viernes, 24 de mayo de 2013

Lo que muestra el sumario de la 'operación Tres Reyes' / Pepe Fernández

Inmediatamente después de prestar declaración en el Juzgado Nº 1 de Almeria, el Abogado del Estado Demetrio Carmona y sus socios, el también abogado Rogelio Vargas y el empresario Ángel Morales, la jueza instructora dictó un Auto levantando el secreto de las actuaciones.
 
Para las partes se abría la posibilidad, 25 días después de las detenciones practicadas el 18 de abril, de conocer quién es quién y  de qué se acusaba a cada uno en el contexto de esta extraña, compleja y misteriosa operación judicial que tiene como escenario Almería, bajo el nombre de Operación Tres Reyes.
 
El contenido de este artículo debiera ser entendido más como un intento de puesta a punto entre los datos hallados hasta ahora en las pesquisas periodísticas, con los que contempla el sumario. Sustancialmente, dato más, dato menos, lo que les he contado hasta ahora lo corroboran, en lo fundamental, las actuaciones que obran en la Causa. Evidentemente con novedosos detalles secundarios que conviene conocer. Así como la constatación de un contexto político del que, tangencialmente, también dan cuenta las actuaciones. Al mismo tiempo una interpretación periodistica de aquellos datos y valoraciones que arroja el farragoso sumario.
 
En honor a la verdad cabe reconocer el error de ubicación de los casi 130 millones de dinares iraquíes en papel moneda que, en vez de estar en El Ejido (lo estuvieron tiempo atrás) permanecen en la actualidad en una cámara especialmente acondicionada de Securitas, en Madrid.
Una banda jerarquizada
Los investigadores, en concreto el sargento de la Policía Judicial de la Guardia Civil que lleva este asunto desde hace casi cuatro meses, parece convencido, como instructor, de un par de cuestiones básicas que sobresalen sobre todas las demás.
La primera, que el núcleo de la banda lo integran personas jerarquizadas, a las órdenes de uno que ejerce las funciones de jefe. La segunda y también llamativa: desde el minuto uno de las diligencias, los investigadores, rechazan de plano la supuesta pertenencia real de ese núcleo de personas al Centro Nacional de Inteligencia. Las credenciales del CNI de las que eran portadores, para la Guardia Civil, son falsificaciones desde el primer momento. En la Causa, no obstante, está solicitada una peritación, que la jueza ha vuelto a reiterar para que se determine si las placas son auténticas o falsas.
 
Para volver a situar al lector en esta compleja trama, parece oportuno repasar, uno por uno, a los protagonistas de esta investigación que, para entenderla un poquito tan solo, convendrá contextualizar. Algo que, obviamente, no realizan los investigadores, centrados exclusivamente en las andanzas de la banda con “los de Almería” y, de forma muy especial en el papel desempeñado por el Abogado del Estado Demetrio Carmona.
Personajes y su circunstancias
José Antonio Mateos Acedo, supuesto capitán del Ejército y del CNI, actualmente en prisión y considerado jefe de la trama. Abad, el conseguidor, le llama “Mi general”.
 
Ignacio Flores Bertomeu, supuesto colaborador del CNI, a las órdenes del anterior como numero dos. Es quien pone en contacto al Abogado del Estado de Almería con el jefe del grupo.
 
Luis Miguel Greña, también supuesto colaborador de “La Casa” y tercero en el escalafón del clan. Ha sido comercial y colabora con su amigo Nacho.
 
José (Josep) Abad Marcos, en prisión, el conseguidor, también a las órdenes de Acedo, tiene contactos importantes en la política y las finanzas. Le llaman “Almirante”. Tipo con don de gentes y gran capacidad teatral, dominando siempre la escena. Los investigadores le nominan en italiano – Giuseppe- en vez de Josep, tal y como le llaman en catalán.
 
Demetrio Carmona, Abogado del Estado. Contacta con el grupo, entre otras cosas, para que le lleven al mismísimo ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón y resolver sus problemas en la Abogacía del Estado almeriense, cosa que no logra. A lo máximo que llega es a entrevistarse con “la hija del ministro”, la directora general de los Abogados del Estado, Marta Silva, hija de Federico Silva Muñoz, estrecha colaboradora de Ruiz Gallardón. Uno de los investigados llega a sugerir sacarle un dossier a la Sra. Silva y que tenga que dimitir a consecuencia de ello. Los investigadores sin embargo creen que hablan de la sustituta de Carmona en la Jefatura de Abogados de Almería. A Carmona le mandan a Josep Abad para que le abra puertas entre los politicos del PP, pero sobre todo para que le “arregle” ciertos litigios de su familia con otros socios conflictivos, especialmente Estanislao Berruezo y Antonio Subiela, que en este sumario aparecen como víctimas de extorsión, amenazas y chantajes. Es Demetrio, además, el que presenta al empresario de los dinares, Rodríguez Lozano, para la venta del camión de billetes. De hecho Carmona participa en diversas conversaciones al respecto, sin que quede constancia de que fuese a cobrar comisión alguna en la operación.
 
