Situado en el centro de la provincia de Almería, a un escalón del Mediterráneo, este paraje natural protegido ha servido de soporte a cámaras de cine que rodaron a mediados de los setenta los clásicos spaghetti-western. El sol, las altas temperaturas y la falta de lluvia han creado un paisaje estepario con unas condiciones de vida extremas donde sólo una pequeña pero valiosa población floral convive teniendo al cielo raso como único acompañante, relata 'El Mundo'.
En los días de más calor las condiciones climáticas en el desierto de Tabernas son muy duras. En las horas de máxima exposición solar el termómetro no baja de los cuarenta grados. Aclimatarse a estas condiciones no es tarea fácil. Solo contadas especies de la botánica peninsular, que también se encuentran en las secas regiones subsaharianas, han sido capaces de hacerlo. Los límites protegidos del desierto se extienden a lo largo y ancho de once mil hectáreas, situadas a treinta kilómetros de la playa más cercana.
Un paisaje soberbio
La seca y dorada tierra de Tabernas se funde hacia el Cabo de Gata con el cálido Mediterráneo que dibuja uno de los paisajes más soberbios del litoral andaluz. Al desierto de Tabernas se puede acceder por diferentes carreteras. Una de las rutas más comunes es la que atraviesa Guadix y los pueblos del Marquesado del Zenete, asentados en la vertiente septentrional de Sierra Nevada. La carretera comarcal que viene de Guadix termina en el cruce de la Nacional 340 que conduce a Murcia.
A esta altura el viajero descubre la más importante de las ramblas del desierto. El lecho seco de Tabernas alcanza los siete kilómetros y su paseo puede hacer perder el sentido absoluto de la orientación. El paisaje es minimalista, lunar, primitivo pero es necesaria una brújula si el deseo del viajero es hacer una caminata en los días claros de primavera y otoño. Los pelados cerros del desierto apenas alcanzan los seiscientos metros de altura. En el paraje conocido como Puente de los Callejones se encuentra un oasis donde crecen contadas palmeras y arbustos espinosos que son cobijo de roedores y aves.
Desde este excéntrico mirador se puede divisar una panorámica que alcanza el observatorio de Calar Alto, los poblados que sirvieron para el rodaje de películas y la Plataforma Solar de Andalucía. Muy próximo se encuentra el pueblo de Tabernas. Su economía se sustenta en una exigua agricultura de subsistencia y en la elaboración de productos artesanales. En los últimos años el cultivo del aceite de oliva ha cobrado importancia. La mayor parte de los viajeros llegan a este territorio, donde el escorpión, el erizo o el sapo común campean a sus anchas, atraídos por aquellos míticos escenarios que sirvieron en otro tiempo como exteriores para rodar western a manos de directores como el italiano Sergio Leone.
El Hollywood español
Texas Hollywood es el nombre del primero de estos poblados donde no falta un fuerte a tamaño real, una barriada a imagen y semejanza de Arizona o un saloom donde los fines de semana corre el whisky en un espectáculo en el que no falta ni el sheriff, ni el malo y ni mucho menos el bueno. Clint Eastwood se hizo asiduo vecino de estos pagos, al igual que Sean Connery, Burt Lancaster, James Mason o Anthony Quinn. Todos ellos participaron en largometrajes donde hicieron bulto decenas de extras españoles que aún recuerdan las excentricidades y exigencias de las grandes estrellas del celuloide.
Las entrañas de la tierra. Sorbas es una extrañeza dentro de una tierra extraña. Su subsuelo está horadado por infinidad de cuevas. Colgada en un barranco que acoge el cauce del río Aguas, esta pequeña localidad muestra una cuidada arquitectura popular, salpicada de casas encaladas, de techos bajos y calles estrechas que derivan en la plaza principal del pueblo, conocida como plaza de la Constitución. Allí se citan los monumentos más importantes de la villa.
