miércoles, 29 de julio de 2009

Chaves reconoce que Almería “es un serio problema” para el PSOE

ALMERÍA.- Los militantes del PSOE de Almería capital pudieron asistir hace dos noches a una intensa asamblea en la que el sector crítico y el oficialista se vieron las caras por primera vez desde la presentación del conocido “manifiesto por el cambio" o "de los 80”, según cuenta 'La Gaceta de Almería'.

De los alrededor de 1.200 militantes que tiene el PSOE en Almería capital, a esta asamblea sólo asistieron unos 120, es decir, apenas el 10%, pero, aún así, el secretario general de la agrupación local, Juan Carlos Usero, consideró un éxito la participación.

Aunque la asamblea resultaba ser meramente deliberativa, el sector crítico logró obtener el compromiso de una nueva asamblea dentro de un mes o dos y la consideración de las primarias para la elección del candidato o la candidata para las próximas elecciones municipales.

La asamblea se extendió durante tres horas debido principalmente a las intervenciones en los ruegos y preguntas, donde muchos militantes tomaron la palabra para exigir responsabilidades por los continuados fracasos electorales y para solicitar la convocatoria de asambleas con mayor periodicidad. La reunión resultó tensa en varios momentos del acto.

Después de que Usero expusiera la situación electoral del PSOE centrándose en los resultados autonómicos y estatales, y hablando de las investigaciones judiciales sobre las presuntas corrupciones de algunos dirigentes del PP, dedicó tan sólo diez minutos a abordar la situación de Almería.

Los firmantes del "Manifiesto por el cambio", ante la falta de autocrítica, reclamaron la dimisión de la dirección provincial y local. En tales circunstancias, Juan Carlos Usero llegó a reconocer que el secretario general del PSOE de Andalucía, Manuel Chaves, había reconocido que el caso de Almería era un problema para la dirección andaluza.

El sector oficialista, ante las contínuas intervenciones del sector crítico, respondió con la acusación de deslealtad y reclamando tomar nota de todos los nombres para expedientarlos y expulsarlos del PSOE. Esto último no amedrentó a los críticos, que tras cada intervención, daban sus datos y confirmaban que habían estado en la asamblea correspondiente y que habían firmado el manifiesto, con el fin de que se tomara nota de sus nombres si es que se les quería expulsar.

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