sábado, 21 de enero de 2012

Amenazan con suicidarse 70 marroquíes en una protesta laboral

RABAT.- Unos 70 marroquíes sin empleo amenazaron con un "suicidio colectivo" el viernes al intentar marchar a canteras de fosfatos cargados de explosivos a menos que se les diera trabajo en el monopolio estatal de fosfatos OCP, según las autoridades locales.
 
La policía intervino por la fuerza para disolver la protesta cerca de la ciudad sur de Benguerir y detuvo a seis personas acusadas de instigadores, según las autoridades. No había más detalles disponibles en un primer momento.
Se trata de la última de una serie de llamativas protestas. El miércoles, cuatro licenciados en paro se prendieron fuego con petróleo en el centro de la capital, Rabat, emulando el acto de un vendedor tunecino de verduras que dio inicio a las revueltas de la 'primavera árabe' el año pasado.
Los licenciados sufrieron quemaduras pero sobrevivieron al incidente, durante una protesta para presionar a las autoridades para que dé empleos públicos a licenciados universitarios, según los medios marroquíes.
El viernes, un tribunal de la ciudad de Safi, en la costa del Atlántico, sentenció a 10 personas a pasar cuatro años en prisión y pagar onerosas multas por incendiar propiedad pública y atacar a la policía durante unos disturbios en torno al desempleo registrados allí en agosto.
Uno de los condenados es un activista local, Abdeljalil Akadil, que según el principal grupo de derechos humanos del país, AMDH, fue torturado durante tres días tras su detención para obligarle a admitir su participación en los disturbios. El tribunal sentenció a otras seis personas a cuatro meses de prisión por su implicación en los sucesos.
Safi y Benguerir está en una región con el segundo PIB per capita de Marruecas, la mayor tasa de pobreza y las mayores desigualdades de ingresos, según datos oficiales.
El rey Mohamed VI, el mayor accionista privado en la economía nacional, valorada en 100.000 millones de dólares, reaccionó con rapidez cuando centenares de miles de personas protestaron el año pasado pidiendo una monarquía al estilo de España o Reino Unido, un poder judicial independiente y que se combatiese la corrupción.
El monarca cedió algunas competencias a funcionarios electos y adelantó en casi un año unas elecciones que los islamistas moderados del Partido Justicia y Desarrollo ganaron en noviembre.
En Imider, el pueblo del sudeste donde están las mayores minas de plata del país, cientos de personas llevan dos meses celebrando sentadas en protesta por los menguantes acuíferos locales, y que acusan a la empresa minera de estar sobreexplotando.
Casi un tercio de los jóvenes marroquíes están en paro, la pobreza afecta en torno a un cuarto de los 33 millones de habitantes del país y hay quejas persistentes por una educación ineficiente, nepotismo y corrupción extendida.
"La gente intenta llamar la atención de los que están al mando sobre sus dificultades. No se sienten iguales ante la justicia o en términos de acceso a cualquier oportunidad que haya disponible", explicó Jadiya Ryadi, que dirige AMDH.

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