miércoles, 1 de enero de 2020

La desesperación de 300 profesionales argentinos que viajaron a España con una visa para buscar trabajo pero están desocupados

 Consulado general de España en Buenos Aires

BUENOS AIRES.- A Javier (37) lo invade la impotencia y la angustia. No habla de engaño sino de desconocimiento por parte de las autoridades españolas de su propio mercado laboral. Este experto informático, de 37 años, forma parte de un grupo de 300 argentinos que se encuentran varados y desorientados en España luego de aplicar al Programa Visar, que ofrece visas de búsquedas de trabajo por tres meses a hijos y nietos de españoles que por distintos motivos aún no tienen la nacionalidad, se escribe en www.infobae.com
Motivado por su mujer, que fue quien se enteró de esa iniciativa, terminó seducido por los supuestos beneficios que tendría y decidió renunciar a su trabajo en busca de un futuro mejor para su familia.
Tras un sinfín de trámites, que incluían la certificación de títulos universitarios y constancias de empleos anteriores, Hernán resultó electo entre más de 3.000 aspirantes y se mudó a un pueblito cerca de Barcelona, donde un conocido le facilitó una vivienda.
“Le exigieron 1600 euros demostrables para otorgarle la visa laboral más el pago de un carísimo seguro de viaje para poder participar, todo con la promesa de que al cabo de un año podría iniciar los trámites para obtener la ciudadanía y llevar a su familia para allá”, contó Sabrina, su mujer.
El convenio con la Consejería de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social de España en Argentina se celebró entre julio y agosto de este año. Desde que comenzó la recepción de solicitudes, desde el 1 de abril al 31 de mayo, la Secretaría de Estado de Migraciones española seleccionó 1.084 candidatos pero solo 450 pudieron concretar el viaje.
Los elegidos fueron científicos, contadores, ingenieros, especialistas en marketing y en finanzas. ¿El motivo? son los puestos vacantes que no logran cubrirse porque no hay expertos de esos rubros en el país.
Con el visado, los argentinos estaban habilitados para buscar trabajo durante tres meses, que era el tiempo legal para hacerlo, y tratar de conseguir un contrato laboral por un año para extender la autorización de residencia y luego solicitar la nacionalidad española. El que no lo lograba, debía volverse a la Argentina. Y ahí se desató el problema.
“Lo que nadie informó es que los contratos del mercado laboral allí son de tres meses, algunos con renovación de otros tres meses o bien de seis meses. Es decir, piden un contrato de un año que es casi imposible de conseguir. Esto hizo que haya muchísimos argentinos varados en España sin conseguir trabajo y gastando el poco dinero que les queda”, denunció Daniel (37), de profesión economista, quien se encuentra en Madrid junto a su hermana psicóloga (30) y sus permisos para buscar empleo vencen el 5 de enero.
De acuerdo al relato de los damnificados, hay dos barreras que impiden que ese programa sea exitoso: la imposibilidad de conseguir un contrato indefinido con un salario mínimo (que es 900 euros en promedio) y la falta de un Número de Identidad de Extranjero (NIE) carnet (ellos viajaron con un NIE provisorio). Dicen que en los programas Work and Travel de Alemania y Suecia esto no sucede porque, a diferencia de ellos, “ya viajan con la documentación definitiva”.
“España tiene uno de los mercados laborales con mayor flexibilidad del mundo. Los contratos que priman son los temporales con jornadas parciales de 4 horas y hasta contratos mercantiles, que serían equivalentes al Monotributo argentino. Los mismos españoles nos decían que ese contrato indefinido que nos pedía la Embajada es imposible de conseguir hasta por los propios españoles”, relató Daniel, quien además contó que las aseguradoras, las financieras y las empresas de energía son las únicas que ofrecen esos contratos mercantiles.
De hecho, un informe de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras de España denunció el “crecimiento desorbitado de los contratos temporales de corta o muy corta duración”. De los 20,7 millones de contratos registrados en 2019, unos 18,7 millones (90%) son temporales, cifra muy superior a la de 2007. Tal es así, que solo 10 de cada 100 contratos formalizados en el último año son indefinidos.
Los pocos argentinos que pudieron sortear el obstáculo de conseguir empleo se encontraron con la segunda barrera. Sus empleadores solo tomaban como identificación válida el NIE carnet y no el código provisorio que les habían dado desde el gobierno español. Pero la situación se complicó aún más cuando trataron de explicarles que ellos formaban parte del Programa VISAR y que esa credencial no la tenían, y los empresarios les respondieron que desconocían de su existencia.
“Planteé ese tema en las ocho entrevistas laborales que tuve y ninguno de ellos estaban enterados del VISAR ya que el programa casi no tuvo promoción”, se quejó Javier.
Desde la Embajada de España en Argentina, en tanto, admiten que el programa tiene algunas falencias pero las atribuyen a que se trata de una prueba piloto. “Sabemos que es difícil conseguir un contrato por un año, pero eso lo dice la Ley de Extranjería, que es la que habilita a hacer los visados. Al ser un programa piloto estamos tratando de hacerle entender a los empleadores que es necesario hacer un contrato de esa duración. Todos los días tenemos mails de gente con ese problema y estamos trabajando para ayudar a aquellos casos donde el contrato se frustra por problemas burocráticos”, explicaron a Infobae fuentes de la Embajada.
También reconocen que “más allá de que el programa sea nuevo es difícil que todos los empleadores lo conozcan” y ponen como ejemplo que con los grandes programas de empleo “pasa lo mismo”.
“Estamos convencidos de la necesidad del Programa VISAR por la estructura demográfica de España. En los próximos años van a faltar profesionales en varios rubros porque la pirámide de población está invertida. Hay más gente mayor que joven. Sabemos que al ser la primera edición del programa puede haber problemas de comunicación”, precisaron las autoridades españolas.
Otro de los obstáculos que encontraron los argentinos es que los empresarios españoles deben abonar una tasa de 200 euros y contratar un gestor para hacer el trámite del alta de los extranjeros. “Hubo gente que decidió pagarle de su propio bolsillo al gestor con tal de que los contraten”, señaló Daniel, quien quedó seleccionado en varios trabajos pero en todos lo descartaron por no tener la documentación al día.
“Me pasó con una consultora económica muy grande de Madrid. Imaginate que si ellas no hacen el esfuerzo menos lo van a hacer las pequeñas empresas. Y también me pasó que una inmobiliaria me quería hacer un contrato por año pero el trabajo era de cuatro horas y el programa te exige una jornada completa”, se lamentó el economista.

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