Rogelio Vargas, abogado, amigo y socio de Demetrio Carmona. Es al único que la banda consigue sacarle pequeñas cantidades de dinero, amén de dejarle un facturón de 2.200 euros en coches y hoteles de alguno de ellos en la Agencia de Viajes de El Corte Ingles.
 
Ángel Morales, empresario del sector inmobiliario, con intereses comerciales en Rumanía junto a Vargas, a donde viajan a menudo porque tienen allí intereses comerciales. En uno de esos viajes, con una amplia delegación empresarial, le acompañó Nacho Flores, el “espía” oriundo de Mojácar, el mismo que según cuenta habría estado “infiltrado” en el corazón de Marsans en el asunto de los pagarés. (Por cierto que en uno de esos viajes coinciden en Rumanía con un socialista jubilado actualmente de la política, hoy colaborador de una consultoría para la que trabaja desde su vuelta a la vida privada).
 
Antonio Subiela, empresario de Mazarrón, Murcia, dice que amenazado y extorsionado por Abad, socio de la familia Carmona que le acusan de haberles robado en la sociedad que tenían conjuntamente. Nada más arrancar la negociación Abad provoca a Subiela diciéndole a Carmona en sus narices que a ver cuando le paga lo que le debe Subiela, que Subiela vive a su costa “como un marqués”. El conflicto sigue judicializado y enquistado.
 
Estanislao Berruezo. Dueño del imperio Promobys, potentado empresario del Levante almeriense, con intereses en el sector del juego, ex socio de la familia Carmona, también como Subiela en conflictos judiciales con ellos desde 2007, con denuncias y amenazas de por medio. En alguna conversación dicen de él que tiene importantes “amigos en la Guardia Civil”. Con Berruezo directamente contacta el jefe de la banda, José Antonio, al margen del clan Carmona que seguía con Abad sus negociaciones. Nacho Flores llega a establecer una cita con Berruezo para el mismo día que les detuvieron, el jueves 18 de abril. “Encantador, ha estado encantador” acaba contando Acedo tras hablar con Berruezo. Nacho, a través de su padre en Mojácar, amigo de Berruezo, es quien organiza el encuentro con el de Promobys, con el que pretendían Acedo y Flores negocios futuros.
 
José Morales Ruiz, empresario dueño de contratas de limpieza en Málaga, con problemas con la Inspección de Trabajo. Hacen gestiones para arreglarlos y “Moralón” no solo les da dinero a cambio, hasta 400.000 euros, sino que constituye una sociedad  con Acedo para montar un despacho (dicen que bendecido por el CNI) en Málaga, con sucursal en Toledo.
También aparece en la historia como testigo/perjudicado un Inspector de Trabajo y SS de Málaga, que ofrece a Acedo información confidencial sobre inspecciones, tras identificarse como agente de La Casa.
El Abogado en su laberinto.
Demetrio Eduardo Carmona del Barco, ha sido Abogado del Estado en Almería desde hace 25 años. A mediados de 2012 se cree objeto de persecución en su puesto, una operación de acoso y derribo en toda regla, cree que por parte de altos funcionarios de la Agencia Tributaria y Abogacía del Estado tanto de Sevilla, Granada y Almería. Tras estos funcionarios que le investigan hasta tumbarle de la jefatura, sostiene Carmona, que se encontraría la larga mano de su viejo enemigo Estanislao Berruezo, su principal adversario a cuenta de un millonario litigio judicial entre ambas familias. De hecho Berruezo ya le denunció en 2007 ante la Fiscalía Anticorrupción y  Carmona fue sometido a una intensa investigación por el Fiscal Gazquez, de la que no tuvo constancia oficial, y que quedó archivada al no poderse probar las acusaciones de Berruezo, según un Auto de la Audiencia. 
 
La Fiscalía adoptó entonces una actitud pasiva y no siguió buscando. Los nombres y circunstancias de su vía crucis profesional interno fueron trasladadas en varias ocasiones por el propio Carmona a su viejo amigo Gabriel Amat, hombre de gran influencia en las alturas del PP y del Gobierno. Primero con dos o tres reuniones a solas y una tercera, la última, acompañado por alguien a quien conoció físicamente esa misma mañana en la puerta de la Diputación, Josep Abad Marcos, poco antes de subir a hablar con el presidente. También hizo lo propio ese mismo día con Andrés García Lorca, subdelegado del Gobierno, con quien ya había mantenido varias reuniones en su despacho oficial, dándole cuenta de comportamientos que, a su juicio, podrían ser constitutivos de delito.
 
