VÉLEZ-RUBIO.- El Parque Natural Sierra María-Los Vélez, situado al norte de Almería,
ha cumplido su 38 aniversario consolidado como un referente en gestión
ambiental, conservación de la biodiversidad y dinamismo rural.
Con una superficie protegida de 22.610 hectáreas, combina valiosos
recursos naturales con un destacado patrimonio cultural y arqueológico, y
dispone de una amplia red de infraestructuras que facilitan su uso
público y el disfrute de visitantes de toda procedencia, según ha
indicado la Junta en una nota.
La historia de su protección
comenzó con una superficie de 18.962 hectáreas. En 1994, con la
aprobación del Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) y el
Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG), se redefinieron sus límites y pasó a
denominarse Sierra María-Los Vélez. Un cambio que no solo supuso una
ampliación territorial, "sino también una apuesta firme por una gestión
sostenible y participativa".
A lo largo de los años, este
parque ha ido integrándose en las principales figuras de conservación
europeas. En 2003 fue declarado Zona de Especial Protección para las
Aves (ZEPA), integrándose en la Red Natura 2000, y posteriormente fue
propuesto como Lugar de Interés Comunitario (LIC). Finalmente, en 2012,
fue designado como Zona de Especial Conservación (ZEC).
El Parque Natural Sierra María-Los Vélez es, ante todo, un "santuario
de biodiversidad". En él se han identificado 12 tipos de Hábitat de
Interés Comunitario, tres de ellos prioritarios, distribuidos entre
zonas de alta montaña, pinares, sabinares, encinares y matorrales.
Este mosaico de ecosistemas alberga más de 1.200 especies de flora,
muchas de ellas endémicas, vulnerables o en peligro de extinción.
Destacan especies como la Atropa baetica, catalogada como amenazada, y
la Crataegus laciniata, considerada vulnerable, así como endemismos
únicos como la Centaurea mariana y la Sideritis stachylloides.
Entre sus
tesoros botánicos figura también la sabina albar de Chirivel, declarada
Monumento Natural en 2003 por su singularidad y longevidad.
En cuanto a la fauna, las aves encuentran aquí un "refugio vital", con
hasta 120 especies catalogadas, entre residentes y migratorias. Rapaces
como el águila real, el águila calzada o el buitre leonado sobrevuelan
sus cielos, y entre los mamíferos destaca la presencia de la gineta, el
gato montés y el zorro.
Un capítulo aparte merece los
lepidópteros: hasta 2024 se han identificado 506 especies, lo que supone
el 68 por ciento de las conocidas en Almería y un 28 por ciento del
total peninsular. La emblemática 'Parnassius apollo ssp. mariae', una
rara y bella mariposa, se ha convertido en "símbolo del parque". Además,
se han documentado 19 endemismos ibéricos y 13 especies protegidas.
El Centro de Recuperación de Especies Amenazadas (CREA) de 'Las
Almohallas', situado dentro del parque, "desempeña un papel crucial en
la atención, recuperación y reintroducción de la fauna silvestre de la
provincia, afianzando el compromiso del espacio natural con la
conservación activa".
La imagen actual del parque de la comarca de Los Vélez, donde se
encuentra, "es el resultado de décadas de esfuerzo y planificación".
A
lo largo del siglo XX se llevaron a cabo extensas repoblaciones
forestales, así como obras de restauración hidrológico-forestal:
construcción de diques de retención, corrección de cauces y tratamientos
selvícolas. Estas intervenciones permitieron "frenar la erosión,
recuperar suelos degradados y consolidar un paisaje más resiliente".
Actualmente, más del 85 por ciento del parque está cubierto por
superficie forestal, tanto pública como privada. Los trabajos de
prevención de incendios, mantenimiento de la red viaria y gestión
silvícola han sido "claves para proteger estos bosques y para garantizar
el sustento de la biodiversidad y del turismo de naturaleza, que cada
vez tiene más peso en la economía local".
No obstante, "el valor del
parque no se limita a su naturaleza".
Sierra María-Los Vélez
es también un espacio con una "profunda huella humana". A pocos
kilómetros del corazón del parque se alza el castillo renacentista de
Vélez-Blanco, construido en el siglo XVI, cuya silueta domina el paisaje
como símbolo de la historia de la comarca.
En su interior y
alrededores se encuentran algunos de los yacimientos arqueológicos más
significativos de la región, con restos que abarcan desde el Paleolítico
hasta la Edad del Bronce.
Las pinturas rupestres halladas en
cuevas como la de Ambrosio o la de los Letreros, ambas declaradas
Monumento Natural, forman parte del conjunto del Arte Rupestre del Arco
Mediterráneo, incluido en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco
desde 1998.
La
gestión del parque "ha apostado firmemente por acercar sus valores al
visitante". A día de hoy, cuenta con una completa red de
infraestructuras para el uso público: nueve senderos señalizados, cinco
miradores interpretativos, un jardín botánico, un centro de visitantes,
un camping, zonas de acampada controlada y áreas recreativas.
Todo ello permite a miles de personas cada año "disfrutar de un entorno
privilegiado en condiciones sostenibles y de forma responsable".
"La
comarca de Los Vélez ha sabido mantener un modelo de vida rural que,
lejos de suponer una amenaza para el entorno, se ha convertido en su
aliado", han destacado desde la Junta.
La agricultura
ecológica ha experimentado un "crecimiento notable, especialmente en el
cultivo de cereal y almendro de secano".
La ganadería extensiva,
centrada en el ovino, "sigue desempeñando un papel clave tanto en la
economía como en la conservación del paisaje y el control de incendios
mediante el pastoreo".
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