BAEZA.- El consultor oleícola Juan Vilar ha afirmado que el conocimiento y la vinculación con la cultura del olivar puede favorecer el consumo del aceite de oliva y contribuir a una mejora de los distintos elementos que forman su cadena de valor.
Así lo ha indicado en Baeza, donde dirige el encuentro 'El arte del olivar: cultura y legado', en el marco de los Cursos de Verano de la Sede Antonio Machado de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA).
Al respecto, ha comentado que se pretende dar a conocer esa cultura, conocimiento, formación y experiencia oleícolas con ejemplos de la arquitectura, la música o la escritura, entre otros.
Se trata, según ha añadido, de "que esto ayude a ver, si realmente, mejorando o transmitiendo la cultura del aceite de oliva, se incrementa la demanda y de este modo contribuir a ese equilibrio" que se busca.
"El objetivo es mejorar, a través de la cultura y del fomento de la demanda de aceite de oliva en el mundo, el bienestar de todos los elementos que conforman la cadena de valor desde el campo a la distribución", ha explicado.
En este punto, el experto ha considerado que, "si no hay familiaridad y vinculación con la cultura del olivar, el consumo es menor y puede afectar negativamente a la economía agraria".
Vilar ha precisado que "ya se produce aceite de oliva en 66 países y se consume en 198", si bien "la peculiaridad" es que hay "una producción inestable, sometida a un consumo estable".
Así, el consumo es "más o menos" lineal, mientras que la producción depende en cierta medida de la climatología, porque aproximadamente el 60 por ciento del olivar mundial es de secano.
El consultor internacional ha recordado también que "el mercado, el único elemento que tiene para equilibrar oferta y demanda, es el precio, las cotizaciones en origen".
En los dos últimos, hubo una "crisis de oferta, ya que había menos aceite del que la demanda potencial aspiraba a consumir y esto hizo que subieran los precios".
"Ahora estamos en una situación que vuelve a la normalidad porque la oferta ha crecido, ya que la climatología mejoró, no del todo, pero mejoró recientemente, y ahora lo que tenemos es la crisis contraria, de demanda", ha argumentado.
De este modo, se ocasiona un conflicto que requiere la adaptación de la oferta y que conlleva una bajada brusca de precios que impide a los agricultores tener una remuneración adecuada.
En este sentido, ha declarado que, si el consumidor fuera consciente de cuál es el esfuerzo que hay detrás de la producción del aceite, posiblemente estaría dispuesto cuanto menos a satisfacer la renta neta del agricultor.
Por último, ha aludido al vínculo entre religión y formación con el consumo de aceite de oliva.
"Los religiosos, no tienen que ser practicantes, consumen más aceite de oliva y de mayor calidad, al igual que las personas con más formación, fundamentalmente en países donde no se produce el aceite", ha manifestado.
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