Carmona comprueba no obstante que de poco o de nada le sirven sus llamadas de socorro a las autoridades provinciales y a la delegada del Gobierno a través de uno de ellos, comprobando como llega, imparable, la hora de su cese como Jefe por haber perdido la confianza del equipo de Ruiz Gallardón, de la “hija del ministro” concretamente. Considerándose victima de prácticas irregulares, delictivas y posiblemente teledirigidas desde fuera, se agarra como un clavo ardiendo a uno de los personajes de la banda al que, casualmente, conocen sus socios Vargas y Morales y que se ofrece a ayudar. “Mira Demetrio, este tío o es del CNI o tiene contactos muy altos”, le aseguran.
Demetrio ¿Y el CNI?
Es cuando le presentan a Nacho Flores quien le pone en contacto con su jefe en Madrid, José Antonio Mateos Acedo, un hombre, dicen, con grandes influencias y mucho poder, especialmente  en el entorno del Tribunal Supremo y en el ministerio de Justicia, del que dependen los Abogados del Estado. También en la gran banca. Le promete su ayuda y su intercesión, incluso le organiza una especie de pantomima de entrevista con Ruiz Gallardón que en el último momento no se celebra, estando ya Carmona en las escaleras del Ministerio. Al ministro le había surgido esa misma mañana un problema de agenda, le dijo Acedo solemnemente. Pero que estuviese tranquilo, que sus asuntos ya los había hablado él, Acedo, con el propio ministro, según le contó. Que  estuviese tranquilo.
 
De esta forma cae Demetrio Carmona, entregado, en las redes de la banda, deslumbrado por las demostraciones de poder real que durante estos meses realizan sus miembros. Como por ejemplo echarle una bronca monumental telefónica, supuestamente al comisario de Málaga, por un asunto de una extranjera. Y cansado, recuerda tras todo lo que ha pasado, de denunciar ante las autoridades de Almería éstas y otras líneas de corrupción detectadas por Demetrio Carmona, especialmente en varios ministerios en Almería. Al fin y al cabo, debió pensar Carmona, los que le iban a ayudar eran “funcionarios” del Estado, los únicos que, finalmente, respondían a sus oraciones y le estaban echando un cable. Pasaría poco tiempo desde luego hasta que el cable acabaría convertido en soga.
 
Para la trama de supuestos espías, el Abogado del Estado es un filón, una perita en dulce. Tiene apuros económicos, problemas familiares y, parece, que patrimonio familiar. Conoce a mucha gente y, sobre todo, creen que dado el volumen económico de sus litigios familiares, es un hombre al que se le puede sacar mucho dinero. También parece que hay otro detalle que no pasa desapercibido para la banda que pretende acampar para sus negocios en el sureste español, Almería, Granada y Málaga.   
 
Se convierten en sus objetivos algunos empresarios con litigios judiciales de envergadura, que en esta ocasión aparecen como “victimas” según los investigadores de la GC,  gente con dinero y también con historia, especialmente en los juzgados. La banda cree que este tipo de empresario con problemas con la Ley, es más vulnerables que otros. Una de las víctimas confiesa que llega a sentirse acojonado cuando le espetan en su cara un montón de datos confidenciales (reales) de sus negocios dentro y fuera de España. El archivo que parecen manejar para sus dosieres parece actualizado y al día. No les debe pasar desapercibido el dato publicado en La Verdad, de Murcia, sobre uno de ellos, el que pasa por ser el propietario del mayor camión blindado de seguridad, cargado de billetes de 500, para pagar una operación en una notaría de Murcia, en lo que se llamó  Operación Lila”.
Desembarca “El Almirante”.
La trama envía a Demetrio a uno de sus colaboradores, el catalán Josep Abad, para que se haga cargo, personalmente, de gestionar los conflictos societarios de la familia Carmona. También para que le ayude a intentar una nueva entrevista con Ruiz Gallardón, esta vez mediante los oficios de Gabriel Amat, con el que concierta rápidamente una entrevista el conseguidor, que demuestra conocer al presidente de la Diputación ya que le tiene bien localizado en su agenda de contactos, saludándose efusivamente, como si fueran viejos conocidos. El mismo Josep, que no duda en mencionar en sus conversaciones grabadas por la Guardia Civil nombres de políticos del PP local, provincial y regional, “con los que se queda mal por tu culpa” le dice al empresario malagueño de la limpieza y que dice que pagaba copas en los puti clubs a la banda. 
 
