ALMERÍA.- El equipo de investigación del Seprona de la Guardia Civil de Almería ha avalado que la muerte de cuatro gacelas y un arruí de especies amenazadas en la Finca Experimental de La Hoya de Almería el pasado mes de junio coincidiendo con el ciclo musical de Alamar podría estar relacionada con el "estrés" inducido a los animales por los conciertos, lo que "jugó un papel crucial en la mortalidad" de los ejemplares.
Así lo recoge el informe pericial de la Guardia Civil aportado a la causa que instruye el Juzgado de Instrucción nº 2 de Almería para determinar si existe o no responsabilidad del Ayuntamiento de Almería en torno a la muerte de los ejemplares debido a la celebración los espectáculos en una zona aledaña a la reserva pese a las advertencias de los científicos para que fueran desplazados a otras localizaciones.
El documento respalda en sus conclusiones las necropsias que los veterinarios de la EEZA realizaron a los ungulados, de modo que las mismas revelaron "posibles muertes debido a traumatismos severos" que, en su caso, derivaron de episodios de fuerte estrés en las gacelas y arruís.
En este sentido, se contempla la hipótesis de que el estrés agudo vino provocado por el ruido durante los conciertos, ya que esto "pudo haber desencadenado reacciones de pánico en los animales, golpeándose repetidamente contra estructuras del centro" y desembocando en la muerte de cinco animales, uno de ellos aún en estado de gestación, según expone el informe.
Para el Seprona, la presencia de los conciertos que se celebraron en el parque Jardines Mediterráneos, junto a la reserva sahariana, entre el 19 y 22 de junio, supusieron la exposición de los animales a "varios días con niveles sonoros de gran intensidad".
Este aspecto se suma a las características de los animales en cuestión, los cuales "son muy sensibles a modificaciones ambientales y ruidos fuertes", de modo que el conjunto podría "haber impactado en la salud y el bienestar de los ejemplares".
Con ello, tiene en cuenta para su pericial el propio informe del EEZA-CSIC, en el que se indicaba que el "ruido intenso puede afectar a la salud auditiva de los ungulados, provocando un daño que puede ser crónico y que afecte a su posterior función como animales fundadores".
No obstante, sobre este aspecto, el Seprona apunta que no le es posible discernir en base a la información recabada si los animales del centro sometidos al impacto acústico de los conciertos habrían sufrido "un daño auditivo temporal o permanente".
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