sábado, 15 de diciembre de 2012

La caída de Goliat / Gabriel Sánchez

Nervioso, muy nervioso está “el César”, según me cuenta un diputado popular refiriéndose a su jefe. Se refiere a Gabriel Amat y en consecuencia al 'caso Auditorio'. Excusas, muchas al parecer son las que éste se ha encontrado “no está, ahora no se puede poner, le digo que le ha llamado” y es que viendo la que se avecina algunos ya empiezan a poner pies en polvorosa alejándose del pirómano que pudiera hacerlos arder. Arenas por ejemplo ¿donde está que no se deja ver por Almería y, más concretamente, por Roquetas de Mar como antes lo hiciese?

Y es que ya se sabe cuando el barco se hunde, las ratas son las primeras en saltar, no me refiero a ninguno de los políticos nombrados, Dios me libre, es tan solo un símil para que entiendan que mientras todo va bien y hay comida en la olla a ver quien es el guapo que no coge la cuchara, pero cuando ésta se vacía los invitados comienzan a desaparecer.

Ayer los teléfonos echaban humo después de que Mario Jiménez tocara la línea de flotación del intocable caudillo de los populares poniendo la duda sobre ese dinero gastado (por demás poca cosa: 1.300 millones de pesetas) y del que la Fiscalía aún no ha pedido explicaciones aunque bien es verdad que se espera que lo haga.

Aseguran que Amat estuvo ayer recabando apoyos, ¡es listo el jodío!, que diría el tío Manuel
viendo lógico que quiera conocer si las ovejas que tiene en el redil son suyas, también que Soler estuvo llamando a los que el cree que todavía son sus vasallos, esos a los que puso él, dicen que quiere parar esta “sin razón”. 
 
Por lo poco que sé casi nada en comparación a lo que no sé, hubo además llamadas cruzadas entre dirigentes socialistas de los que mandaban antes y dirigentes populares de los que mandan ahora. Es ahora cuando los intermediarios de unos y otros pretenden intervenir, me acaban de confirmar, lo harán antes de que la sangre llegue al río, siendo ellos los que acercarán posturas y pondrán cordura a esta bomba a punto de explotar.

Si lo hacen será, en cualquier caso, como abrir la caja de Pandora pues no tengan duda de que empezarán a aflorar otros asuntos de mayor calado que éste y donde podremos ver que no es oro todo lo que reluce, ni el paisaje es tan bonito como nos lo ha pintado Gabriel Amat, por muchas palmeras con las que inundemos Roquetas.

Y si el mérito de esta arriesgada apuesta hay que ponerlo en el casillero de Sánchez Teruel, al
que seguramente la responsabilidad como secretario general de los socialistas almerienses no le permitía seguir callado, también lo serán las consecuencias que, de menear la mierda, se originen, pues este primer paso es tan solo la punta del iceberg que afecta al contubernio político en el que durante más de una década ha estado sumida la provincia de Almería y de lo que bien pudieran hablar algunos periodistas a los que se les ha cerrado la boca siguiendo las consignas dadas desde la dirección del medio de comunicación en el que trabajan. 
 
(Debo recordar que los periódicos viven principalmente de la publicidad y que quien reparte el pastel no es otro que quien gobierna la Diputación y, en consecuencia, los pueblos de su signo político; y éste, mal que nos pese, no es otro que Amat).

No sé que ha sido, lo que le ha hecho a Sánchez Teruel lanzarse a la arena a porta gayola delante de un mihura de la política, como es Gabriel Amat, y dejar de ser el chico bueno, prudente y mindundi (según alguno de los suyos, del que me reservo el nombre), tachado de “martinista” y de ser no más de una prolongación de todo anterior, incluido lo malo. 
 
Tal vez haya visto la necesaria regeneración que tenía que hacer del barco a la deriva que se encontró después de la perdida de credibilidad en la que Martin Soler había sumido al partido o, tal vez, ha sido su propia conciencia que no le permitido seguir haciéndose el ignorante y, tomando el toro por los cuernos, dar un paso hacia adelante sin importarle quien caiga, incluidos aquellos de los suyos que no hayan obrado de acuerdo con la ley.

Hay quien asegura que Adela Segura, guerrillera como pocas, ha tenido mucho que ver. No me extraña, en otras batallas peores la he visto y puedo asegurarles que jamás la he visto perder.
Esperemos que a muchos se le empiece a caer la venda de los ojos y empiecen a ver a estos salva patrias como lo que son: hombres de carne y hueso, poderosos, no lo dudo, pero no por eso impunes ante la ley aunque cuenten con amigos importantes dentro del ámbito judicial.

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