Junto al Ayuntamiento se alza la casa del Duque de Valoig, en cuyo interior aún prevalece el aire señorial con que fue construido en el siglo XVIII. Contigua esta la casa del Duque de Alba y la iglesia de Santa María, edificada al parecer sobre los pilares de una antigua mezquita bajo el habitual estilo mudéjar los pueblos de esta comarca. El casco viejo de Sorbas está salpicado de miradores que abren entre callejones y huecos de casas. Desde ellos se advierte en singular paisaje que rodea el pueblo, salpicado de ramblas, rugosas y áridas montañas y huertas a orillas del río Aguas que aportan un contrapunto de verdor y vida frente al paisaje desolado que conduce hasta Lucainena y Tabernas.
Cuevas de Karst en Yesos
El paraje natural de Karst en Yesos es una de las muchas extrañezas de la naturaleza. El conjunto de cuevas horadadas parece pertenecer a épocas trogloditas. El espeleólogo ha encontrado en Yesos de Sorbas uno de sus escenarios más valiosos: Los depósitos yesíferos pulidos por el agua han formado corrientes subterráneas y cavidades donde a lo largo de seis millones de años han terminado por unirse estalagmitas y estalactitas.
Es posible visitar las cuevas con sólo contactar con algunas de las empresas de turismo activo que abren sus puertas en el centro urbano de la localidad. Entre las cuevas más interesantes de este paraje natural cabe citar la del Yeso. Su recorrido, al menos en la parte alta, es fácil, por lo que es una de las predilectas para realizar recorridos turísticos y didácticos. Fue descubierta en 1967 debajo del llamado barranco del Infierno. Sus paredes descubren un mundo blanco alejado de las tradicionales cuevas calizas de otros lugares.
La cueva del Tesoro es la cavidad más interesante del conjunto de Karst de Yesos. Destacan las grandes estructuras de yeso con punta de flecha que cuelgan de sus techos en los cerca de dos kilómetros de galerías que la componen. Llegó a estar habitada en tiempos del Neolítico, como atestiguan los vestigios de cerámicas, hachas y restos de animales que han sido encontrados en su interior.
Lucainena de las Torres
Camino de Almería, camino de la mar azul, se halla Lucainena de las Torres, un pueblo situado en el Campo de Tabernas, entre ramblas y montañas peladas. Queda próxima a Turrillas y Turre, donde la arquitectura popular continúa sorprendiendo a todo aquel que llega hasta aquí. Lucainena es uno de los municipios de Almería que mejor conserva su trazado original. Sus vecinos han sido respetuosos con la honrada arquitectura heredada de sus antepasados. El pueblo es blanco, de calles estrechas, serpenteantes y en suave cuesta. Como una tela de araña las calles principales derivan hasta la plaza de la iglesia donde se alza un templo parroquial cuyos primeros cimientos fueron puestos a mediados del siglo XVI.
En la puerta principal del monumento se halla el Poyo de la Cruz, un lugar de encuentro desde donde se divisa una hermosa estampa del pueblo. No lejos de aquí se alza el ayuntamiento y la popular fuente, cuyos caños han saciado la sed de generaciones enteras. Gádor y Santa Fe de Mondújar quedan de camino. El primer municipio toma asiento en las faldas de la sierra de su mismo nombre. En torno a él destacan los valles bajos que descienden hasta Almería, sembrados por bosques de naranjos. El monumento más importante de la localidad es el templo parroquial de Nuestra Señora del Rosario, construido entre los años 1768 y 1780.
En las cercanías del pueblo se localizan dos de los yacimientos arqueológicos más importantes de Andalucía. El primero es el de Los Millares, una cultura de finales del Neolítico y principios de la Edad del Cobre. Lo más destacado del yacimiento es la muralla y el centenar de tumbas colectivas, cuyos más valiosos restos se exponen en la actualidad en el Museo Arqueológico de Almería. El otro gran yacimiento es de El Castillejo, situado en la rambla del Ciscarejo, y responde a una primitiva fortificación musulmana y a los edificios que tenía en torno a ella.
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