La fruta ecológica, no se produce con el fin de
guardarse todo el año, por ejemplo, como ocurre con las de cultivo
tradicional, las cuales, pueden almacenarse y producirse en los
invernaderos, obteniendo y ofreciendo a los consumidores, frutas fuera
de temporada, pudiendo tener fruta todo el año.
Lo importante de todo esto, es que lo más aconsejable en la
alimentación, es comer la fruta en su temporada adecuada, ya que
mantiene así los nutrientes propios que le da el clima natural. De esta
manera es imposible que se produzcan stocks en los grandes almacenes,
algo que abarata el precio, en contra de lo que ocurre con la forma de
producción ecológica. Las diversas estaciones, tienen sus frutas
características y no tenemos por qué comer uvas en marzo o naranjas en
agosto. Esto no nos da garantía de frescura.
La fruta ecológica, se puede encontrar en tiendas destinada a
ello, las ecotiendas. En estos comercios, se ofrece fruta con verdaderos
nutrientes, saludable y natural, a la vez que su producción respeta el
medio ambiente.
La importancia de consumir frutas frescas, es la prevención en un
futuro de enfermedades degenerativas como el cáncer o las
cardiovasculares. Su consumo ideal, sobre todo, en los niños, es de dos
piezas y cuatro en los adultos. Pueden ser indistintamente del mismo
tipo o variadas.
Culturalmente, la fruta se ofrece como postre, algo a veces,
equivocado, pues es cuando el apetito está saciado y es poco apetecible.
Para consumir una mayor cantidad de frutas, se puede optar por
consumirla antes de las comidas, o bien de merienda o almuerzo. La
inclusión de la fruta como ingrediente en muchos platos de cocina, va
siendo más a menudo, algo que hace cada vez más natural las dietas.
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