sábado, 19 de octubre de 2019

Los aranceles amenazan el sustento de miles de olivareros españoles

JAÉN.- El doble impacto de los aranceles a la importación de Estados Unidos a partir del viernes y la reciente caída de los precios mundiales del aceite de oliva amenazan la subsistencia de miles de familias en el sur de España que dependen totalmente del “oro líquido”, como se conoce aquí al aceite. 

En la región meridional de Andalucía se encuentra la mayor industria de aceite de oliva del mundo, que representa aproximadamente la mitad de la producción mundial.
El gobierno del presidente estadounidense Donald Trump ha impuesto un arancel del 25% a la importación de varios productos agrícolas europeos, incluido el aceite de oliva español, como parte de las contramedidas autorizadas por la OMC en una larga disputa sobre las subvenciones al fabricante de aviones Airbus.
“No entiendo el motivo de que un convenio que tienen los políticos con Airbus lo pague el olivar. No me lo explico”, dijo Pablo Casado, de 54 años, que cultiva aceitunas desde hace 40 años.
Comienzan a trabajar en los olivares antes de que salga el sol para que la temperatura fresca preserve las mejores propiedades de las aceitunas. A mano o con la ayuda de simples “peines” mecánicos, sacuden los árboles durante horas, recogiendo toneladas de aceitunas para luego transportarlas rápidamente a la cooperativa para su prensado.
“En estos 40 años, nunca hemos tenido una situación como la que nos encontramos en este momento. Peligra la supervivencia del olivar”, dijo Casado, explicando que el precio del aceite virgen extra, de unos dos euros ya estaba por debajo de su coste de producción de al menos 2,4 euros. 
Además de los aranceles, los precios del aceite de oliva han caído un 44% en el último año tras una cosecha récord.
En su pequeño pueblo de Porcuna, la mayoría de los 7.000 habitantes cultivan aceitunas o elaboran el aceite siguiendo métodos tradicionales que confieren una calidad suprema al producto final. 
La mayor parte del trabajo se realiza a mano en el campo y en las prensas.
Ya están inmersos en la producción de un aceite de primera calidad elaborado con las aceitunas más verdes antes de que comience la campaña de recolección principal a mediados de noviembre.
Casado dijo que los productores como él no podían competir con las importaciones baratas o con las grandes plantaciones intensivas modernas, por lo que los aranceles podrían sacarle del negocio.
Estados Unidos consumen 320.000 toneladas de aceite de oliva al año, es decir, aproximadamente la mitad de todo el consumo mundial no comunitario. España representa alrededor de 200.000 toneladas de importaciones americanas, incluyendo las ventas directas e indirectas, esta última con aceite exportado a otros países en grandes contenedores y embotellado en el extranjero.
“De las 60.000 toneladas de exportaciones directas, estamos hablando de (pérdidas por valor de) 400-500 millones de euros, pero es más que eso y difícil de cuantificar”, dijo Rafael Pico, jefe de la asociación española de exportadores de aceite de oliva. 
Miles de productores andaluces se dieron cita la semana pasada en la capital madrileña para reclamar precios más justos, temiendo el impacto de los aranceles estadounidenses que también podrían llevar a que las importaciones españolas fueran sustituidas por alternativas más baratas procedentes de Marruecos y Túnez.
“Este es el trabajo de varias generaciones y es probable que muera conmigo, me daría mucho disgusto, pero la realidad es la realidad”, dijo Casado, cuyo hijo Sergio, de 23 años, ha regresado a la finca después de una estancia de dos años en una universidad.
“La situación ya estaba mal de por sí, esto ya es un desastre (...) La verdad es que ahora es muy, muy complicado seguir”, dijo, y añadió que tenía previsto “intentar quedarse” en el campo que tanto ama, pero que quizá tenga que buscar otras opciones.

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