Es en este contexto en el que aparece un grasiento y oscuro pasaje donde los espías insinúan que podrían sacar los trapos sucios de una mujer – Marta Silva- para perjudicarla en su puesto, que debería abandonar de inmediato ante la escandalera. En todos los encuentros con Amat, recuerda Carmona, quiso hacerle entrega de papeles, documentos que Amat nunca aceptó quedarse. Porque confiaba en la palabra del Abogado del Estado, el “amigo Demetrio” que tantos y tan importantes cables profesionales le ha echado en estos años.
-¿Cómo es el expediente Demetrio?
-Si son dos folios Gabriel, dos folios los que han escrito contra mí …
-Ah, si son dos folios, mejor para ti… así que tu estate tranquilo.
 
Así tranquilizaba el poderoso jefe del PP en Almería a su amigo el Abogado del Estado cuando le pedía ayuda, según recuerda ahora el propio Carmona.
Evidentemente, en las conversaciones que les graban los investigadores a todos ellos, especialmente a la trama organizada jerárquica y militarmente, queda claro que el dinero mediante intentos de extorsión en algunos casos, es el objetivo fundamental de todos ellos. El patrimonio de la familia Carmona, también lo situaron en el punto de mira junto al de las demás familias. Los retazos de conversaciones que utilizan los investigadores para sustentar sus imputaciones, solo están referidas a los movimientos de la trama en Almería y Málaga, no incorporándose ninguna conversación referida a otras posibles actividades realizadas por el grupo en ese tiempo y en otros lugares. Especialmente activos en el manejo de moneda, de divisas y en la comercialización de un producto desconocido para el gran público: los bonos. Se habla de millones de euros o dólares en bonos de origen diverso, comercio que supuestamente pasaría por las manos del jefe de la banda y por su número dos Nacho Flores.
 
Tampoco olvidan, como objetivo principal, los Dinares que intenta comercializar el empresario Manuel Rodríguez Lozano, al que Carmona ha localizado para presentarle a sus nuevos amigos de Madrid, interesados en canalizar su venta.
 
Hacía meses que Demetrio y Manolo no se veían, desde la boda de la hija de Rodríguez Lozano en agosto pasado, en su mansión de Aguadulce, a la que Demetrio Carmona fue expresamente invitado por “Manolo, el del puro” junto a una selecta concurrencia almeriense.
Tres Reyes en acción.
El 25 de enero, el núcleo duro de la banda Nacho y Luismi, con el Jefe Acedo al frente, tras haber ordenado a “los de Almería” que se apartasen del tema de los dinares, que a partir de ahora aquello pasaba a ser un “servicio oficial”, citaron al empresario en un hotel de carretera, frente a una gasolinera de Aguadulce. Rodríguez acudió a la cita, pese a los avisos previos de Carmona para que no fuese a la reunión y se apartara como había hecho él, incluso a través de un familiar se le avisó de que no fuera, pero allí que se fue Rodríguez, parece que interesado en seguir con la operación, siendo aquel tomentoso encuentro el detonante policial de la “Operación Tres Reyes”.
 
Manolo, tuvo que sufrir aquella tarde, según cuenta en su denuncia, una siniestra sesión de esas que solo se ven en las películas de espías, mafiosos y ladrones. Quienes le pedían esa tarde 200 mil euros por “los gastos ocasionados”, tras irse al traste la operación de venta de los billetes por negarse Rodríguez a realizar la transacción en Suiza, le amenazaban con una tranquilidad pasmosa con meterle en la cárcel ese mismo fin de semana; que tenían un juez en Málaga que trabajaba para ellos y que no se le ocurrirse usar el teléfono porque se lo tenían pinchado. Tres horas de plazo le dieron para pagar, sino irían a por él y a la cárcel del tirón. Le acusaban de tener divisa extranjera “ilegal” y además “robada”.
 
A partir de la denuncia de Rodríguez, formalizada dos días después, el 27 de enero ante la GC, se desencadenan los acontecimientos y comienzan los pinchazos telefónicos. Al cabo de tres días, el 30 de enero, se materializa en el BOE el cese de Demetrio Eduardo Carmona del Barco como Jefe de la Abogacía del Estado en Almería.
Las placas y algo más.
Solo desde la perspectiva de que los miembros de este grupo son, han sido o colaboran con el CNI, puede comprenderse cómo todo un Abogado del Estado – o un bregado Inspector de Trabajo- acaban confiando en todos ellos y, en especial, en el capitán Acedo y en Josep Abad, el conseguidor con importantísimos contactos en la política, la economía y las finanzas.
 
En las conversaciones mantenidas queda claro, no obstante, que Abad reporta a Acedo como jefe y líder del grupo. También se evidencia que no está muy contento con algunas prácticas de Nacho, número dos de la banda.
 
Analizando las conversaciones se comprueba claramente como Demetrio Carmona empieza a sospechar demasiado tarde de que sean buenas las intenciones de sus nuevos amigos del CNI. Como mal menor llegó a creer que se encontraba ante agentes corruptos. De igual manera actúan el resto de “los de Almería” quienes mantienen el nivel de relación y aparente complicidad con la banda y los dictados de su jefe. Dan muchas veces la sensación que forman parte de la trama, que trabajan para ella obedientemente, aunque también puede deducirse que están pillados en un monumental embrollo y que deben seguir pedaleando para no caerse de la bicicleta en la que se han montado.
 
