Los socialistas almerienses tienen un problema del que no saben desprenderse y que acabará, si no lo remedian, marcando y marcándole- para mal, aunque algunos en el partido piensen lo contrario-, su hoja de ruta en los próximos meses. Después de convivir durante los últimos años(de la misma forma que el PP lo hizo antes), con la sombra espesa de la sospecha que emanaba de la gestión de Elsur y sus entornos a través del pacto (antes implícito, después explícito, ahora tácito, con Enciso: qué es el PSAL sino Enciso), la detención del alcalde les ha dejado en ese limbo en el que alguien sabe dónde quiere llegar pero desconoce el cómo. En el PSOE, oficialistas, críticos e indefinidos (a la espera de dónde emboca el viento), todos, saben que sólo el mantenimiento de la mayoría absoluta de Enciso en El Ejido puede volver a darles la Diputación el próximo verano. Detestan a Enciso, pero lo necesitan. Lo detestan tanto como lo detestaba el PP desde el 2000; lo necesitan tanto como los populares lo necesitaron para cambiar la tendencia electoral en aquellos años. Unos y otros, populares y socialistas son responsables, por mirar hacia otro lado, de lo que, presuntamente, estaba ocurriendo.
Como son responsables de que Enciso haya regresado hace ya semanas a El Ejido después de ocho meses en la cárcel y todavía, todavía, no haya dado una explicación pública.
El desprecio de Enciso por quienes le votaron evidencia su carácter cesarista: No tiene que dar ninguna explicación porque nadie de los suyos se la ha pedido- no se atreven-, y porque él sólo responde ante Dios y en El Ejido dios es él; así se lo dijo a un concejal del PP cuando este era entonces su partido.
Lo que no tiene lógica, ninguna lógica, es que PP y PSOE no se pongan de acuerdo para forzar legalmente a Enciso a que convoque un pleno extraordinario en el que se debata lo sucedido.
Es verdad que, políticamente, en esta situación nadie es inocente. Que el PP quiere ocupar un espacio que, aritméticamente y por concejales no le corresponde (el PP tiene cuatro concejales frente a los seis del PSOE). Pero también es verdad que, en política como en la vida, el espacio que queda libre nunca quedará desierto porque siempre habrá alguien dispuesto a ocuparlo.
El PP quiere que Enciso de la cara y el PSOE está obligado a compartir esta aspiración. Si lo hace habrá cumplido con un imperativo ético y una responsabilidad democrática; si no lo hace habrá demostrado que prefiere la complicidad política con Enciso al ejercicio responsable de exigir explicaciones a quien está obligado a darlas.
En Democracia las formas son tan importantes como el fondo.
(*) Director de La Voz de Almería
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