martes, 2 de octubre de 2012

Zonas inundables, bajo sospecha / Miguel Ángel Blanco Martín *

La mayor parte de las zonas destruidas por la riada de estos días en el Levante almeriense está bajo sospecha. Nadie, sobre todo a nivel oficial e institucional, puede llamarse a engaño. En gran medida se sabía lo que más tarde o más temprano podía pasar. De nuevo, las riadas en el Sureste, como siempre desde hace siglos, bajo el signo de la tragedia, la catástrofe, con víctimas, dramas, numerosos daños y destrozos, gestos heroicos y de solidaridad, informaciones a todos los niveles con imágenes espectaculares. Por delante, un penoso panorama de reconstrucción, precisamente en estos tiempos. Y ahora, hasta la próxima riada. Sin que nada cambie, porque no se corregirán los errores, es una lección nunca aprendida.

Por ejemplo, la urbanización de Pueblo Laguna (Vera) se construyó en los ochenta en medio de protestas y denuncias ecologistas que se reflejaron en los medios de comunicación. Los ecologistas difundieron denuncias y críticas, advirtiendo que Pueblo Laguna se estaba construyendo en una zona inundable, y entre las críticas se incluyó la acusación de irregularidad urbanística. Y después de este ejemplo, podemos seguir con otros parecidos, tanto en Almería como en otras provincias.

El Informe de Medio Ambiente 2004 (publicado en 2005) incluía el “Plan de Prevención de Avenidas e Inundaciones en cauces urbanos andaluces” (realizado en 2002). Este Plan incluye el Estudio de delimitación de las zonas inundables en el Levante almeriense, redactado por la Secretaría General de Aguas de la Junta de Andalucía. El Plan señala 42 zonas inundables en el Levante de la provincia: Antas (1), Carboneras (7), Cuevas del Almanzora (1), Los Gallardos (2), Huércal-Overa (9), Mojácar (11), Pulpí (4), Turre (4) y Vera (3); 42 puntos de riesgo de distinto signo (muy grave, grave, moderado, escaso).

Vera y Turre son los municipios con riesgo de mayor gravedad, según el Estudio de Prevención. Pueblo Laguna (Vera) está construido en zona de riesgo muy grave de inundación. En el municipio veratense esta en la misma situación el Barranco de la Jara y el entorno del río Antas. En el caso de Turre, el riesgo muy grave está en la acequia de la carretera.

Mojácar es el municipio con mayor número de zonas inundables: 11, con riesgo  grave, en el río Antas y Barranco de la ciudad; el resto de zonas del municipio tiene riesgo moderado. Huércal-Overa tiene riesgo grave en Góñar y San Isidro. Los Gallardos, en la carretera con Bédar. Pulpí, en Pozo Higuera (Rambla de Bogantes) y San Juan de los Terreros (Rambla de los Caballos).

No se trata sólo del riesgo que existe, de esta especie de “espada de Damocles” que pende sobre todas estas zonas inundables, donde por lo general hay construcciones e instalaciones, en muchos casos construidas irregularmente. La cuestión es que el riesgo se ha incrementado, hasta el punto de que el Levante almeriense es uno de los territorios más conflictivos de Andalucía, en esta cuestión, riesgo que se ha ido incrementando por la invasión de instalaciones agrícolas y turísticas.

El Estudio de Delimitación de las Zonas Inundables del Levante almeriense sólo se publicó en el Informe de Medio Ambiente 2004, pero no tuvo ninguna proyección pública. La Junta nunca hizo una rueda de prensa en 2005, por ejemplo, para presentar el estudio, que sí fue dado a conocer en IDEAL-Almería (12-septiembre-2005, página 63). Otros medios (prensa, radio y televisión), se hicieron eco posteriormente de la noticia. Por algunas indagaciones que hice entonces, la Consejería de Medio Ambiente no estaba muy dispuesta a difundir el Estudio de zonas inundables ni el Plan de prevención.

El Plan de Ordenación Territorial del Levante Almeriense (2007) se supone que tiene que servir para poner remedio a la situación. La Memoria Ambiental del Plan se concluyó en noviembre de 2008, hace cuatro años. Es posible que la actitud de la Administración (Junta de Andalucía) sea vigilar para nuevas actuaciones y propuestas urbanísticas, por ejemplo, pero nada que hacer sobre lo ya ejecutado que, por lo visto, es irremediable. Y hasta el futuro más incierto.

Que no les quepa duda a los moradores de estas zonas del Levante almeriense: volverá a haber riadas e inundaciones, con la tragedia a cuestas. Y volveremos a lamentarnos, como si sólo estuviéramos hechos para el dolor. No tenemos remedio. Y menos aun con la clase dirigente (política y empresarial) que nos ha tocado.

(*) Periodista, expresidente y miembro vitalicio de la Asociación de Periodistas - Asociación de la Prensa de Almería (AP-APAL)

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