También aparecen, como víctimas, los empresarios objetivo de la banda de los cuatro, Antonio Subiela, Estanislao Berruezo y José Morales, amén del mencionado Rodríguez Lozano propietario del papel moneda de Iraq, comprado casi al peso en Jordania. Menos a este último que lo hizo de motu propio, a todos los demás les van a buscar los investigadores para que contasen lo que les estaba pasando con los nuevos y poderosos amigos madrileños de Demetrio Carmona. Hay coincidencia general en las manifestaciones de las víctimas que dicen estar siendo objeto de presiones, amenazas y chantajes, especialmente por parte de Josep Abad, el hombre de empresa, el conseguidor.
 
Leer las conversaciones de Abad con el empresario murciano Antonio Subiela, mandatado por Carmona para resolver sus litigios societarios y denuncias pendientes, muestran una panoplia de frases y lugares comunes que podrían estar sacados de un comic de aventuras. Especialmente cuando sin decirlo claramente, insinúa las represalias que vienen de camino por trabajar él donde trabajaba, o sea el CNI, La Casa. O cuando le amenaza con la cárcel, sin contemplaciones, porque él y su jefe así lo podían decidir por ser agentes de la autoridad. Y todo eso le podía pasar al empresario por no pagar una deuda.
Carmona permitió matonismo.
A la postre, estas situaciones amenazadoras, propias de matones, se constata que conocidas y permitidas por Carmona, se convertirán en el aspecto más censurable, desde el punto de vista ético al menos, en el comportamiento del Abogado del Estado en esta aventura en la que sus necesidades vitales y profesionales le metieron de lleno.
 
Pero Demetrio Carmona parece que, en esta historia, no ha sido el único funcionario público que se tragó la supuesta militancia de la banda en el CNI. También un Inspector de Trabajo malagueño aparece como víctima de la suplantación de funciones de Acedo, en su presencia y ante su mesa de funcionario de la Inspección de Trabajo de Málaga. Le había facilitado información reservada sobre un expediente en curso contra la empresa de uno de los empresarios supuestamente extorsionados, José Morales, (al que llaman “Moralón”) quien acabará confesando haberse gastado entorno a los 400 mil euros con la banda en poco tiempo. 
 
Hasta prostíbulos, dice que les llegó apagar. El mismo Morales que montó una sociedad con el Jefe Acedo, el mismo que le montaría los despachos para la organización en Toledo y  en plena calle Larios, de Málaga. El Inspector de Trabajo  confiesa que creyó firmemente a alguien que se presentaba como capitán del Ejército, portaba placa y carnet del CNI y que, además, decía colaborar en una investigación importante con la Fiscalía en relación con la empresa por él inspeccionada. (En ningún momento se dice de que importante investigación se trata)
  
El Jefe.
A José Antonio Mateos Acedo, todos le llaman “El Jefe”. Josep le llama “Mi general”. Se encuentra en prisión, junto a Abad, desde la detención de ambos. Cuando fue detenido pidió que avisasen a su abogado, José Luis Santa Marta – se menciona que abogado también de afectados de Afinsa y Fórum Filatélico- y a su última esposa, que vive en Toledo. Su papel como director de orquesta es reconocido por la investigación porque quedan en evidencia supuestas labores que realiza Mateos Acedo asumiendo la personalidad y las funciones de capitán del Ejército, adscrito al plantel de agentes de campo del CNI y como miembro de la “contrainteligencia” del Ejército, según otra credencial que portaba cuando le detienen. Hombre resolutivo, con capacidad de mando, es considerado el líder verdadero por todos los miembros del grupo. Le admiran, su nombre, invocado como una especie de talismán o de conjuro, siempre va unido a situaciones embarazosas o calientes. “Esto viene y lo arregla José Antonio” o “Verás cuando José Antonio se entere”.
 
En el comportamiento que queda reflejado en las conversaciones, los supuestos espías son metódicos y demuestran muchas veces un auténtico desprecio por las leyes, presumiendo de impunidad, digno todo ello de ilustrar un buen thriller cinematográfico, donde el fin siempre justifica los medios empleados.
 
Mateos Acedo se prodiga poco en conversaciones con sus adláteres a los que mantiene a pie de obra, tanto al brazo civil (Abad) como “operativo” (Nacho). Son sus agentes de campo, lo controla todo, todos le reportan puntualmente, a diario.
También pide dinero, como los demás. Posee otra vivienda en Marbella donde vive su primera esposa, y su plan de vida parece alto. Pero hay algo que sorprende y que, en cierta medida, les desmitifica a todos como agentes secretos de cualquier servicio de inteligencia: están a la cuarta pregunta, no tienen dinero, pelean hasta por 250 euros. Oyéndoles, sin embargo, parece que manejan dinero, mucho dinero, pero no queda de momento claro a donde va ese dinero, ni si ese dinero existe realmente.
 
