ALMERÍA.- Más de 30 empresas desarrollan este verano actividades de turismo activo
en el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar con autorización
administrativa para operar excursiones en embarcaciones a motor, rutas
en barco o salidas en kayak desde los canales náuticos habilitados con
control de grupos y acceso limitado.
En concreto, 19 empresas
cuentan con autorización para excursiones marítimas con embarcaciones a
motor o rutas en barco, mientras que otras 14 están habilitadas para
organizar salidas guiadas en kayak, según los datos recopilados.
En el caso del piragüismo, la normativa
establece un máximo de 12 kayaks por grupo durante el verano y hasta 15
fuera de temporada, con una distancia mínima obligatoria de 500 metros
entre empresas para evitar aglomeraciones.
Tanto las empresas
de kayak como las de rutas en barco deben cumplir durante el verano con
lo previsto en los planes municipales de servicio de temporada, y contar
con autorización específica de los ayuntamientos.
Las embarcaciones a
motor no pueden realizar transporte hasta las playas, ni sobrepasar las
zonas balizadas, y deben salir y regresar por el mismo canal.
El alquiler de embarcaciones solo puede efectuarse desde instalaciones
portuarias, no desde los canales de playas urbanas. A ello se suma la
exigencia de contar con autorización de la Demarcación de Costas para el
uso del Dominio Público Marítimo-Terrestre.
El vocal de la
Asociación de Empresas de Kayak de Almería (Aekal) y responsable de la
empresa Activa, Gustavo López, ha advertido de que la primera mitad del
verano se ha visto marcada por una notable caída de visitantes, con
cifras "más flojas incluso que hace más de un lustro".
Según
ha explicado, la última semana de junio fue positiva,
pero "las dos primeras de julio han sido muy malas no solo para nuestra
empresa, sino para todo el parque, con un descenso increíble de
visitantes".
Entre las causas, López ha apuntado al calor y a
un modelo de crecimiento que ha superado la capacidad del entorno: "Cabo
de Gata está muriendo de éxito".
"Cada vez vienen más personas, pero
las infraestructuras son las mismas. No hay transporte público entre
pueblos, los accesos a las playas son más complicados y el destino se
está encareciendo para los servicios que ofrece", ha manifestado.
Su empresa, según ha señalado, lleva una década sin subir precios,
aunque ha admitido que el contexto ha impactado en su actividad.
"Nuestro barco, que siempre va lleno, ha registrado en julio una bajada
de casi el 50 por ciento. No se trata de un caso puntual, lo mismo
ocurre con restaurantes y alojamientos de la zona".
Sobre la convivencia con otras actividades como las motos acuáticas,
López ha descartado que supongan una competencia directa.
"Son perfiles
totalmente distintos. El que hace kayak busca naturaleza, deporte y
contacto con el medio ambiente. Es un público muy respetuoso".
En ese sentido, ha defendido que el kayak debería ser considerado "una
herramienta de promoción del parque, no una amenaza. Es una actividad
inocua, silenciosa, que transmite valores y conciencia ambiental".
López ha criticado la falta de apoyo institucional para este tipo de
turismo y ha puesto como ejemplo la ausencia de transporte público, los
elevados precios de los desplazamientos desde zonas cercanas como
Retamar o Roquetas de Mar, y las dificultades para acceder a las playas
sin vehículo propio.
Pese a ello, ha reconocido que la segunda
mitad de julio ha comenzado a mostrar signos de recuperación.
"Ya se
nota más movimiento, y agosto será como en todos los sitios. Pero la
tendencia general es preocupante".
Ante esta situación, el
vocal de Aekal ha animado a las administraciones a apostar por un modelo
de desarrollo sostenible real.
"Este destino tiene un gran potencial,
pero hace falta voluntad política y planificación. Promover el turismo
activo y el respeto por el entorno debería ser prioritario", ha
insistido.

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