Así lo indicó en rueda de prensa el director de Comunicación de la Fundación Cajamar, Manuel Gutiérrez, quien explicó ante el "curioso descubrimiento" que, una vez que se terminaron las obras de este edificio burgués de tres plantas con bajos destinados a locales comerciales, el arquitecto encargado de la obra "compró una arroba de vino e invitó a brindar a los trabajadores", de forma que, según los primeros indicios, todos bebieron un trago en este vaso que después fue colocado en la cúspide por un niño que ejercía de peón.
"Después de 99 años el vaso ha sobrevivido a todo tipo de circunstancias", dijo Gutiérrez, que señaló varios momentos de la historia reciente de Almería desde uno de los puntos más céntricos de la ciudad, junto a Puerta de Purchena, y que ha conseguido sobrevivir a los bombardeos que sufrió la ciudad durante la Guerra Civil.
Así, el "símbolo de trabajo de los operarios" ha sido retirado momentáneamente hasta que culminen los trabajos de reforma del edificio, previstos para inicios de 2011, momento en el que volverá a ocupar su sitio, según avanzó el director de Comunicación de Cajamar.
El edificio burgués, uno de los escasos símbolos de modernismo que existen en la provincia creado de la inspiración del arquitecto Trinidad Cuartara, que anteriormente había observado otros inmuebles de un estilo afín en Madrid y varias ciudades de Francia, continúa así con las obras de remodelación con el objetivo de asentar la sede de la Fundación Cajamar en este punto.
En este sentido, el edificio se somete actualmente a un refuerzo de sus cimientos, una tarea que se extenderá hasta el mes de enero a partir de la cual se comenzará a licitar y ejecutar obras para acondicionar su interior, en el que predominarán espacios diáfanos y donde se creará en la planta sótano un salón de actos para 300 personas.
En cuanto a su fachada, el director de obras señaló que ésta se someterá a un proceso de limpieza y puesta en valor en la que se mantendrán sus forjados actuales, ya que esta parte de la edificación forma parte de los Bienes de Interés Cultural que están protegidos por la Junta de Andalucía.
Por otra parte, y de la mano del historiador Antonio Ruíz, la Fundación Cajamar prepara un libro a través del cual contará la historia del edificio, desde su creación, hasta listados y vida de los habitantes a los que acogió, los comercios que mantuvo y los operarios que trabajaron en su construcción.
De esta manera, ya se cuentan con algunos de los datos sobre la construcción del edificio e incluso con la referencia de uno de los niños que trabajó en la obra, si bien aún no se ha podido constatar que fuera éste el que colocara el vaso de vino en la cúspide de la Casa Rapallo, tal y como fue conocida hasta la década de los años 40.
No hay comentarios:
Publicar un comentario