“Haz un esfuerzo” suele ser la frase que siempre acompaña una petición de fondos en el ámbito de una negociación.
 
Muchas de estas cantidades, según los que pagaban, lo eran supuestamente para financiar la venta en Suiza de unos bonos mejicanos “blueberry”, muy cotizados, que podrían estar valorados entorno a los 27 millones de euros. Una operación que iban a desarrollar al mismo tiempo que la de los dinares de Manolo Rodríguez Lozano. Pero este asunto de los bonos mejicanos, según parece una operación con todas la bendiciones legales, no aparece en este sumario más que de refilón, aunque tiene toda la pinta de que aparecerá más temprano que tarde, dada la posible conectividad con algunos de sus autores.
 
En todo el hilo conductor, la actuación policial presta especial esmero al seguimiento del Abogado del Estado, aunque a mitad del sumario ya se le empieza a ver como a una víctima más de la trama. Se le reprocha a Carmona en las valoraciones policiales que, dada su autoridad como alto funcionario del Estado en Almería, hubiese otorgado credibilidad ante terceros a unos presuntos delincuentes. Y era cierto, pero él empezaba a creer que eran delincuentes, pero del CNI. Se nota al final como Demetrio empieza a desconfiar y a rechazar operaciones – recibir 75.000 en vez de 400.000 que le debe Subiela- que se pensaban repartir Abad y los demás sin que hubiese nada pactado, a tenor de lo que se dice en las conversaciones. Pero hasta entonces Carmona siempre confió ciegamente en que estaba tratando con funcionarios de alto nivel del CNI o muy vinculados al Centro.
Pero, ¿son o no son del CNI?
Ciertamente ese, en cierta medida, podría ser el nudo principal de esta historia. Cómo veteranos funcionarios y empresarios con los colmillos retorcidos y años de experiencia en los negocios, se han tragado que estaban negociando o tratando con supuestos funcionarios públicos, agentes de la Autoridad, adscritos a la inteligencia española, según ellos mismos confesaban.
 
La lectura del sumario arroja posibles respuestas a esta cuestión, otra cosa es que los investigadores, la fiscal y la juez consideren que esas respuestas son validas, con lo que atenuarían, en gran medida, determinados comportamientos bastante incomprensibles.
 
En todos los interrogatorios de la GC se pregunta por el asunto del CNI. Y en todas las respuesta, en todas, los interrogados reconocen con distintas palabras o intensidad, implícita o explícitamente, quienes, de una forma u otra, estarían vinculados con el Centro. Las manifestaciones confirman que tanto Acedo y muy posiblemente Nacho, serían agentes de La Casa. La  segunda esposa de Acedo, interrogada por la GC en Toledo, confiesa que su marido “es militar”, que no sabe su destino pero que viaja mucho. En el registro de su domicilio marbellí se le encuentra una funda de pistola y una caja de balas detonadoras. Ni rastro de la pistola que el supuesto capitán mostraba a sus íntimos, tanto de uniforme como cuando iba de paisano, según relatan varios testimonios.
Los espías, espiados.
Llama la atención que desde el 27 de enero que arranca formalmente la investigación y seguimientos de la G.C., los supuestos espías, tan habilidosos y capacitados para controlarlo y observarlo todo, no se enteren de que están siendo grabados en sus conversaciones y fotografiados en sus movimientos a lo largo de dos meses largos. A tres metros escasos llegó a estar un agente en el Málaga Palacio, empapándose una reunión entera de los investigados y elevando un informe escrito con el contenido de la misma. 
 
Infinidad de fotografías aparecen en el sumario de todos ellos, sin que en ninguna conversación se encuentre una sola referencia a que pudiesen haber observado algún seguimiento a su alrededor.
 
Solo en una ocasión y parece que de broma, Josep Abad, muy avanzado ya el seguimiento policial, alerta a Acedo de que tienen los teléfonos pinchados. Una referencia más bien anecdótica, como cuando otro investigado confiesa que cada tres minutos se le corta la llamada del móvil. “Lo debo tener tocado”, afirma sin mucha convicción.
 
