domingo, 3 de julio de 2011

A Marruecos le sale un resultado «a la búlgara»

RABAT.- A los occidentales cada día nos gusta más el concepto «fast food», comida rápida, sin pensar demasiado en sus consecuencias. Las principales capitales europeas lo han aplicado a Marruecos en un tiempo récord: poco después de que el ministro del Interior marroquí, Taieb Cherkaoui, anunciase que el 98,5% de los votantes apoyaron la nueva Constitución, Alemania, Francia, España y la Unión Europea, entre otros, felicitaron al ganador, el rey Mohamed VI. Cortesía diplomática lógica, pero arriesgada pirueta política si las cosas no salen bien, a juicio de 'La Razón'.
El problema, como recuerda Fouad Abdelmoumni, un economista simpatizante del Movimiento 20 de Febrero, es que Occidente ha enviado sus felicitaciones sin tener todavía las claves necesarias y sin cuestionar, siquiera mínimamente, unas cifras tan abrumadoras que recuerdan otros tiempos de «adhesiones inquebrantables» o de elecciones «a la búlgara». Lo máximo a lo que ha llegado Bruselas es a señalar, en un comunicado de la jefa de la diplomacia comunitaria, Catherine Ashton, que «ahora animamos a una implementación rápida y efectiva de estas reformas».

Intereses europeos
«Quizá quieren hacer una interpretación favorable» del resultado para reforzar a Marruecos, responde Abdelmoumni, que boicoteó la consulta porque no se contó con una representación ciudadana en la revisión del texto y porque la campaña ha sido completamente desigual a favor del «sí», pero no porque cuestione a la institución monárquica, a la que todo el mundo en el 20-F respeta, al menos de momento.

Los datos hablan por sí solos. Votó el 73,46% de los marroquíes inscritos. Y de ellos, el 98,50% dijeron «sí». Cierto que los jóvenes contestatarios habían llamado a la abstención, así que sus seguidores ni siquiera se pueden contar entre el exiguo 1,5% que votó «no». Pero de ahí a una goleada como ésta va una distancia considerable, según el joven economista del 20-F, que intenta buscar explicaciones: Europa «seguramente no quiere enviar señales hostiles o críticas hacia un país al que se considera amigo y con el que hay en juego muchísimos intereses económicos».  Para otros expertos, como el catedrático Abdelouahed Akmir, «en este momento de lo que se trata es de aplicar bien un texto que es bueno. Si no se aplica, no sólo los del 20-F, habrá mucha más gente que salga a la calle». Para este docente, que muestra respeto a la par que desacuerdo con muchos de sus alumnos que están en el movimiento contestatario, «hasta ahora se ha hecho el 50% del trabajo». Pero ese trabajo hay que concluirlo y llevarlo a la práctica. Akmir señala dos prioridades: la primera, la lucha contra la corrupción, «una de las grandes lacras» de este país; y la segunda «dar al 50% de la población, campesina y analfabeta, una cultura constitucional».

Temor a la violencia
Pero eso es el futuro. El presente se dilucida ya. El Movimiento del 20- F ha convocado para hoy nuevas manifestaciones en todas las ciudades del país. Lo anunciaron ya antes de la jornada de votación, incluso antes de conocer el resultado. Y lo que se teme ahora es un rebrote, quizá muy virulento, de la violencia desplegada durante los últimos meses por algunos integrantes del Movimiento 9 de Marzo, que en muchas ocasiones hacen gala de una impunidad preocupante tratando de amedrentar a quienes identifican como antimonárquicos. Sobre todo cuando no hay periodistas delante. 
Lo que se teme en la calle –se verá hoy si es verdad– es que con los abrumadores resultados del referéndum en la mano, el Gobierno mire hacia otro lado si sus «leales» se lanzan a la «caza del opositor», ya considerado antidemocrático y no autorizado a manifestarse, al grito tradicional de «Alá, al Watan, al Malik» (Dios, Patria y Rey). Los que insisten pacíficamente en la necesidad de más reformas democráticas, y que siguen sin cuestionar al rey por mucho que se empeñen sus detractores, seguirán contrestando «mamfakinch». Traducido: esto no va a quedar así, según 'La Razón'.

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