ALMERÍA.- Las aguas cristalinas del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar esconden en
Almería un mundo fascinante y desconocido: las cuevas marinas sumergidas
y semi-sumergidas.
Son formaciones fruto de miles de años de
interacción entre el mar y el sustrato principalmente volcánico que
caracteriza este litoral, un ejemplo del rico patrimonio natural que
alberga este espacio protegido.
La Junta de Andalucía ha
señalado en una nota que "con medidas de conservación y sensibilización
trabaja para preservar este delicado ecosistema, clave en el equilibrio
ambiental del Mediterráneo".
El Parque Natural Cabo de
Gata-Níjar, con sus más de 49.000 hectáreas protegidas, es uno de los
más importantes parques marítimo-terrestres de Andalucía.
Declarado Reserva de la Biosfera (1997), Zona de Especial Protección de
Importancia para el Mediterráneo (ZEPIM, 2001) y Geoparque Mundial
(2006) por la UNESCO, combina paisajes volcánicos únicos, como
acantilados y playas, con extensas praderas de Posidonia oceánica y
hábitats costeros que sustentan una biodiversidad extraordinaria.
Con más de 12.000 hectáreas marinas, es hogar de especies
emblemáticas como la lapa ferruginosa, catalogada en peligro de
extinción, y una gran variedad de especies de flora, de invertebrados,
peces y aves marinas.
El Parque cuenta con una red de
infraestructuras para la interpretación ambiental, como el Centro de
Visitantes Las Amoladeras y el Jardín Botánico del Albardinal, que
ofrecen información sobre la fauna, flora y geología del entorno. Las
instalaciones son el punto de partida para explorar la riqueza de este
espacio protegido, tanto en su superficie como bajo el agua.
Actualmente, se han identificado 19 cuevas marinas en el Cabo de Gata,
según el inventario realizado en el marco del programa europeo LIFE IP
Intemares. Estas cuevas, algunas de las cuales superan los cuarenta
metros de longitud, son hábitats fundamentales para invertebrados, peces
y otras especies marinas.
Si bien se conocen con bastante
precisión algunas de sus comunidades marinas, como las praderas de
Posidonia oceánica o de Cymodocea nodosa, ambas consideradas Hábitat de
Interés Comunitario, hasta el momento no se habían estudiado en
profundidad las comunidades de sustrato rocoso de este espacio.
Los trabajos realizados por la Junta de Andalucía dentro del Proyecto
Life IP Intemares se han centrado en dos hábitats con esta misma
consideración a nivel europeo: las "Cuevas marinas sumergidas y
semisumergidas" y los "Arrecifes".
El hábitat de las cuevas
marinas incluye cavidades situadas bajo el nivel del mar o expuestas al
mismo, al menos en marea alta. Sus paredes, techos y fondos ofrecen un
entorno idóneo para el desarrollo de comunidades biológicas que se
encuentran en estas cavidades, así como una protección para muchos
organismos frente a depredadores y condiciones ambientales adversas.
Entre las especies propias de estos ambientes umbríos destacan
crustáceos, esponjas, moluscos y algunas especies de peces endémicos.
Igualmente, estas cuevas juegan un papel fundamental en la reproducción y
protección de diversas especies. Oscuridad y relativa inaccesibilidad
las convierten en lugares ideales para el desove y cría.
El
mapeo detallado de estas formaciones, realizado como parte del programa
Proyecto LIFE IP Intemares, ha permitido consolidar un registro
exhaustivo de este tipo de hábitat en Andalucía. Este trabajo ha sido
esencial para implementar medidas de conservación adaptadas a las
particularidades de estas cavidades.
Por su
parte, el Hábitat de Interés Comunitario 'Arrecifes' contempla
comunidades marinas de sustrato rocoso, así como sustratos de origen
biogénico, sumergidos al menos en la marea alta, que pueden extenderse
fuera del agua formando acantilados costeros o situarse a mayores
profundidades mar adentro.
La excepcional riqueza geológica
del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar se refleja en una gran
diversidad de estas formaciones en sus fondos. Los trabajos realizados
en el Proyecto LIFE IP Intemares han permitido inventariar más de 150
comunidades marinas diferentes, de las cuales en torno a 100 son
comunidades de sustrato rocoso o arrecifes.
De los 15 espacios
protegidos objeto de este proyecto europeo, Cabo de Gata-Níjar destaca
en este sentido al poseer la mayor diversidad de comunidades marinas en
general, y especialmente en lo que se refiere a fondos de arrecife.
Algunas de estas comunidades son especialmente destacables, como los
arrecifes de vermétidos, constituidos por pequeños moluscos (Dendropoma
lebeche, especie incluida en los Catálogos Español y Andaluz de
Especies Amenazadas), en asociación con algas calcáreas que en Cabo de
Gata poseen las mejores poblaciones a nivel regional y algunas de las
más destacables también en el ámbito nacional.
Por otro lado,
a nivel cartográfico, se han desarrollado estudios de modelización
destinados a delimitar con mayor precisión las áreas de arrecifes de
este espacio protegido.
Tanto en el caso de las cuevas
marinas como de arrecifes, además del inventario y avance en el
conocimiento a nivel biológico y ecológico de sus comunidades, se ha
llevado a cabo un seguimiento del estado de conservación y presiones
detectadas sobre las mismas, y se está desarrollando un estudio de
capacidad de carga a nivel regional de los espacios protegidos
contemplados en el proyecto.
En este sentido, en el caso de
las cuevas, se realiza seguimiento periódico de algunas de estas
cavidades utilizando el índice de calidad CavEBQI, adaptado al mar de
Alborán, para evaluar el estado de las cuevas y detectar posibles
alteraciones.
Conscientes de la importancia de las cuevas, la Junta de Andalucía tiene
establecidas medidas para garantizar su conservación a largo plazo. La
regulación del acceso es una de las herramientas principales.
Actividades como el buceo y el uso de kayaks están permitidas únicamente
en condiciones controladas, asegurando que los visitantes puedan
disfrutar del entorno sin comprometer su integridad.
Esta
regulación implica, además de las limitaciones, oportunidades para
promover un turismo sostenible y respetuoso. Las visitas guiadas y
actividades interpretativas permiten a los visitantes comprender la
importancia de estas formaciones y el papel que desempeñan en el
ecosistema marino.
La educación ambiental se convierte así en
una herramienta clave para sensibilizar a la población sobre la
necesidad de proteger este patrimonio natural. La preservación de las
cuevas marinas del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar no sería posible
sin un enfoque integral que incluya la educación y la sensibilización.
Los centros de visitantes del parque, como el Centro de Visitantes
Las Amoladeras, ofrecen información detallada sobre el valor ecológico
de las cuevas y otros hábitats del parque. Además, organizan actividades
didácticas que permiten a los visitantes comprender la importancia de
conservar este patrimonio natural.
Los centros de buceo de la
zona, que incluyen entre sus inmersiones visitas a algunas de estas
cuevas, son respetuosos con el medio y transmiten el empleo de buenas
prácticas a los buceadores que acceden a ellas.
Estas
iniciativas educativas, dirigidas tanto a turistas como a la población
local, refuerzan la idea de que la protección de las cuevas no es solo
una tarea de los gestores del parque, sino una responsabilidad
compartida.
Visitar estos espacios es también una invitación a conocer más sobre la riqueza del parque y las especies que lo habitan. Más información sobre actividades y visitas se puede encontrar en el portal Ventana del Visitante: Cabo de Gata-Níjar.
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