En definitiva, la impresión que se obtiene de lo instruido por los investigadores de la GC de Almería, su acusación fundamental, es que estamos ante una organización criminal organizada, jerarquizada,  dedicada a cometer delitos de estafa y extorsión a empresarios. Y que, por supuesto, no son del CNI. Si sustentan en las diligencias que los investigados funcionan bajo un mando. Y en referencia a “los de Almería”, que inicialmente aparecen como colaboradores necesarios y activos, acaban sus actuaciones ligeramente difuminadas muy al final al comprobarse como también eran objetivo económico de la banda, aunque ellos mismos solitos se hubiesen metido en la boca del lobo.
Pinchazos telefónicos claves.
Se trata de unas diligencias, conviene remarcarlo, sustentadas fundamentalmente en escuchas telefónicas, cuyas autorizaciones, durante la instrucción preliminar a las detenciones, no ha escatimado Su Señoría a petición de los guardias.
 
Mateos Acedo, del que el CNI ha dicho oficialmente que nada tiene que ver con su plantilla, transmite en el contenido de sus diálogos una gran seguridad en lo que dice a su interlocutor. Se le nota un tipo de carácter. Con autoridad. Y se desconcierta cuando su gente no tiene previsto un plan B, como parece que les ha sucedido ahora.
 
La banda también se había ocupado de una operación gestada entorno a la Autoridad Portuaria de Almería. Concretamente con su presidenta, la socialista Trinidad Cabeo. Las conversaciones y lo que en ellas se dice por parte de los investigados, denotan que no fue un contacto breve, ni circunstancial y de solo consulta con la Señora Cabeo. Las negociaciones para el traspaso del bar de la Lonja del Puerto estuvieron muy avanzadas, fallando, al final, el dinero de la fianza para el cierre de la operación que no llegó. Los investigadores recuerdan, por si acaso, que Demetrio Carmona ocupa un puesto en el staff del Puerto de Almería. En alguna conversación Carmona parece intervenir ante la presidenta del Puerto a favor de las gestiones que lleva Abad personalmente.
Josep, un conseguidor con placa.
José Abad Marcos es el brazo político de la banda. Dice uno de ellos que le han sacado de Cataluña, que le han llevado a Mallorca, a Madrid, a la Costa del Sol “y ahora aquí en Almería” e irá a donde se le diga. Le salvan sus poderosos tentáculos en las alturas financieras y su capacidad para envolver al del enfrente. También estuvo tres años en Rumanía, donde dicen que maneja buenos contactos en el gobierno. Es el tipo de las relaciones en la política y en las finanzas, le consideran “muy bocazas” y en su palabrería ven sus compañeros de célula el punto más débil de Josep. En algunas ocasiones, mientras rodea a la víctima para meterles el estoque de la comisión en euros, Abad saca pecho e insinúa en tono peliculero y amenazador aquello de, Ud no sabe donde yo trabajo. 
 
-“Ya, ya te enterarás donde trabajo, ya te lo dirán sino haces un esfuerzo de buena voluntad” le decía a uno de ellos. O bien, “ya verás cuando te enseñe la placa, ¿me entiendes?, ya me presentaré a tí con la placa y entonces sabrás quien soy”.
 
También llama la atención otra circunstancia que, en cierta medida, da la razón a la tesis oficial de la instrucción de que estos elementos detenidos no trabajan para la inteligencia española. No han aparecido armas. Parece que estos singulares espías no usaban más que la palabra como arma para acometer sus actuaciones, nada de pistolas, salvo una funda y “balas detonantes” halladas. Pero eso, que se sepa, no es delito.
Los papeles del capitán
Sin embargo, tras la detención de Mateos Acedo, se le interviene una serie de documentos que no dejan de resultar curiosos, aunque a priori no parece que guarden relación directa con lo que se investiga en el juzgado 1, antiguo Mixto 3 de Almería.
 
Por ejemplo, se le encuentra un motón de informes, realizados por el mismo Inspector de Trabajo de Málaga, sobre empresas muy conocidas : Casino de Torrequebrada, Hotel Alay S.A., Promociones Poniente Mar S.A., Hotel Málaga Palacio, Drosol y Palia la Roca S.L. También se le incautan abundantes documentos judiciales, como la copia de una querella  contra el ex Jefe de la Ucrif, Extranjeros de Málaga. O copia de una querella, con membrete del CNI, contra el propio Inspector de Trabajo victima de su engaño, interpuesta por José Morales, el socio y empresario extorsionado por casi 400 mil euros, según confesará Moralón a posteriori.
 
También se le encuentran numerosas copias de Autos judiciales sobre distintos procedimientos, uno de ellos en la Audiencia Nacional.
 
Entre los papeles que se le intervienen uno que, de momento, pasa desapercibido y parece que sin interés para estas actuaciones:
-“Un documento de fecha 18 de noviembre de 2012 en que D José Antonio Mateos Acedo, con DNI xxxxxx, cede en calidad de garantía a D. Antonio Cuevas Fernández, administrador de la empresa Americobro S.L, un bono histórico mejicano fechado en 15 de octubre de 1905 con número de Acción xxxxx y Título xxxxx, por valor de 21.000.000 de $, elevado el 11 de septiembre de 1907 a 30.000.000 $, firmado por ambos y fotocopia del citado bono”. 
 
