepresidente de Estados Unidos se sumó a la presión al pedir a Suleiman una transición "expedita, significativa, pacífica y legítima", dijo la Casa Blanca, y pidiendo el final inmediato del estado de emergencia, en vigor desde que Mubarak llegó al poder en 1981 tras el asesinato de su predecesor, Anuar el Sadat.
Decenas de miles de personas llegaron a la plaza, uniéndose a los que están acampados allí desde hace días y llenándola completamente por tercera vez desde que comenzó la movilización el 25 de enero. Muchos dijeron que era la primera vez que participaban.
"Vine aquí por primera vez hoy (martes) porque este gobierno es un fracaso, Mubarak se sigue reuniendo con las mismas caras feas", dijo Afaf Naged, de 71 años, antigua integrante del consejo de administración del Banco Nacional de Egipto. "No puede creer que sea el fin. Es un hombre muy testarudo".
Suleiman, que fue jefe de los servicios secretos durante muchos años, ha liderado las conversaciones con los grupos de la oposición, incluidos los Hermanos Musulmanes, enemigos jurados del mandatario. En unas declaraciones en la televisión estatal, manifestó que "se ha establecido una clara hoja de ruta con un calendario para llevar a cabo un traspaso de poder pacífico y organizado".
Hasta ahora, el Gobierno ha hecho pocas concesiones en las conversaciones. Mubarak, de 82 años y que ha prometido seguir en el cargo hasta que expire su mandato en septiembre, parece estar capeando el temporal que afecta a Egipto, al menos por el momento. Las negociaciones entre el Gobierno y facciones de la oposición tuvieron lugar el domingo bajo la mirada de un retrato gigante de Mubarak.
Muchos egipcios dicen que están deseando volver al trabajo y a la vida normal, incluso aquellos que quieren derrocar a Mubarak. Alrededor del 40 por ciento de los habitantes del país vive con menos de dos dólares al día.
"Si no trabajo, mi familia morirá de hambre. No queda nada de dinero en casa", dijo el taxista Mustafa Fikri, que no pudo asistir al nacimiento de su primer hijo el lunes porque estaba trabajando y que afirmó que lo último que tiene en la cabeza es manifestarse contra Mubarak.
La capital ha recuperado cierta normalidad. El martes, el tráfico era denso en el centro y se formaron colas rápidamente en los bancos, que sólo abren en horario restringido.
Pero los manifestantes que permanecen en la plaza Tahrir se mostraron escépticos en torno a las conversaciones y los motivos de Mubarak. Yusef Husein, un conductor vehículos turísticos de 52 años procedente de Asuán, llevaba una pancarta que decía: "El diálogo prolonga la vida del régimen y le da el beso de la vida. No al diálogo hasta que no se vaya Mubarak".
"Este diálogo es sólo en teoría, es sólo una maniobra política para ganar tiempo", dijo Sayed Hagaz, del delta del Nilo.
Ayman Farag, un abogado de El Cairo, sostuvo que el trabajo de los manifestantes no ha terminado. "Lo que ha pasado hasta ahora es sólo una revolución a medias y espero que siga hasta el final", declaró.
Suleiman prometió que el acoso a los manifestantes terminaría. "El presidente enfatizó que la juventud de Egipto se merece el aprecio de la nación y emitió una directiva para impedir que sean perseguidos, acosados o se les quite el derecho a la libertad de expresión", aseguró.
Cientos de miles de personas se han unido a las manifestaciones previas y Naciones Unidas dice que 300 personas podrían haber muerto hasta ahora.
Las marchas del martes pondrán a prueba la capacidad de los manifestantes para mantener la presión sobre el Gobierno. Los que están acampados en la plaza Tahrir han prometido quedarse hasta que Mubarak se vaya, y planean más manifestaciones.
La liberación del directivo de Google Wael Ghonim, después de dos semanas en las que dijo que los miembros de la seguridad egipcia le mantuvieron con los ojos vendados, podría impulsar el apoyo. Activistas dicen que Ghonim participó en un grupo de Facebook que ayudó a inspirar las protestas.
"No soy un símbolo ni un héroe ni nada parecido, pero lo que me ha pasado es un delito", dijo en la cadena privada de televisión Dream TV. "Tenemos que acabar con este sistema. que está basado en no poder decir lo que uno piensa".
La agencia estatal informó de la puesta en libertad de 34 prisioneros políticos, los primeros desde que Mubarak prometió reformas.
Los políticos opositores han informado de pocos avances en las conversaciones con el Gobierno. La agencia oficial de noticias MENA informó el lunes de que Mubarak había creado dos comités para redactar cambios en la Constitución.
Los Hermanos Musulmanes, considerado el grupo opositor mejor organizado, dijeron el lunes que podrían retirarse del proceso si las demandas de los manifestantes no se cumplían, incluida la salida inmediata de Mubarak.
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