El estudio se ha basado en un análisis cualitativo a partir de entrevistas a 47 mujeres inmigrantes, en las que las subsaharianas "han contado que las insultan por la calle, las tachan de prostitutas, o que el color de su piel les perjudica para encontrar trabajo", ha especificado la investigadora, Pilar Moreno.
En cuanto a las inmigrantes procedentes de países del Este de Europa, Moreno ha destacado sus prejuicios contra los autóctonos por considerar que ellas tienen una cultura superior, algo que la investigadora ha relacionado con el hecho de que muchas son universitarias pero se ven obligadas a trabajar en empleos que no están al nivel de su cualificación.
Por su parte, la mayoría de las mujeres de origen magrebí que han sido entrevistadas han señalado que se sienten discriminadas frente a las latinas a la hora de encontrar trabajo por diferencias como la vestimenta o la alimentación, "aunque se defendían diciendo que ellas eran mucho más limpias que las hispanas", ha explicado Moreno.
Las latinas son las que muestran un mayor grado de satisfacción, sentimiento que varía en función de su situación legal en el país y de si cuentan o no con un contrato laboral.
En conjunto, entre los objetivos por los que emigraron, las entrevistadas han mencionado mejorar la calidad de vida; vivir tranquilas, "frase que utilizan mucho", ha especificado Moreno; y tener un buen sueldo.
Muchas han llegado a España por reagrupación familiar, "pero hemos encontrado que las más jóvenes y que no tienen pareja e hijos hablan de la emigración como un proyecto personal, una aventura para mejorar", ha señalado la experta.
Respecto a su relación con el ámbito laboral, Moreno ha apuntado que casi todas se han mostrado de acuerdo en que trabajar de interna en una casa para cuidar de alguien "es como estar en una cárcel", y las que han encontrado otro trabajo "aseguran que no volverían".
Otra de las conclusiones del estudio es que, al margen de su procedencia, todas se sienten explotadas debido a que, según han relatado, no se respetan los contratos y abusan laboralmente de ellas.
Las protagonistas del estudio son, en opinión de Moreno, víctimas de "la triple marginación que supone ser mujer, trabajadora e inmigrante".
Ha lamentado que todas hayan mostrado "sumisión" respecto a la situación laboral en la que se encuentran, "ya que están capacitadas para ocupar puestos mas cualificados, pero se conforman con lo que tienen por no arriesgar".
La investigadora ha llevado a cabo otro estudio de carácter cuantitativo cuyo objetivo era ver qué diferencias había entre hombres y mujeres inmigrantes y que concluye que, "pese a que ellas están en peores condiciones y muchas sin contrato, se muestran igual de satisfechas".
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