A propósito de este asunto, parece que gestionado en Madrid, hay gente perjudicada que dice que quiere recuperar lo suyo. Hay una persona que dice haber querido testificar en Almería en este sumario y aún no se lo han permitido. De ser cierto cuanto se asegura respecto de la aparición de un nuevo testigo, mencionado en el sumario en una ocasión, parece que quiere aportar datos que servirían para conocer aspectos ocultos hasta ahora de los encartados en la operación Tres Reyes. Especialmente los relacionados con los importantes contactos de Acedo.
“No respondo a esa pregunta”
A José Antonio le preguntan tras ser detenido si la documentación del CNI incautada es verdadera o falsa, contestando ante los guardias civiles con una respuesta típica del manual del  buen espía: “No respondo a esa pregunta”. 
 
Tan solo reconoció que hace más de un año “sí vestí uniforme militar”. Numerosos testigos implicados confesarán en la Causa que le han visto en numerosas ocasiones con su uniforme de capitán de los COES “y no parecía falso”· dice uno de ellos.
 
Cuando detienen a Ignacio (Nacho) Francisco Flores Bernabeu, y a Luismi Graña Gómez, brazos operativos de Acedo en el teatro de operaciones almeriense, tanto uno como el otro dejan claro sin decirlo de quién dependen. Fue tras la pregunta de rigor sobre a quién se avisaba de sus detenciones. Flores dijo que a José Antonio y Luismi  que avisasen a Nacho Flores. 
 
Por cierto, todos estaban detenidos y no conocieron las detenciones respectivas hasta encontrarse en los calabozos de la Comandancia. Josep Abad no pidió que se avisase a nadie. El empresario catalán pasó mucho miedo en las horas previas a su detención. Se ocultó esa noche en casa de Demetrio, llamando a la limpiadora de su casa para que echase un vistazo por si había algún coche en la calle. El Almirante sabía que algo malo pasaría con aquellos locos con placas de espías, especialmente con Nacho. Se inquietó muchísimo cuando supo que el primer detenido no había sido Nacho, sino José Antonio.
Denegada la libertad.
Hace dos días, el miércoles pasado, la juez instructora, ha denegado la puesta en libertad de Josep Abad Marcos y de José Antonio Mateos Acedo. Según fuentes conocedoras del Auto, la magistrada considera que dejarles en libertad supondría un posible peligro para las víctimas supuestamente extorsionadas que han declarado contra ellos en este procedimiento. 
 
Es evidente que faltan capítulos por escribir de este culebrón judicial, político y económico que azota nuevamente los bajos fondos de Andalucía en Almería. Evidentemente faltan datos, confirmaciones, declaraciones, alegaciones, explicaciones lógicas a esta película de espías, pero sobre todo falta conocer la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.
 
Por ejemplo conocer fehacientemente, con documentos del Ministerio de Defensa, que José Antonio Mateos Acedo no es un funcionario público con importantes responsabilidades en el Ejercito y en la inteligencia española, tal y como queda evidenciado en muchas declaraciones del sumario. Confirmar eso parece que es una información vital para que la Justicia pueda cumplir con su función y, en cierta medida, se aclare algo más este monumental lío.
 
Por otra parte en solo unos días se espera que se avance en la clarificación de los contactos políticos mantenidos por los imputados con autoridades de Almería. Gabriel Amat se espera que responda a IU en el pleno de la Diputación de final de mes donde le han preguntado por escrito. En el Senado se espera respuesta del gobierno a la pregunta del senador Socialista Juan Carlos Pérez Navas a cuenta del sub delegado del Gobierno y sus reuniones con algunos imputados.
 
Mientras todo eso sucede, aterrizan por Almería personas vinculadas al grupo con intereses diversos. Apoyos discretos y damnificados inquietos. Todos se marchan convencidos de que en pocos días, Acedo y Abad, saldrán por la puerta principal de El Acebuche.
 
Como ven quedan aún muchas preguntas en el aire.
Nota del autor: Como comprenderá el lector que ha sido capaz de llegar hasta aquí, este asunto es complejo dada la maraña de personajes y situaciones fuera o en el borde de la Ley. Precisamente por esta razón queda abierto, como siempre, el canal de comentarios para que cualquier dato o circunstancia que deba ser modificada o corregida se aporte. También valen opiniones. Tengo por norma publicar todos los mensajes que llegan, salvo que resulten ofensivos para la dignidad de las personas. El único interés que me guía, como siempre, es aportar información veraz a mis lectores, especialmente si esa información no gusta a los poderosos y pretenden ocultarla. Y a veces hasta lo consiguen. Creo que este es uno de esos casos. Gracias.
P.F.

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