JAÉN.- El doble impacto de los aranceles a la importación de Estados Unidos a
partir del viernes y la reciente caída de los precios mundiales del
aceite de oliva amenazan la subsistencia de miles de familias en el sur
de España que dependen totalmente del “oro líquido”, como se conoce aquí
al aceite.
En la región meridional de Andalucía se encuentra la mayor industria
de aceite de oliva del mundo, que representa aproximadamente la mitad de
la producción mundial.
El gobierno del presidente estadounidense
Donald Trump ha impuesto un arancel del 25% a la importación de varios
productos agrícolas europeos, incluido el aceite de oliva español, como
parte de las contramedidas autorizadas por la OMC en una larga disputa
sobre las subvenciones al fabricante de aviones Airbus.
“No
entiendo el motivo de que un convenio que tienen los políticos con
Airbus lo pague el olivar. No me lo explico”, dijo Pablo
Casado, de 54 años, que cultiva aceitunas desde hace 40 años.
Comienzan
a trabajar en los olivares antes de que salga el sol para que la
temperatura fresca preserve las mejores propiedades de las aceitunas. A
mano o con la ayuda de simples “peines” mecánicos, sacuden los árboles
durante horas, recogiendo toneladas de aceitunas para luego
transportarlas rápidamente a la cooperativa para su prensado.
“En
estos 40 años, nunca hemos tenido una situación como la que nos
encontramos en este momento. Peligra la supervivencia del olivar”, dijo
Casado, explicando que el precio del aceite virgen extra, de unos dos
euros ya estaba por debajo de su coste de producción de
al menos 2,4 euros.
Además de los aranceles, los precios del aceite de oliva han caído un 44% en el último año tras una cosecha récord.
En
su pequeño pueblo de Porcuna, la mayoría de los 7.000 habitantes
cultivan aceitunas o elaboran el aceite siguiendo métodos tradicionales
que confieren una calidad suprema al producto final.
La mayor parte del
trabajo se realiza a mano en el campo y en las prensas.
Ya están
inmersos en la producción de un aceite de primera calidad elaborado con
las aceitunas más verdes antes de que comience la campaña de recolección
principal a mediados de noviembre.
Casado dijo que los
productores como él no podían competir con las importaciones baratas o
con las grandes plantaciones intensivas modernas, por lo que los
aranceles podrían sacarle del negocio.
Estados Unidos consumen
320.000 toneladas de aceite de oliva al año, es decir, aproximadamente
la mitad de todo el consumo mundial no comunitario. España representa
alrededor de 200.000 toneladas de importaciones americanas, incluyendo
las ventas directas e indirectas, esta última con aceite exportado a
otros países en grandes contenedores y embotellado en el extranjero.
“De
las 60.000 toneladas de exportaciones directas, estamos hablando de
(pérdidas por valor de) 400-500 millones de euros, pero es más que eso y
difícil de cuantificar”, dijo Rafael Pico, jefe de la asociación
española de exportadores de aceite de oliva.
Miles de productores andaluces se dieron cita la semana pasada en la
capital madrileña para reclamar precios más justos, temiendo el impacto
de los aranceles estadounidenses que también podrían llevar a que las
importaciones españolas fueran sustituidas por alternativas más baratas
procedentes de Marruecos y Túnez.
“Este es el trabajo de varias
generaciones y es probable que muera conmigo, me daría mucho disgusto,
pero la realidad es la realidad”, dijo Casado, cuyo hijo Sergio, de 23
años, ha regresado a la finca después de una estancia de dos años en una
universidad.
“La situación ya estaba mal de por sí, esto ya es
un desastre (...) La verdad es que ahora es muy, muy complicado seguir”,
dijo, y añadió que tenía previsto “intentar quedarse” en el campo que
tanto ama, pero que quizá tenga que buscar otras opciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario